Fermín Muguruza en el Palau Sant Jordi: 40 años de música, lucha y revolución sonora

Fermín Muguruza

24 de enero de 2025

Palau Sant Jordi

Organiza: HFMN Crew

Crónica: Markceröck

Fotos: Marc Tomàs i Gimó

«En un estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres.» Con esta premisa, la noche en el Palau Sant Jordi se convirtió en un hito.

 

La banda invitada para la histórica noche en el Palau Sant Jordi fue Gailu, un proyecto musical vasco que ha experimentado diversas transformaciones a lo largo de su trayectoria. Su sonido, difícil de encasillar en un género específico, fusiona estilos que van desde el rock experimental hasta el hip hop, pasando por el jazz y la electrónica. Liderada por Mikel Txopeitia “Pintza”, mítico batería de Bap!! y Negu Gorriak, y actualmente también baterista de Anari, Gailu ofreció un espectáculo único con letras experimentales en vasco y español. Canciones como “Euzka Polizia!,  la brevísima “Zabaldu Ximorra” ¿Quién soy? sorprendieron gratamente al público que, a primera hora de la tarde, comenzaba a llenar el recinto. Gailu cerró su presentación con Don Vito y la revuelta en el frenopático, dedicada “a todos los policías uniformados y no uniformados”, como un guiño y anticipo del espíritu combativo de Kortatu. La improvisación fue el eje de la noche, regalando momentos de pura magia que dejaron al público boquiabierto.

 

 

Fermín Muguruza no necesita presentación entre quienes han seguido la evolución de la música y los movimientos sociales en el País Vasco y más allá. Conocido por ser un defensor incansable de la autodeterminación de los pueblos y la solidaridad de clase, su obra no solo se escucha: se siente y se vive como una bandera de lucha. Desde Kortatu, su primera banda, hasta su prolífica carrera en solitario, ha sabido fusionar música y mensaje con maestría.

 

Kortatu, con discos esenciales como Kortatu (1985), El estado de las cosas (1986) y Kolpez kolpe (1988), marcó el inicio de una revolución musical al ritmo del ska y el punk. Negu Gorriak, su siguiente proyecto, amplió ese horizonte sonoro con una fusión de rock alternativo, hip hop y funk que influyó profundamente en la música de los años noventa. Ahora, cuarenta años después de su debut, Muguruza demuestra que sigue tan vigente y relevante como siempre.

 

 

La celebración de su 40.º aniversario en el Palau Sant Jordi no fue casual. Un espacio que antaño parecía exclusivo de artistas internacionales ahora se ha convertido en el escenario ideal para experiencias únicas. Muguruza, acompañado de una banda multinacional, se adentró en esta gira con la intención de recordar, celebrar y, sobre todo, reivindicar.

 

La noche comenzó con un homenaje al pueblo Mapuche, interpretando una pieza de su disco Brigadistak Sound System, “Maputxe. Con el ska como base, “Urrun” nos invitó al viaje reinvidicatico,  el público comenzó a moverse al ritmo de la música mientras Muguruza desplegaba un mensaje claro: la música es tanto para bailar como para luchar. A partir de ahí, el espectáculo avanzó con un repertorio de más de treinta canciones que mantuvieron a las 15 000 personas, según la organización, en constante movimiento y emoción.

 

 

Aunque Fermín Muguruza tiene una vasta producción en solitario, las canciones de Kortatu y Negu Gorriak fueron, sin duda, las más celebradas. Desde “Hay algo aquí que va mal”, fue la primera en arrancar ovaciones y dio paso a un repertorio diverso en lenguas y estilos, en el que Muguruza se dirigió al público en un catalán fluido, recordando su paso por Sant Andreu: «Desde que viví en Sant Andreu, ya no necesito cartelitos». hasta «La línea del frente«, cada nota provocaba gritos, saltos y el encendido de bengalas. Estas piezas, parte del ADN de generaciones enteras, conectaron al público con las luchas de los años ochenta y noventa, en las que la música de Muguruza fue banda sonora y estandarte.

 

Uno de los momentos más emotivos llegó con «Zu atrapatu arte», interpretada junto a Karlos Animal, miembro de Non Servium. Esta colaboración intergeneracional subrayó el legado de Muguruza como puente entre distintos momentos y movimientos de la música combativa.

 

 

El concierto no fue solo una muestra musical; fue una celebración de la comunidad. Bandas, compañeros de lucha y un público intergeneracional se reunieron para honrar a un artista que ha hecho de la solidaridad su bandera. Las palabras de Muguruza entre canción y canción recordaron momentos clave de la resistencia política: el referéndum del 1 de octubre en Cataluña, los disturbios de Urquinaona y las figuras de Nelson Mandela y Desmond Tutu.

 

Además de la reivindicación, hubo espacio para la emoción. Un emocionado Muguruza dedicó “Bizitza zein laburra den a su fallecido hermano Íñigo, en un momento de intimidad compartida que conmovió al público. La mezcla de rock, rap, reggae y raíces tradicionales vascas resonó en cada rincón del recinto, creando un ambiente de euforia y complicidad.  Con el nivel de energía por las nubes, el público vibró al ritmo de éxitos como «Nicaragua sandinista» y «After-Bolchevique», temas brillantes gracias al poderío de una banda paritaria y multirracial, con hasta tres catalanes en sus filas. La música de Negu Gorriak tuvo su momento especial, con canciones como «Hiri gerrilaron dantza» y una versión magnífica de BSO, interpretada junto a su batería original, Mikel Abrego. Rock, rap, reggae y raíces tradicionales vascas se mezclaron con maestría en un espectáculo inolvidable.

 

 

La recta final del concierto fue un despliegue de energía y celebración. Una acelerada versión de “54-46 That’s My Number” de Toots & The Maytals dio paso a clásicos como “Kolore Bizia”, “Radio Rahim” y “Dub Manifiesto”. Entre los bises sonaron “Errespetua”, de Otis Redding, y “El Último Ska de Manolo Rastaman”. Un segundo bis, con sabor ska-lítico, incluyó “Yalah, Yalah, Ramallah!” y la emblemática “Gora Herria”.

 

 

La noche culminó con una versión apoteósica de “Sarri, Sarri”, adaptación del tema “Chatty, Chatty” de Toots & The Maytals, que antes del concierto había pinchado el colectivo de DJs The Morning Sounds y la Selectress de Desgavell. Este tema, convertido por Kortatu en un himno del ska-punk estatal, reafirmó que Muguruza es un referente de la música y la lucha, fiel a la consigna: «Siempre del lado de los buenos, hasta la muerte». Cuarenta años después, Muguruza sigue siendo un referente indiscutible de la música popular y política.

 

En las pantallas, un mensaje claro: “Lo volveremos a hacer, adelante las atxes”. Con esta frase, Muguruza reafirmó su compromiso con las luchas sociales y su lugar en la historia como un artista que nunca ha dado un paso atrás.

 


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