Lecturas musicales: «Mercancía del horror – Fascismo y nazismo en la cultura pop» de Jaime Gonzalo

Mercancía del horror – Fascismo y nazismo en la cultura Pop

Autor: Jaime Gonzalo

2016 (Libros crudos

Cuando en 2011 estaba terminando mi libro sobre el Shock Rock: sexo, violencia y teatro, estuve más que tentado de abrir un capítulo sobre nazismo y rock. Sin embargo, ese capítulo crecía hasta convertirse en un libro entero… y eso sin tocar siquiera el black metal.

Jaime Gonzalo (colaborador de Ruta 66 y Popular 1) realizó un gran trabajo en Mercancía del horror (Libros Crudos, 2016), aderezado con citas, letras de canciones y una gran cantidad de datos sobre el fascismo y el nazismo dentro de la cultura de masas. Aunque toma el rock como eje central, aborda también otros aspectos culturales, como por ejemplo el fútbol.

Se trata de una obra de ensayo apoyada en la filosofía y la historia, así que, si esperas el clásico recorrido banda por banda de forma cronológica, quizá no sea tu libro ideal. El prólogo es bastante desconcertante, plagado de cultismos, algo redicho y rimbombante, pero al entrar en materia te atrapa, comenzando con los coqueteos de David Bowie en su etapa berlinesa.

MagmaKilling JokeLaibachDeath in JuneBlue Öyster CultRammsteinSiouxsie and the BansheesSpandau BalletSex PistolsThe Stranglers… son algunos de los nombres propios que, en algún momento de su carrera, jugaron con uniformes, imaginería y puestas en escena propias del nazismo. Elementos provocadores que escandalizaban al mundo, copaban portadas y estaban en boca del mundillo rockero. El libro también incluye pinceladas sobre las bandas hispanas que coquetearon con la estética fascista.

Pero más allá de la creencia política, el rock en particular —y la sociedad en general— ha ido absorbiendo la parafernalia nazi y su simbología hasta el punto de acuñar el término “nazi chic”. En algunos países hay líneas de ropa con esvásticas o incluso papeleras con forma de Hitler. Si ya no nos da miedo Atila o Vlad Tepes, el Empalador, ¿cuánto tiempo debe pasar hasta poder tomarnos a broma este funesto periodo de nuestra historia? Es lo que decía Woody Allen sobre la comedia: que era tragedia + tiempo.

Dependiendo del país en el que te encuentres, un saludo o una esvástica pueden provocar reacciones más o menos airadas (incluso penales). En España, cada semana nuestros políticos tildan gratuitamente a sus adversarios de nazis (Ad Hitlerum), un triste recurso que da muchas pistas sobre la dimensión política o mediática del emisor, ávido de crear una corriente de opinión.

Lo que sí hay que tener claro es que nuestros héroes eran jóvenes cuando empezaron, y lo horrible y lo prohibido tiene un hechizo que crea atracción, como bien defendía Umberto Eco en Historia de la fealdad. Es fácil que todo rockero que empieza vea en los guiños al nazismo una provocación perfecta para atraer atención, y eso no quiere decir que esté a favor de los postulados fascistas, ni mucho menos.

 

Errores o gamberradas de juventud que pueden pagarse caras a día de hoy, pues la Red de redes no olvida. The Exploited fueron atacados en Madrid por una antigua foto en la que posan junto a fans haciendo el saludo fascista; o Decibelios, que siguen siendo objeto de debate por su posición política, ya que tocaban con una inmensa bandera española como telón de fondo.

Los crímenes del nazismo constituyen uno de los momentos más oscuros de la historia de la humanidad. Pero siempre habrá personas fascinadas por esos uniformes, esas creencias esotéricas, esas armas secretas cercanas a la ciencia ficción, o esa búsqueda de símbolos paganos de poder, como el Santo Grial o la lanza de Longinos. En nuestra sociedad de masas, los villanos de Disney están claramente inspirados en el nazismo y su potentísima estética. En publicidad hay que estudiar a Goebbels; en arquitectura, las superestructuras nazis; y la cineasta de HitlerLeni Riefenstahl, logró imágenes de una belleza inusitada.

La mercancía del horror ha penetrado en nuestra sociedad, y siempre habrá bandas que coqueteen con ella. No hay más que recordar el saludo nazi de Phil Anselmo hace unos años. ¿Cree realmente el vocalista en el fascismo o simplemente quiere salir en portadas, generar debate y estar en boca de todos? Todo es reducible a la genial frase de Dalí: “Que hablen de ti… ¡aunque sea para bien!”.

 

Y el problema real que no teníamos en 2016 y que tenemos a día de hoy es que nuestras nuevas generaciones ven en el fascismo como una opción válida y aceptable, por lo que nuestro mundo a fallado estrepitosamente. Votamos a líderes de ultraderecha creyendo que los “dictadores” serán de “los nuestros”. Cuando lo que hay que pensar realmente en la posibilidad que un dictador sea justo lo opuesto de lo que creemos y defendemos. Futuro funesto y gran libro para hacernos pensar.

 


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