El gran baterista de los Heartbreakers sigue impresionado por haber entrado en el Rock n’ Roll Hall of Fame y nos cuenta sus mejores recuerdos a lo largo de los años, que van desde una cosa tan sencilla como es que al girar te den tu habitación individual a que de repente, tengas tu propio avión. Nos gusta siempre preguntar por la participación de los grandes músicos en el Live Aid de 1985, pero para Stan fue un día más. Y obviamente preguntamos por “American Girl”, sus inicios y los grandes bateristas que le han influenciado
Vamos a otra pregunta: ¿Qué tan importante es para ti estar en el Salón de la Fama del rock and roll?
Importante… bueno, quizás esa no sea la palabra para describirlo, pero digamos que fue lindo el estar ahí. Fue encantador. Estuvo más allá de mis sueños… Todo mi tiempo que pasé con los Heartbreakers superó todas mis expectativas sobre lo que iba a pasar en mi vida. Así que el Salón de la Fama fue como la guinda del pastel. Que me pidieran estar ahí fue… es que nunca podría haber imaginado eso de niño. Si me dicen que digo de pequeño: “Sí, voy a formar una banda de rock y vamos a terminar en el Salón de la Fama”. Pues no, eso no puede pasar… Es que todavía me es difícil de asimilarlo.
Debo confesar que tal vez eres la primera persona que entrevisto y que está en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
Bueno, lamentablemente muchos de los artistas que son incorporados ya no están entre nosotros. A veces pasa… Algunos de los mejores, los incluyen demasiado tarde. Y eso es una verdadera pena. Pero yo tuve suerte. Aún era bastante joven cuando me incluyeron. Fue una experiencia única estar con estos chicos con los que crecí desde que éramos niños. Como dije, creo que todavía no he procesado todo eso. Tal vez nunca lo haga. Y eso está bien para mí. Porque, personalmente creo, que lo mejor que voy a hacer la haré mañana.
Para ti, ¿cuál es el momento más memorable o el mejor que viviste en el escenario con los Heartbreakers? ¿O alguno que recuerdes con cariño o que te venga a la mente a menudo?
Bueno, es más como que las personas me vienen a la mente. La experiencia… Hay momentos graciosos, momentos geniales donde simplemente recuerdas que todos estábamos ahí parados, y algo sucedía y decías, “Dios mío, esto que está pasando es extraordinario”. O cuando tocamos en el Top of the Pops en Londres cuando nuestro primer sencillo se convirtió en un éxito allá. Y pensaba: “esto es increíble”.
O la primera vez que tuvimos habitaciones de hotel individuales y no teníamos que compartir. O la primera vez que tuvimos un avión. Todas esas cosas… Todo es una especie de recuerdo mitificado. Lo comparo con ver pasar un tren bala a toda velocidad. Y esa era mi carrera pasando. Y estás tratando de ver lo que pasa en cada vagón, pero simplemente no puedes porque pasa zumbando.
Realmente no tienes tiempo para asimilar todo hasta mucho después. Y es como… que también da miedo. Es demasiado… Es como que no puedes describir lo que se siente al estar en una banda de rock en plena ascensión. Es todo muy grande. Literalmente estás tragando aire, tratando de seguir respirando. Alguien te da comida y tú estás con la adrenalina siempre al máximo. Bueno, es que ni siquiera levantas la vista. Llega la comida, llega el cigarro, llega la llave de la habitación del hotel. Todo te llega tan rápido que no puedes procesarlo. No creo que nadie esté hecho para procesarlo bien.
Y además tú también tocaste en Live Aid en 1995. Eso es algo importante.
¿El Live Aid? Oh, hombre, eso fue una locura. Pero fue solo otro día.
¡Pues menudo día!
Bueno, Live Aid fue probablemente un miércoles o algo así. El martes habríamos tocado en Filadelfia. Y el miércoles tocamos en Live Aid y luego tomamos un avión para ir a Tampa. O bueno, eso creo… pero era como otro día más dentro del itinerario. Era como decir: “Oh, no, Live Aid. ¿Qué toca hoy?”. “Ah, tienes que subirte al avión. Vamos a tocar en el Live Aid, y después del concierto subimos al avión y seguimos”.
Piensa que estábamos en constante movimiento y todo quedaba tan comprimido que apenas sabías sónde estabas… quiero decir, que yo recuerdo estar al teléfono, llamándome gente que me preguntaba “¿Dónde estás?”, y yo tenía que mirar la dirección del hotel y decir “No lo sé”. Y luego decía, “Ah, estoy en Cleveland”. Porque simplemente no sabía ni dónde estaba. Estabas en tres sitios diferentes en un solo día, literalmente.
Mi canción favorita de los Heartbreakers es “American Girl”. ¿Cuál es la tuya?
Esa es buena. Me gusta esa. Sí, era un niño cuando la grabamos… Éramos solo unos chicos. Y recuerdo a gente que me dice cosas graciosas como: “Recuerdo dónde estaba cuando escuché American Girl”, y yo digo: “Pues yo también”. Recuerdo exactamente lo que sentí cuando escuché a Mike Campbell tocar ese solo al final. O cuando escuché a Tom cantar mientras yo tocaba. Y es que… fue hace mucho tiempo, pero sigue siendo muy real para mí. Así que sí, esa es buena. ¡Me la quedo!
Y de todos los increíbles discos grabados en los que participaste, digamos, o de los que fuiste parte, ¿cuál es el que más orgullo te sientes? Solo puedes elegir uno.
¿De los Heartbreakers? ¿O de toda mi carrera? Creo que ha sido mucho trabajo… bueno, ha habido muchas cosas divertidas. Lo que hice con Don Henley destaca para mí porque representa crecimiento. Representa lo que aprendí. Él es un maestro, un mentor natural. Se le da muy bien eso. Porque él se exige mucho a sí mismo. Y cuando Don se exige, también te exige a ti. O te arrastra con él, básicamente.
De mi trabajo con Don… me encantó ese disco. Fue hace ya bastantes años, probablemente. Era como un disco country, esencialmente. Pero más bien era sobre volver a sus raíces. Me encantó ese disco porque aprendí muchísimo. Y también aprendí mucho cuando trabajé con Steve Lukather, de Toto. Esa gente me enseñó muchísimo porque son músicos extraordinarios. Son músicos excepcionales. Es como estar tratando de pilotar un avión a reacción cuando estás en la misma habitación con ellos. Todo va por encima de tu cabeza. Y eso me encanta. Me encanta sentirme un poco incómodo, porque eso significa que probablemente estoy aprendiendo algo.
Como baterista, ¿tienes algún artista de referencia?
Oh, Dios. ¿Bateristas que adoro? Sí, por Dios… Ringo Starr, Charlie Watts, Simon Kirke, Mick Fleetwood, Mick Avory de los Kinks… todos esos tipos eran en quienes yo quería convertirme cuando creciera. Mitch Mitchell de Jimi Hendrix, Keith Moon de The Who. Todos ellos eran mis héroes. Al menos sí… intentaba conseguir sus camisetas, si Keith Moon vestía una camiseta en directo, yo quería la misma.
Y luego, a medida que fui creciendo, pude trabajar con muchos de mis héroes de la batería. Héroes de la batería actuales. Hay algunos bateristas fenomenales con los que he estado al otro lado del cristal, produciendo. Como Greg Bissonette, Kenny Aronoff, Vinnie Colaiuta… Son músicos extraordinarios. Greg Morrow, un baterista de Nashville que es fenomenal. Así que ahora ya no me preocupa tanto la batería, pero me encanta lo que estos tipos me van enseñando.
¿Recuerdas cuál fue el primer álbum que compraste con tu propio dinero?
Sí, lo recuerdo. Probablemente fue Greatest Hits de Eric Burdon and The Animals, o tal vez fue Greatest Hits de The Young Rascals. Pero probablemente fue Eric Burdon and The Animals, porque no podía creer lo genial que sonaban. Y luego descubrí que eran de Birmingham, una zona dura de Inglaterra, y ellos también eran tipos duros. Tenían pinta rebelde, muy rudos. Su música realmente me tocó hondo. El sonido de esos discos, la energía, el fuego… Así que sí, esos fueron probablemente mis primeros discos.
¿Recuerdas la primera vez que lloraste en un concierto o que te emocionaste mucho con una canción?
Sí, vi muchos conciertos cuando era niño porque vivíamos en una ciudad universitaria, así que la mayoría de las grandes bandas pasaban por allí. Les íbamos a ver…
Qué suerte.
Sí, eran geniales. Todos eran geniales. Uno de los primeros conciertos que vi probablemente fue Fleetwood Mac abriendo para Deep Purple. Así que vi a Deep Purple y a Fleetwood Mac en el mismo cartel, y recuerdo pensar: “Estos tipos son increíbles. Los dos grupos lo son.” Ambos bateristas eran increíbles, ambas bandas eran increíbles…
Pero sí, recuerdo canciones que me emocionaban… Una de las primeras fue “Sitting on the Dock of the Bay” de Otis Redding. Ese tipo de discos, los discos de soul, me hacían querer llorar. Eran tan buenos… tan… Ni siquiera entendía por qué me llegaban tanto, pero la música soul negra me atrapó por completo. El sonido de las voces, la interpretación, lo que decían. Los discos de Motown me volaban la cabeza. La forma en que esos tipos podían cantar y transmitir el desamor y el deseo… Y simplemente parecía que me estuvieran hablando directamente a mí, así se sentía siempre que los escuchaba.
Qué bonito. Tenemos más preguntas, pero creo que podemos guardarlas para nuestra próxima entrevista. Tal vez si anuncias una gira por España… Así que voy a terminar diciéndote que realmente disfruté esta entrevista, aunque haya sido a último momento. Y sí, felicidades por el nuevo álbum, y encantado de conocerte.
Gracias. Y realmente agradezco que le presentes el disco a tus lectores. Dile a todo el mundo que conozcas: que The Speaker Wars estamos sacando un disco. Tenemos una página web también: thespeakerwars.com. Así que cualquier cosa que puedan hacer para ayudar, lo apreciaremos mucho.

Nanotecnóloga y química de formación y amante de la música como pasión. Me gusta la música en todas sus vertientes. Empecé tocando el violín y de la música clásica pasé al rock y al metal (mis primeras bandas fueron AC/DC y Mägo de Oz, por supuesto). No tengo muchas bandas predilectas, aunque Rulo siempre encabeza el podio. Helloween, Volbeat o Greta Van Fleet le siguen de cerca. Mis gustos han cambiado a lo largo de los años pero siempre abierta de mente, así que le doy al hard rock, al power, al death metal (melódico) y a todo lo que me haga descubrir cosas nuevas o me sepa impresionar.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.