80/100
8 de agosto de 2025
Atlantic Recording Corporation
Halestorm es una de esas bandas que ha logrado hacerse sitio en el mundo del metal a base de mucha personalidad y saber hacer, y ahora son uno de los grupos más importantes del mundo. Tanto es así que su vocalista, Lzzy Hale, fue la única cantante femenina invitada al concierto de despedida de Ozzy Osbourne, aunque después no apareció en la mayoría de fotos oficiales. Pero ahí estaba, reclamando su sitio en ese pedazo de historia.
«Everest» es el sexto álbum de la banda estadounidense, y con él no buscan reinventarse sino reivindicarse. En unos tiempos en los que el rock y el metal se están llenando de brilli brilli y artificios, ellos ofrecen un disco directo y contundente. No tiene efectos, coros épicos ni todo tipo de sintetizadores adornando las notas. Suena igual que si se hubieran grabado tocando en el estudio, con crudeza y honestidad, sonando de la misma manera que sabes que luego sonarán en directo.
A esto hay que añadirle el método que siguieron en su grabación, con unos temas compuestos al momento en el estudio, igual que se hacía antiguamente. Y el resultado es magnífico, un golpe sobre la mesa a base de autenticidad y canciones, muy buenas canciones.
«Fallen Star» es la pista encargada de abrir el álbum, con un riff inicial directo y una contundente batería, a los que luego se une la magnífica voz de Lzzy Hale para guiarnos por unas estrofas sólidas, y un estribillo que contrasta por ser muy melódico y emocional. Y el broche final lo tenemos cuando el tema termina con una jam session en toda regla, igual que si simplemente se estuvieran divirtiendo ensayando en el estudio. Le sigue «Everest», que toma el testigo emocional en su estribillo, pero lo pule y hace que suba de nivel. Su letra habla de historia de los propios músicos, de los esfuerzos para crecer en el mundillo, comparándolo a subir su propio Everest. Está cantado de manera que puedes sentir el esfuerzo, puedes percibir ese sentimiento impreso en las estrofas, y a continuación el estribillo es una delicia vocal, lleno de energía y un dramatismo que es subrayado por el excelente solo de guitarra.
En tercer lugar tenemos «Shiver», que pese a comenzar con fuerza y un buen riff, enseguida se relaja para dibujar una balada clásica de rock, tan sencilla como efectiva. Luego tenemos «Like A Woman Can», busca un inicio algo más arriesgado con piano y una batería más cercana al jazz, consiguiendo durante su minutaje una mezcla de ese rock directo tan característico de los estadounidenses con el blues al estilo de Nina Simone o Janis Joplin. Sus estrofas son muy lentas e intimistas, pero el estribillo es enérgico y reivindicativo.
«Rain Your Blood On Me» nos devuelve al rock clásico con una explosión de energía y potencia. Comienza con una introducción muy coreable, de esas que seguro que en directo se le pide al público que repita, pero después nos lleva por un camino donde la magnífica la voz de Hale destaca por encima de todo, convirtiéndose en una tormenta, en pura electricidad. La siguiente pieza es «Darkness Always Wins», que comienza lenta y descorazonadora, pero que luego va subiendo en intensidad en un increscendo que pasa de la balada al puro rock. Diría que es mi tema favorito, con momentos cumbre como los incisivos gritos de Lzzy antes de que llegue el excelente solo de guitarra.
«Gather The Lambs» comienza nuevamente lenta para luego ir subiendo en potencia, aunque sin llegar al nivel de su predecesora. Y si te relaja demasiado, le sigue ese auténtico torrente de energía que es «WATCH OUT!», donde los Halestorm más viscerales vuelven a hacer rugir las guitarras desde el principio, y su vocalista ofrece un brillante repertorio de furia y adrenalina. Perfecto para un himno de empoderamiento que habla de reclamar tu sitio cuando alguien intenta apartarte.
Llegamos a «Broken Doll», que con un toque de grunge en su sonido explora el dolor y la vulnerabilidad del desamor en una relación tóxica. Le sigue «K-I-L-L-I-N-G», donde navegamos hacia un sonido más trash y contundente, con una batería que cabalga junto a riffs incisivos de guitarra. Sorprende porque al principio tenemos algo parecido a un rap que va subiendo en intensidad hasta desembocar en pura potencia, aunque mezclándose aquí y allá con unos coros ligeramente arabescos, y un final explosivo marca de la casa. Una muy buena combinación que le da una nota de color diferente a todo el trabajo.
«I Gave You Everything» alterna momentos lentos y sensibles con un estallido de contundencia en el estribillo, de nuevo una genialidad que demuestra que Lzzy Hale es una de las mejores voces del género, gritando cada palabra con furia. Y luego llegamos a «How Will You Remember Me?», que marca el final del trabajo. Es más introspectivo, una balada melódica en la que a las guitarras se une un piano. Esto le da un final emotivo y más cinematográfico al trabajo, siendo uno de los temas con más arreglos y capas de instrumentos. Entre el piano y la manera de cantar, viene a parecerme como una mezcla entre Queen y Aerosmith.
En resumen, tenemos ante nosotros un excelentísimo trabajo, honesto y directo, donde la honestidad de la instrumentalización hace que suene diferente, aunque simplemente hacen lo que unas décadas atrás era lo normal. Quizá en algunas ocasiones algunas de las piezas pueden un poco repetitivas en su estructura, pero también tenemos varios auténticos pepinazos de esos que se quedan incrustados en el cerebro y no puedes dejar de escuchar y tararear.

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