«Nuestro lugar en el mundo» de Inma Rubiales, publicado en marzo de 2025, es una novela juvenil romántica que narra la historia de Luka y Nora, dos jóvenes con pasados complejos que se ven obligados a convivir y fingir una relación para mantener las apariencias ante sus familias. A través de esta convivencia, ambos personajes exploran temas como la identidad, la autenticidad y el poder sanador de la música.
¿Y qué puede salir mal cuando intentas fingir una relación con el tío que peor te cae en el mundo, pero que (aunque no quieras reconocerlo) te atrae muchísimo?
Pues muchas cosas, pero sin embargo esta historia, que tiene por guía la música, y más concretamente el rock, nos muestra cómo esta pasa de ser un hobbie a un estilo de vida y una manera de conectar dos almas.
Ya conocíamos a Luka y Nora del anterior trabajo de Inma, “Todos los lugares que mantuvimos en secreto”, ya que Nora, una traductora española que se traslada a Finlandia para alejarse de su familia y trabaja como maestra de inglés en una academia, es la mejor amiga de Maeve, y Luka, el hermano gemelo de Connor, es el personaje al que tienen que “salvar” en varias ocasiones. Son dos novelas independientes, pero en mi opinión sí que aconsejaría leer primero TLLQMES para entender el trasfondo de ambos personajes.
Hay varios puntos que me gustaría destacar sobre la novela:
La primera es la construcción de los personajes. Tanto Nora como Luka están bastante perdidos en el mundo. Nora ha sido educada por unos padres con unas exigencias tan altas que la han convertido en una persona totalmente dependiente de las opiniones externas; una persona que va mostrando su personalidad a trocitos para no molestar en exceso y no ser rechazada; una persona que siente que a cada paso defrauda al resto y finge para que no sea así; una persona a la que han hecho sentirse tan pequeña al lado del resto que no es capaz de ver la grandeza que tiene dentro, su valor y su capacidad de impactar al resto cuando no se esconde.
En mi caso, me he sentido muy identificada con Nora, con una personalidad tan apabullante que prefiere esconderla para “no molestar” para no ser “demasiado ruidosa”. Pero también me he dado cuenta que ella y yo hemos aprendido a que solo siendo nosotras mismas podemos descubrir quien nos quiere por lo que somos o no por lo que fingimos ser.
Por otro lado está Luka, un joven que tras sufrir una gran pérdida pierde completamente el foco de su vida: comienza a beber de manera excesiva, se deja manipular por sus “compañeros de banda” y se conforma con ser el chico malo y problemático y la gran carga familiar, porque no sabe ser nada más, por que su dolor pesa tanto que no ve luz dentro del agujero que él mismo ha cavado para enterrarse.
Y la segunda, la música como hilo conductor: Sin lugar a dudas, la música en esta novela es tan importante y trascendental como los propios personajes. De hecho, a través de ella Luka y Nora firman una tregua y comienzan a ver de buen grado su convivencia, Luka vuelve a emocionarse y a sentir por qué desde los 5 años su pasión era triunfar, la red de amistades se ensancha y se hace cada vez más fuerte e incluso, hacia el final, una de las mejores escenas del libro para mi gusto, nos hace ver como la música es fundamental tengas la edad que tengas, y que nunca es tarde para cumplir tus sueños.
La música como protagonista sin discusión alguna, siendo sueño, emoción, alianza y amor incondicional. De hecho Inma nos va dejando pedacitos con títulos que bien podrían conformar una playlist bien chula.
Como bien he dicho al principio esta obra no deja de ser una novela romántica, con sus idas y venidas, con mentiras, medias verdades, dudas y autodescubrimiento. Pero también tiene enseñanzas preciosas a lo largo de sus páginas.
La edición especial del libro incluye ilustraciones de los personajes realizadas por Vero Navarro, añadiendo una dimensión visual a la experiencia de la lectura.
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