«El guardián invisible»
Dolores Redondo
Ediciones Destino, 2013
Cuando la niebla del Baztán se convierte en personaje
Dolores Redondo abrió con «El guardián invisible» la puerta a un universo literario tan denso, húmedo y misterioso como los bosques del valle del Baztán. Publicada en 2013, esta novela es el primer volumen de la Trilogía del Baztán, una serie que combina con maestría el thriller policial con la mitología vasco-navarra y una exploración profunda de las heridas familiares y del peso del pasado.
La historia sigue a la inspectora Amaia Salazar, una mujer marcada por una infancia turbulenta y un talento natural para la investigación. Vuelve a su tierra natal, Elizondo, para resolver una serie de crímenes que parecen tener un componente ritual. Pero lo que comienza como una investigación policial se transforma pronto en un viaje íntimo a través de las sombras de la memoria y de las creencias que se niegan a morir.
Redondo consigue algo poco común: hacer que la tradición y la superstición no sean meros adornos folclóricos, sino fuerzas vivas que moldean la psicología de los personajes y el pulso del relato. Las figuras del Basajaun, las meigas, y la omnipresente niebla no son solo símbolos: son ecos de una cosmovisión ancestral que late bajo la modernidad del procedimiento policial. Esa convivencia entre lo racional y lo mítico es, sin duda, el sello de la trilogía.
Una adaptación poco adaptada
Y sí, hubo película. «El guardián invisible» fue adaptada al cine en 2017 bajo la dirección de Fernando González Molina. El problema es que, como suele pasar cuando el celuloide se cruza con la literatura, el alma del libro se quedó atrapada entre los recortes del guion. La cinta se limita a mostrar el caso policial, pero pierde el peso emocional y simbólico que hace tan poderosa la novela. Han desaparecido escenas clave para comprender la fragilidad y la fortaleza de Amaia, y el final… bueno, digamos que si Redondo levantara una ceja, sería con razón: el cierre cambia por completo el sentido de la historia, vaciándola de gran parte de su profundidad.
En definitiva, «El guardián invisible» no solo inaugura una trilogía, sino también un universo literario en el que lo ancestral y lo contemporáneo se dan la mano, y donde el verdadero monstruo no siempre es el que acecha en el bosque. Es un libro que huele a lluvia, a tierra mojada y a secretos. Y aunque el cine intentó atraparlo, solo en las páginas de Redondo late el auténtico corazón del Baztán.

Mi nombre es Irene, y todo el mundo me conoce por mi apellido Kilmister adquirido por el que ha sido y será mi mayor ídolo en esta vida. Lo cierto es que yo empecé en esto de la fotografía sin pensarlo mucho. Era la típica amiga de la cámara, pero de que me quise dar cuenta me propusieron entrar a colaborar en un medio profesional en 2017 y desde ahí he pasado de ser esa amiga de la cámara a evolucionar y coinvertirme en lo que conocéis ahora.
Apasionada de la música en todos sus géneros y amante de la lectura y los conciertos, aunque mi verdadera profesión no tenga nada que ver con todo esto.
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