Ratones Paranoicos: la mítica banda argentina se despide de Barcelona y de la música

Ratones Paranoicos

13 de febrero de 2025

Razzmatazz (Barcelona)

Organiza: The Big Pogo

Crónica: Markceröck

Fotos: Markceröck

Hablar de Ratones Paranoicos es hablar de una banda que se convirtió en un emblema del rock barrial argentino, con ese sonido “stone” inconfundible que marcó a varias generaciones. Su música trascendió décadas, acompañando las noches de quienes crecieron con la esencia del rock and roll más crudo y directo. Este 23 de febrero de 2025, la mítica banda aterrizó en Razzmatazz, Barcelona, para ofrecer un show que se sintió como un viaje en el tiempo, pero también como una celebración de su historia.

 

No es cualquier gira. Última Ceremonia Tour 2025 marca su despedida definitiva de los escenarios, haciendo que cada concierto tenga una carga emotiva extra. La última vez que la banda tocó junta fue en Argentina, en el Hipódromo de Palermo, un 16 de septiembre de 2017. Desde entonces, sus integrantes tomaron caminos distintos, aunque Juanse, su icónico líder, mantuvo vivo el fuego del legado “paranoico” con su carrera solista. Sin embargo, Ratones Paranoicos es más que Juanse: es una hermandad, un pacto con la historia del rock en español. Y esa noche, en Razzmatazz, lo demostraron con creces.

 

Desde temprano, las inmediaciones del Razz estaban teñidas de celeste y blanco. Se respiraba la previa como si fuera un partido de la selección argentina en el Camp Nou. El público, en su mayoría argentino, encendía el ambiente con cánticos, banderas y una pasión desbordante. Un 99 % de la hinchada había cruzado el Atlántico con el corazón puesto en ese momento, mientras que unos pocos locales asistían, curiosos, a presenciar la leyenda en vivo.

 

 

A las 21:00 h, las luces se apagaron y el eco de “Carmina Burana” de Carl Orff se expandió por la sala. En las pantallas, imágenes de la trayectoria de la banda: festivales multitudinarios, noches épicas en Obras, himnos coreados por miles. Bajo una luz roja intensa, las siluetas de los cuatro integrantes emergieron en el escenario. Juanse, con su Gibson Les Paul de doble cutaway, encabezaba la formación, escoltado por Pablo «Sarcófago» Cano en la guitarra, Pablo «Maldito» Memi en el bajo y Rubén «Roy» Quiroga en la batería. La máquina estaba lista para rugir.

 

El arranque fue con “Ceremonia en el hall«, un tema que marcó el pulso de la noche desde el primer acorde. No hubo tiempo para aclimataciones: la banda sonaba firme, sin fisuras, como si nunca hubieran dejado de tocar juntos. De inmediato, “Sucio gas» encendió a la multitud, recordando ese sonido inconfundible, entre blues, rock y una actitud callejera intacta.

“Isabel” fue el primer himno en desatar la locura. Pancartas, camisetas con el logo de la banda y brazos alzados en un vaivén rítmico. Juanse, siempre parco en palabras, soltó un simple y efectivo «¡Hola, Barcelona!», antes de seguir con la tormenta sonora. La nostalgia se mezclaba con la euforia.

 

 

El punto de quiebre llegó con “Ya morí. Un fan, desbordado por la emoción, saltó al escenario, desatando el caos. Los de seguridad no sabían cómo reaccionar: el fervor de los asistentes era imparable. Los Ratones Paranoicos siempre generan esa sensación de cercanía con su público, y esta noche no era la excepción.

 

Canciones como “El Centauro» y “La nave» fueron un viaje al pasado. Sonaban como himnos, envueltos en un aura mística. La banda se mostraba en plena forma, y los fans lo sabían. Rainbow«, con su espíritu nocturno y rebelde, resonó como un eco de otras épocas, mientras que “Una noche no hace mal» fue una invitación al desenfreno. Luego, “Carol, en contraste, aportó una dosis de sensualidad rocanrolera.

 

Cuando llegó “Rock del pedazo«, el público ya estaba completamente rendido a sus pies. Desde los que vivieron el auge de la banda en los 80 y 90 hasta los más jóvenes, que crecieron con su música a través de vinilos heredados o plataformas digitales.

 

 

Para el tramo final, los Ratones se guardaron lo mejor. La secuencia de temas que siguió fue simplemente demoledora: “Caballos de noche, “Rock del gato y “Cowboy fueron dinamita pura. La sala era un torbellino de saltos, empujones y abrazos entre desconocidos unidos por una misma devoción.

 

El clímax llegó con “Sigue girando. La invasión del escenario ya era incontrolable, hasta que Juanse decidió ponerle fin de una manera muy suya: un par de palabras al último en subirse, y una despedida en forma de aplauso… en la cara. Pero lo mejor estaba por venir…

 

 

Como cierre definitivo, la banda regaló una versión extendida de “Para siempre«, el mítico tributo a Diego Maradona. Con los ojos cerrados, muchos coreaban la letra con un nudo en la garganta. El espíritu de D10S parecía flotar sobre la sala, entre cervezas al aire y abrazos de amigos que no se veían hace años.

 

Cuando las luces se encendieron, los cuatro músicos posaron para la foto final con el público de fondo. Una imagen que quedará grabada en la memoria de todos “pelusitas” presentes. Lo de anoche en Razzmatazz fue más que un concierto: fue una celebración, un ritual de despedida en el que se reafirmó la esencia de Ratones Paranoicos. Porque más allá del final de esta gira, su música seguirá sonando, en bares, en estadios, en corazones.

 

Ratones Paranoicos no solo hizo historia en el rock argentino, sino que la sigue escribiendo, hasta que el cuerpo aguante.

 


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