85/100
7 de noviembre de 2025
Century Media Records
Me tocaría reconocer que los fineses Omnium Gatherum no es una banda que nunca me haya llegado, y eso que les he podido ver sobre un escenario, pero nunca hice ese click mental. Y con We Burn Light the Way sí que me ha sucedido a la vez que me parece uno de los mejores discos de este 2025 que pronto se nos escapa. Markus Vanhala entrega su décimo disco y sube el nivel de calidad, que bebe especialmente de la dupla de guitarras que forma con “Jope” Koto y de la combinación de voces limpias y guturales. Gran disco…
Abre fuego la pieza introductoria titulada “May the Bridges We Burn te Light Way”, inversamente proporcional el largo título con la duración de la tonada, muy enérgica y positiva. Típica intro que da paso a las cosas grandes que se nos vienen. “My Pain” es una canción brillante que abre por todo lo alto un gran disco de la mejor forma posible. El equilibrio entre fuerza y melodía que consiguen en el tema es soberbio. Los growls de Jukka Pelkonen se suceden, avanzan hacia el puente, con unos arreglos muy Amorphis y todo se desencadena en el gran estribillo que lleva cargada la composición. Evocación, tristeza y melodía exquisita puramente “à-la-Nórdica”.
Y de la excelencia de la obra hay que pararnos en “The Darkest City”, espectacular composición que ya es uno de sus himnos más celebrados. Hay muchas capas, muchos detalles, pero la canción parece simple. La base rítmica es aplastante y no quedan lejos de Amon Amarth en los versos, pero vuelven a conseguir ese contrapunto melódico-gótico tan exquisito y que tan bien desarrollan. Destaquemos los geniales riffeados del capo Markus Vanhala, que de verdad que lo borda. “The Last Hero” es un tema más directo y combina la potencia con lo más rockero y sencillo de inicio, porque los detalles progs de cada uno de los temas sorprenden cuando los temas avanzan.
En “Walking Ghost Phase” hay actitud, con el grupo sonando directo a las primeras de cambio y con unos coros funcionales que recuerdan a Children of Bodom. Toda la canción tiene un deje a los del malogrado Laiho. No hay ornamentos ni arreglos excesivos y sí la dominancia total del bajo de Mikko Kivistö. “Ignite the Flame” tiene esos ecos y brumas tan Amorphis, que tan bien maridan con el estilo que practican Omnium Gatherum. Mucha pegada y la combinación excelsa de guturales con una música que pone la melodía en primera línea y en la que las guitarras son fundamentales y especialmente trabajadas.
Una de las canciones más divertidas y adictivas es sin lugar a dudas “Streets of Rage”, título que recuerda ese mítico juego de pandillas y mamporros de los 90 y que aquí viene aderezado con un pedazo de riff y un estribillo especialmente resultón. Corte ideal para ser tocado en directo. Esta no debería faltar. “Barricades” posee un inicio muy neoclásico para luego cabalgar sobre un death metal de toda la vida a lomos de la batería de Atte Pesonen y con esos arreglos en forma de melodías de guitarra que de verdad enamoran. Echan el pestillo con la bonita instrumental “Road Close Ahead”, muy atmosférica y brumosa de inicio. Es una coda con muchos teclados y un ritmo rockero mezclando post metal con sus habituales melodías quedando especialmente melancólica.
Excelente disco de una banda que lleva casi 25 años en la brecha, peleando por hacerse con un hueco dentro de una escena en la que hay muchas agrupaciones similares. Con We Burn Light the Way el grupo liderado por Markus Vanhala consigue el balance casi perfecto de melodía, agresividad, técnica y gancho. Hay hasta tres canciones que me parece que van a quedar como imprescindibles en sus futras descargas, y decir esto, es decir mucho de un grupo. Omnium Gatherum está, posiblemente, en su mejor momento.


Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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