Ghost – Skeletá

85/100 

25 de abril de 2025

Universal Music

Ghost es una de las bandas de rock más grandes de nuestro tiempo, y los asombrosos números de ventas de su último disco «Skeletá» así lo demuestran. Los puristas dirán que no son lo suficientemente duros, y algunas de las personas que les siguen desde hace años que su último trabajo se aleja demasiado de la oscuridad de los primeros. Pero los que disfrutamos de la música en general nos hemos encontrado con una obra maravillosa, que te engancha desde las primeras escuchas y que no te deja escapar, de tal manera que acabas descubriéndote tarareando los estribillos de muchos de sus magníficos temas.

 

He escuchado críticas diciendo que la banda ya no debería llamarse Ghost, sino el proyecto personal de Tobias Forge, su cantante y compositor. Pero la verdad es que siempre fue así, y que «Skeletá» es un paso evolutivo que tiene todo el sentido, puesto que en trabajos anteriores ya vimos que apuntaban en esa dirección, y porque algunos de sus cortes tienen todavía reminiscencias de lanzamientos anteriores.

 

Si algo puedo decir este trabajo es que el aspecto de su nuevo Papa V Perpetua, con mucho más «brilli brilli», es un reflejo muy fiel de lo que nos vamos a encontrar en su nuevo álbum. Se trata de todo un homenaje al rock de los 80, con composiciones más ligeras y estribillos muy pegadizos. Vamos, que no estamos ante una banda que quieran ser Iron Maiden ni hacerse pasar por lo más metalero, sino que son una suerte de sucesores de KISS, pero a mi parecer con mejores canciones. Ese aspecto siniestro que siempre les ha caracterizado es simplemente parte de su lore, es un aliño con el que puedes comulgar o no, pero que atrae también a una parte de sus fans.

 

La apertura de este disco la marca «Peacefield», con un coro infantil muy apropiado para temática eclesiástica, pero que enseguida evoluciona a un crescendo musical. ¿Alguien dijo Van Halen? Por supuesto que sí. Nos encontramos con una gran presencia de coros y teclados, con mucho toque AOR, y en la segunda mitad del tema hay un solo de guitarra totalmente majestuoso, no porque sea rápido o virtuoso, sino porque es mágico y afilado.  Le sigue «Lachryma», que busca un poco de oscuridad sin renunciar al tono más luminoso del conjunto. Su riff inicial y la manera general de cantar recuerda al sonido de la banda en sus inicios, y cuenta con muchos riffs y coros del rock y metal de los ochenta, con sintetizadores y un estribillo redondo y efectivo. Un auténtico bombazo para los fans que echan de menos a los Ghost de antaño.

 

En tercer lugar tenemos «Satanized», el primer sencillo lanzado por la banda para este trabajo, y que encarna su faceta más teatral y siniestra, otra mirada a uno de los aspectos de Ghost que los fans les acusan de haber abandonado aquí. Es una canción sencilla y efectiva, con unas estrofas oscuras, y un estribillo pegadizo muy marca de la casa. El siguiente corte es «Guiding Lights», un respiro más lento y emotivo, una power ballad ochentera de manual que se sostiene en riffs de guitarra y teclado, y un espléndido solo.

 

 

«De Profundis Borealis» marca el ecuador del disco, con un inicio de piano que parece que nos va a llevar por un camino casi new age, pero que enseguida se transforma en un potente riff de guitarra que acelera y acelera. Aquí, tenemos a una mezcla de power metal con ABBA. La oscuridad de sus estrofas combina con la brillantez de los estribillos, aunque en este caso son menos clásicos y pegadizos. Aquí lo que más se queda en tu cerebro son los punteos de guitarra que nos llevan durante todo el minutaje marcando las pulsaciones y los saltos que se espera que demos en directo. Luego tenemos «Cenotaph», un ambiente más ligero, pero que apunta directamente al hard rock más clásico. Un riff que nos lleva de la mano desde el principio, un ritmo cadente y muy muy pegadizo, y un estribillo magnífico. Una canción rápida y enérgica, a la vez que brillante y desenfadada.

 

«Missilia Amori» en mi opinión está por debajo del nivel general de todo «Skeletá», aunque es una buena pista que siempre me recuerda a Scorpions con detalles de Dokken en los riffs y atmósfera. «Marks of the Evil One» evoca en su título al lore de corte más satánico que siempre ha tenido Ghost, y de nuevo vuelve a llevarnos por sonidos muy familiares para quienes llevan tiempo escuchándolos. Es enérgica y accesible, con un sabor un tanto electrónico, pero sin alejarse del envoltorio de rock clásico que acompaña a todas las pistas de este trabajo.

 

 

La novena pista es la gran joya de la corona de este disco, con un nivel muy superior al de todos los demás cortes. Se trata de «Umbra», cuya letra gira alrededor de hacer el amor en una iglesia. Empieza rítmica pero con voces medio bajas, pero que luego despegan con un estribillo rápido y muy enérgico. También destaca muchísimo el impresionante duelo entre guitarra y teclado a mitad de la canción, un intercambio de solos que puede recordar al intercambio corporal que evoca la letra, un dar y recibir constante. Y terminamos con «Excelsis», una balada lenta de despedida, en la que dice que todo tiene siempre un final. Podríamos decir que suena nostálgica desde el principio, sabes que se trata de una despedida (en este caso del álbum). Si eres de esas personas a las que le gustan este tipo de epílogo, posiblemente la disfrutes, pero si no es así quizá te sobre un poco.

 

En definitiva, estamos ante un album absolutamente magnífico, y lo suficientemente accesible como para gustarle a rockeros y no rockeros, a seres de la oscuridad y personas a las que les gusta la fiesta brillante. Da para todos, y aunque es verdad que quizá la personalidad inicial de Ghost se diluye un poco, sigue teniendo muchas de sus señas de identidad. En definitiva, si dejas de lado los prejuicios que puedas tener, seguro que lo disfrutas.

 


Descubre más desde Stairway to Rock

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja una respuesta