70/100 (si tienes o has oído ampliamente United Alive)
85/100 (si no has escuchado aún en directo a esta formación)
99/100 (si eres coleccionista… es un producto de calidad que no te puede faltar)
(Si ellos pueden tener tres cantantes, yo puedo dar tres puntuaciones)
Reigning Phoenix Music
13 de diciembre de 2024
Cuando el aplauso está garantizado, ¿para qué arriesgar? Helloween entrega un directo impecable, sí, pero peligrosamente cómodo. Un festín para los fieles de siempre… y la incómoda sensación de déjà vu para quienes soñamos con algo más que repetir un menú de gourmet. Porque cuando el 70 % del repertorio ya sonó en el DVD anterior, la sorpresa no es precisamente el plato fuerte. Bienvenidos a la edición limitada para coleccionistas de lo previsible.
De manera ciertamente sorpresiva, Helloween publicó las pasadas navidades el disco y DVD en directo Live At Budokan, grabado en el mítico Budokan, auténtico templo nipón del rock. Por sus tablas han desfilado algunas de las estrellas más rutilantes del panorama metalero, dejando para la historia directos legendarios con el mismo título. Sin ir más lejos, nuestro añorado Ozzy Osbourne y otros grandes como Mr. Big (valga la redundancia) y Dream Theater.
Y son muchos más, ni yo mismo me imaginaba tantos y tantos nombres de genios, los que han querido rendir tributo al recinto con grabaciones en vivo que hoy son referencia. Lo curioso es que Helloween, banda habitualmente ingeniosa en sus títulos (vale, quizás en los directos no tanto), han seguido la corriente y han bautizado a su trabajo con un aséptico Live At Budokan. Quizás como gesto de humildad, quizás como intento de equipararse a los grandes, o simplemente como tributo sincero. Eso, querido lector, decídelo tú.
Por si no fuera poco, esa tributo y esa pasión por el país nipón (territorio en el que Helloween siempre ha gozado de un estatus privilegiado) se vio recientemente reforzado con el lanzamiento del single “This Is Tokio”, adelanto de su inminente nueva obra Giants & Monsters, de la que os ofrecimos nuestra crítica exhaustiva hace unos días. Japón no ha sido nunca una parada más en la gira: es parte del ADN de la banda, y este Live at Budokan lo confirmó con creces.
Conviene aclarar en primer lugar que esta crítica se centra exclusivamente en la versión musical del directo, ya que no hemos recibido por parte de la compañía la posibilidad de visionar el contenido del DVD al completo. Eso sí, los cuatro temas de anticipo disponibles en plataformas de streaming si dan una buena idea de la calidad de las grabaciones (alta, no podría ser de otra manera). Un anticipo:
Entrando en materia, los fans acérrimos de los germanos conocerán a la perfección el setlist que ofreció este directo, ya que no presentó diferencia alguna respecto al que ejecutaron en sus últimas visitas a nuestro país. Eso se tradujo en mucho Keeper, muy poco post-Keeper y poco de la etapa reciente.
Qué recuerdos aquellas giras como la de The Dark Ride o The Time of the Oath, en las que se interpretaba holgadamente más de la mitad del disco que venían a presentar. Aquí (y en los últimos tiempos), el repertorio parece más pensado para la nostalgia que para la reivindicación. Me encantan los números, así que vamos a elaborar este hecho con un poco de estadística visual. Si consideramos tres épocas de Helloween (época Hansen + Kiske, época Deris y época Pumpkins United), el reparto de temas, considerando las dos giras que siguieron a la reunión, quedaría así:

Creo que la estadística habla por sí sola, así que poco hay más que añadir… salvo la esperanza de que en futuros tours se revierta una tendencia que empieza a parecer cortoplacista: apostar por un setlist tan poco dinámico puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Y aunque esto parezca ajeno al propósito de esta crítica, que es analizar Live at Budokan de los germanos, también conecta con una inquietud personal que arrastro desde hace tiempo: la necesidad de poner en valor una discografía tan extensa y variada como la de Helloween, más allá de los clásicos de siempre.
Esta reflexión no es un desvío, sino la antesala de un problema que afecta directamente a este lanzamiento: la ya mencionada sensación de déjà vu que se instala cuando el repertorio del nuevo directo repite, casi en bloque, lo que ya escuchamos en United Alive. Sin necesidad de presentar más gráficos, el dato es demoledor: el 70% del minutaje de Live at Budokan coincide con el anterior DVD United Alive in Madrid.
¿Cómo es posible lanzar dos CD+DVD consecutivos con tan pocas diferencias entre sí? Y sin embargo, los datos no engañan: cuando el 70 % del minutaje de un nuevo directo coincide con el anterior, cuesta hablar de evolución. Más bien parece una mitosis musical a medio gas: el núcleo se divide, y tenemos dos copias idénticas (bueno casi) con el mismo ADN.
No es que falte calidad, pero sí novedad. ¿Estamos ante una nueva célula sonora o simplemente ante una copia funcional? La pregunta queda flotando entre riffs familiares y estribillos ya coreados miles de veces (cause we all live in Future World!). Este es, sin duda, el gran defecto del lanzamiento: sabe a relleno y a oportuno lanzamiento en plena campaña de navidad.
El anterior directo, United Alive in Madrid, tenía todo el sentido del mundo en su momento: tres horas de concierto, una producción cuidada y una propuesta fresca que celebraba el regreso de la formación ampliada. Pero lanzar Live at Budokan tan pronto, con un repertorio que repite en un 70 % los mismos temas, resulta difícil de justificar.
La reiteración de clásicos de la primera etapa (Walls of Jericho y los Keeper) empieza a convertirse en una zona de confort que limita la capacidad de sorprender. Y aunque entendemos el valor emocional de esos himnos, la falta de rotación en el setlist empieza a pesar, sobre todo para quienes han seguido a la banda en directo durante años y esperan algo más que lo de siempre.
Eso sí, hay que reconocer que Live at Budokan mejora en aspectos técnicos. El álbum tiene un sonido más orgánico, con una mezcla que respeta la crudeza del directo sin perder definición. La banda suena compacta y enérgica, y Andi Deris brilla con una segunda juventud vocal (de dios Kiske no hace falta ni hablar). El equilibrio entre fidelidad técnica y energía en vivo está bien logrado, aunque algunos oyentes podrían notar que el sonido sigue algo procesado, lo que resta autenticidad.
Comparado con United Alive, el nuevo directo se percibe menos intervenido en estudio. En aquel, algunas voces y arreglos parecían haber pasado por quirófano digital. Aquí, el público japonés está mucho más presente en la mezcla que lo que estaba el público madrileño (por que no me creo que de base, sean más ruidosos).
Está vivo, canta, responde, y convierte el Budokan en un templo de comunión metálica, proporcionando una experiencia sonora cercana y «real» en la que se aprecia mejor la interacción entre músicos y audiencia. En ese sentido, el álbum transmite mejor el feeling del directo, con una producción más natural y menos manipulada que su predecesor.
Dicho esto, queda claro que el principal atractivo del repertorio reside en los temas nuevos del álbum Helloween (2021) y algunos guiños renovados al pasado. “Skyfall” fue un cañonazo en estudio , y en directo suena incluso mejor. Igualmente, las claramente pensadas para el directo “Mass Pollution” y “Best Times” brillan con luz propia… es fantástico lo mucho que mejoran en directo.
También hay gestos nostálgicos que merecen ser celebrados, como la recuperación de “Save Us”, un tema de los Keeper (creo recordar que de inicio era Bonus Track) que hacía siglos no se escuchaba en directo. Un guiño inesperado que, para mi sorpresa, demuestra que aún hay joyas por redescubrir en el repertorio clásico de Helloween, aunque cada vez menos.
En cambio, otros momentos se sienten menos inspirados. “How Many Tears”, por ejemplo, se alarga innecesariamente, más de doce minutos, y aunque incluye un guiño entrañable de Kai a su querida (y también excesiva en minutaje) “Heading for Tomorrow”, el resultado acaba robando espacio a otros temas que podrían haber brillado.
Este mismo problema se agrava con “Keeper of the Seven Keys”. La versión en directo con Kiske y Deris pasándose el testigo sigue siendo sublime. Sin embargo, aunque el tema podría acabar en el minuto 14:00, aún quedan más de 6 minutos de presentación de la banda. Un momento que en directo genera un ambiente íntimo y emotivo en el que la participación del público está perfectamente integrada, pero aquí la magia se diluye, y lo que en directo funciona como clímax emocional, en disco pierde fuerza.
“Perfect Gentleman” vuelve a incluir el juego con el público en el estribillo, aunque esta vez sin la oportuna intervención de Kiske (ese “Yes, you are…”). Sin duda es uno de mis momentos favoritos del anterior tour. No importa: sigue siendo un temazo que demuestra sin paliativos que en esa época hay mucho material que podría petarlo igualmente en directo.
Podría seguir comentando los otros temas que componen este directo, pero desgraciadamente no hay muchas más novedades que reseñar. Live at Budokan es un directo de Helloween que cumple con solvencia técnica y emocional, pero se ve lastrado por una alarmante falta de renovación en el repertorio. La producción mejora, el sonido se acerca más al directo real, y la banda está en plena forma.
Pero cuando el setlist repite en un 70 % lo que ya escuchamos en el lanzamiento inmediatamente anterior, también en formato en vivo, la experiencia empieza a parecer más una reposición que una nueva entrega. Helloween tiene una trayectoria demasiado rica como para seguir girando en torno a los mismos himnos de forma invariable.
Aunque el aplauso esté garantizado, el verdadero reto y el verdadero regalo para el fan está en atreverse a mirar más allá del canon. Porque si algo ha demostrado esta formación con tres cantantes es que la evolución es posible. Solo falta que el setlist lo refleje, aunque sea dándole más cancha a Giants & Monsters, que lo vale.

“Dr. Stein grows funny creatures, while Dr. Reifstein dissects albums, analyzes concerts, and synthesizes interviews.”
Aunque trabajo en ciencia (sí, lo de Dr. no es un guiño casual), hace tiempo que dejé la química y cambié los elementos de mis matraces: [Fe] por Iron Maiden, [Ne] por Neon Knights… y así.
Coruñés de adopción y habitual en Madrid, también he vivido en Cataluña, Reino Unido y California. Como suelo decir: del Whisky a Go Go a la Sala Canciller (D.E.P).
Helloween y Angra son mi laboratorio sonoro, pero mi vocación científica me empuja a explorar todos los estilos. La ciencia explica el mundo; el metal le da sentido a mi existencia: brújula, refugio y combustible.
Ejerzo en Stairway to Rock desde su nacimiento… ¡bienvenidos al laboratorio del metal!
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.