85/100
15 de agosto de 2025
Loma Vista Recordings
La banda comandada por Tim McIlrath regresa con su décimo trabajo de estudio, un disco que no pretende redefinir el género, pero sí reafirmar con contundencia su sello sonoro. Rise Against vuelve a entregar una dosis sólida de hardcore melódico cargado de mensaje social y compromiso, algo que parece más necesario que nunca en estos tiempos convulsos. Hacer música en el siglo XXI no es tarea fácil, pero los de Chicago no bajan los brazos: siguen apostando por su esencia con una determinación admirable.
Lejos de caer en fórmulas cómodas, el grupo opta por un enfoque directo, sin florituras: 12 canciones compactas, precisas, donde sólo una supera los cuatro minutos. Aquí no hay lugar para la sobreproducción ni los artificios digitales. En cambio, abrazan la crudeza, dejando de lado samplers, voces demasiado limpias o arreglos quirúrgicos, en favor de una estética más orgánica y visceral.
Este álbum destila la versión más auténtica de Rise Against. Desde el arranque con “Nod”, primer sencillo y carta de presentación, se percibe la mezcla explosiva entre el punk de los 70 y el grunge de los 90, todo envuelto en un estribillo inolvidable que justifica con creces su elección como adelanto del disco.
“I Want It All” —que no, no es un cover de Queen— abre con una base de guitarra rítmica sencilla pero efectiva, que sirve de hilo conductor. Aquí, la voz de McIlrath cobra todo el protagonismo, moviéndose con soltura entre la melancolía de las estrofas y la explosión vocal del estribillo. La canción logra ese equilibrio emocional que te arrastra de un extremo a otro con naturalidad.
Temas como “Ricochet”, que da nombre al álbum, o la destacada “Damage is Done” apuestan por un enfoque más melódico e introspectivo, con resultados especialmente emotivos.
En “Us Against the World”, una voz cargada de melancolía da paso a una atmósfera sombría y nostálgica. Hay un sentimiento latente de pérdida, de derrota silenciosa, reflejo del caos actual, que también se traslada a las letras. La sensación de que el mundo está al borde del abismo se convierte en un hilo narrativo del álbum.
“Black Crown” introduce un interesante juego de voces y recupera tonalidades mayores, aportando una energía positiva sin perder fuerza. Por su parte, “Sink Like A Stone” —aunque no sea un homenaje a Dylan— trae ecos del rock ochentero y se erige como uno de los temas más versátiles del disco.
“State of Emergency” destaca por el uso de distorsión en voces y coros, configurándose como uno de los himnos más combativos del álbum, justo antes de dar paso a la íntima balada “Gold Long Gone”.
El cierre llega con “Prizefighter”, una canción ya conocida por el público y que, con razón, se ha ganado el favoritismo de muchos, incluido nuestro codirector.
A 25 años del lanzamiento de The Unraveling, Rise Against demuestra que sigue en plena forma. Este regreso a sus raíces es prueba de que no necesitan reinventarse para seguir siendo relevantes. Su integridad artística y energía permanecen intactas, recordándonos por qué siguen siendo una de las voces más firmes del punk rock contemporáneo.

Nanotecnóloga y química de formación y amante de la música como pasión. Me gusta la música en todas sus vertientes. Empecé tocando el violín y de la música clásica pasé al rock y al metal (mis primeras bandas fueron AC/DC y Mägo de Oz, por supuesto). No tengo muchas bandas predilectas, aunque Rulo siempre encabeza el podio. Helloween, Volbeat o Greta Van Fleet le siguen de cerca. Mis gustos han cambiado a lo largo de los años pero siempre abierta de mente, así que le doy al hard rock, al power, al death metal (melódico) y a todo lo que me haga descubrir cosas nuevas o me sepa impresionar.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.