Indar – Anlage

85/100 

25 de abril de 2025

Autoeditado

A veces tendemos a rebuscar tanto en la música internacional que dejamos pasar por alto auténticas maravillas nacionales. Un claro ejemplo es Indar, un nuevo grupo formado en Barcelona en 2020, y que combina elementos de metal alternativo con progresivo, añadiéndoles toques de black y post metal. Sus temas son mayormente en inglés, aunque hay algunos que tienen letras en Catalán o Euskera. De hecho, «indar» o «indarra» es una palabra vasca que significa «fuerza».

 

La banda está formada por Sara Parra en las voces, Karmen Muerza a las guitarras y Marta Coscujuela al bajo, con Martí Ràfols en la batería. Resumiéndolo mucho, puedo decir que son una auténtica joya,  y que me volaron totalmente la cabeza desde la primera escucha. Y eso que «Anlage» es solo su primer disco, ¡menuda carta de presentación! En él nos podemos encontrar con una variada colección de composiciones que tocan muchos palos diferentes, aunque todas unidas por una atmósfera oscura y tenebrosa, casi como si se pudiera escuchar la niebla que las envuelve.

 

Variedad, muchísima garra y autenticidad, con un sonido crudo y potente, y una voz maravillosamente versátil. A veces nos van a sorprender con momentos más suaves e introspectivos, usando una voz suave. Pero en otras ocasiones sacarán a relucir sus guturales llenos de visceralidad, acompañados por riffs muy afilados y una producción a la altura. Eso hace que el viaje que nos proponen con «Anlage» sea muy variado y no te aburras en ningún momento.

 

El viaje comienza con «Anlage», una pequeña pieza instrumental que hace de introducción y le da nombre al álbum, y que ya va introduciéndonos en su atmósfera. Le sigue «Swallow», que en sus primeros compases parece lenta, con una voz y manera de cantar que me ha evocado a The Last Dinner Party. Pero luego entran las guitarras y los rugidos de Sara, acompañados de unos sintes que le dan textura tenebrosa, casi como si caminase en un bosque oscuro. El tema juega mucho con esa dualidad, con momentos de voz limpia y otros de gritos desgarrados.

 

Tras este primer estallido de potencia tenemos «Rotten Roots», que vuelve a comenzar con ritmo pausado y tenebroso, con algunos guturales de fondo en el puente, pero que luego desemboca en un estribillo limpio y melódico. Es una buena combinación de rudeza y belleza, sobre todo cuando las voces rasgadas acompañan a las limpias en el estribillo, acentuando el dramatismo. La siguiente pieza es «Prey», mucho más progresiva y experimental, con muchos cambios de tempo y texturas. Comienza suave, pero luego gana en velocidad y garra, perfecto para cabecear con frenetismo, aunque se ralentiza de una manera muy teatral en el estribillo. Destaca sobre todo el final, con frases en Euskera, y un final en el que se grita ¡Indarra! ¡Indarra!

 

«Goodbye Ground» tiene un comienzo bastante diferente, pausado y saltarín, con un ritmo hard rockero que marca la diferencia. Me ha recordado al «Lift U Up» de Gotthard, aunque eso es solo el principio. Luego nos lleva por una especie de túnel pausado que va oscureciendo el sonido, y nos lleva de nuevo a un estribillo inesperadamente potente con unos rugidos y guturales viscerales y muy dramáticos. Tras este momento de intensidad volvemos al túnel más tranquilo, y la pista sigue jugando con esa dualidad. «Oxyde» vuelve a cambiar el tono desde el principio, llevándonos a una atmósfera algo más Doom melódico, de voces rasgadas y guitarras oscuras, aunque luego de nuevo juega con unos coros más limpios y llenos de energía.

 

El siguiente tema es «Udol», cuya letra es íntegramente en catalán. Tiene una maravillosa atmósfera de oscuridad pagana, casi como un ritual en medio de la noche. Es muy oscura, desgarrada, con potencia, y quizá más hardcore que las demás composiciones, casi como si se hubieran quedado con todo el doom gutural que tenían varios fragmentos de la pista anterior.  Le sigue «Nostalgia», que viene a ser el opuesto de su predecesora. Esta canción tiene solo voces limpias, y es más pausada y relajada, más tirando hacia el metal gótico sinfónico.

 

 

Y tras este descanso llegamos al cierre con «Thalassophobia», que ya desde el principio empieza con voces rasgadas y potentes. Es un tema épico y progresivo, que mezcla el death melódico con pasajes de doom atmosférico. Casi nueve minutos de viaje sonoro con riffs muy contundentes y cambios dramáticos de marcado acento progresivo.  Sin duda, un final con el que nos quedamos con ganas de más, y con la sorpresa de cómo pueden nacer bandas con tantísima calidad en España pasando totalmente desapercibida.

 

Si el mundo musical fuera justo, que no lo es, Indar tiene los ingredientes para conseguir hacerse un hueco en el panorama nacional, e incluso en el internacional gracias a sus letras en inglés. Ahora solo queda esperar a ver la progresión de este cuarteto, poder ver si son capaces de defender sus temas en como se merecen en directo, y ver cómo van evolucionando su sonido con próximos lanzamientos.


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