Y finalizando… este es Michael Kiske, ser de luz y espiritual como pocos. De verdad que lo lleva en la sangre y que su discurso es positivista. No suele salir nunca a colación, pero Helloween es una banda cristiana hasta la médula, y en sus letras están los símbolos. Curiosamente cuando le preguntamos por Weiki, Michael cambia y nos define a Sascha y Andi, pero no quiere entrar en otro de los grandes capos del grupo.
Podemos especular, pero, así como a Kai te lo define de arriba abajo, no lo hará con Michael Weikath. En otra entrevista con Hansen, sí que me lo definió. Quizá algún día publiquemos esa entrevista… Aparecen aquí nombres como los de Elvis, Til Lindemann de Rammstein, Accept o Divina… Y mira que la entrevista ha sido potente, pero hemos resrevado lo mejor para Popular 1, la revista en la que Yolanda Sabater y Jordi Tàrrega colaboran y la que nos dio la oportunidad de hacer esta alucinante entrevista.
Por supuesto… Kai no es una persona muy espiritual. Pero en Helloween hay otro que sí lo es. Michael Weikath, ¿me equivoco?
Una persona espiritual, diría yo que es Sasha por naturaleza. Él está muy en contra de todo lo organizado, incluso está en contra de lo esotérico de alguna forma,
lo cual es un poco extraño porque él cree que eso es una ideología, pero no lo es.
La espiritualidad, la verdadera espiritualidad…
La espiritualidad real es comunicación con los ángeles, en realidad. Es como… de ahí surgieron las religiones: de revelaciones del mundo espiritual que se dieron a los seres humanos. Y luego, como siempre, los humanos lo arruinamos. Pero él (refiriéndose a Sasha) es una persona espiritual a su manera. Por naturaleza, es alguien espiritual. Puedes hablar con él sobre estos temas y lo entiende. Y también Andi, créelo o no. Hay una razón por la cual escribe letras como “Into the Sun”, y cosas así. Su esposa es una persona muy espiritual, y todo lo que yo le digo, él lo entiende.
No es necesariamente el más activo en ese camino, pero es muy abierto y lo comprende. Kai, en cambio, es otra historia completamente distinta. También está abierto, pero se preocupa demasiado. Se pierde con mucha facilidad en ciertos patrones de pensamiento, y también en patrones negativos, lo que lo bloquea. Él tendría que soltar muchas de esas preocupaciones y dejar de cargar con tantas cosas. Porque para la espiritualidad, necesitas tener el alma libre. Todo está relacionado con la libertad interior. Él no es una persona carente de espiritualidad, pero desperdicia mucha energía en otras cosas que dominan su mente.
Con la espiritualidad pasa esto: incluso si tu ego es demasiado grande —y no estoy hablando de él en particular, hablo en general—, si tu ego es muy grande y no te acercas a la espiritualidad de una manera desinteresada, todo se nubla. No recibes ni siquiera la información. El mundo espiritual no puede confiar en ti. Si somos egoístas, eso solo atrae a los demonios. Los ángeles no se acercan a ti a menos que tengas un corazón puro, o al menos que intentes tener un estado del alma que sea puro y honesto. Tienes que ser honesto. Si no eres honesto, ellos no pueden venir.
Siempre me gusta decir esto: tenemos muchas ideas tradicionales sobre estas cosas,
pero piénsalo así: Cuando cierta información espiritual se supone que debe llegarte
—porque la necesitas para ordenar tu vida—, tienes que ser una persona digna de confianza. Debes ser alguien en quien se pueda confiar con esa información. Tienes que irradiar eso: Luz. Estoy listo. Hice mi trabajo. Dejé atrás mi oscuridad. Creo que estoy listo. Y entonces eso llega…
Por eso Cristo dijo: “Bienaventurados los de corazón puro, porque ellos verán a Dios.” Ese es el punto. Si somos materialistas, es por nuestra culpa, porque no nos deshacemos de la oscuridad. No nos deshacemos de la arrogancia. No dejamos atrás el ego. ¿Sabes a lo que me refiero? Por eso seguimos ciegos, porque necesitamos estar más abiertos, más transparentes, más receptivos. Debemos estar abiertos, abiertos y abiertos. (Lo repite con énfasis).
No es solo una frase bonita eso de: “Al que llama se le abrirá, al que pide se le dará.”
No es una fantasía. Quiero añadir un pequeño mensaje, porque estamos hablando de todo esto… y ahora que, ya no sé si sois amigos, pero estamos en un buen entorno de trabajo y estás transmitiendo esto al público.
Eso es maravilloso. Es una muy buena observación, y estoy de acuerdo contigo.
Y lo hicimos con mucho cuidado, porque tenía que ser sincero, ¿sabes? No se trata de aparentar. Y como público, necesitamos más de esto. Es un buen ejemplo. Porque realmente hablamos, y realmente nos perdonamos el uno al otro. ¿Sabes a lo que me refiero? Eso es lo importante: tienes que perdonar lo que haya pasado. Tienes que perdonarlo de verdad y entonces puedes seguir adelante. Y eso fue exactamente lo que hicimos.
Vuelvo a estar de acuerdo contigo: es un buen mensaje.
Y la reunión no fue, como algunos podrían decir, por dinero o algo así. Cuando surgió la idea de esta reunión, yo ni siquiera pensé en el éxito. Solo quería sacarme esto del sistema. Era importante para mí dejar atrás ese pasado negativo, ese mal recuerdo. No quería morir llevándolo dentro. Entonces, cuando se presentó la oportunidad, hablé con Weiki. Tuvimos charlas largas y nos perdonamos de verdad. Y ya está.
Está bien. Todo está bien. Ahora todos somos amigos. No es una farsa. Y luego resultó ser muy exitoso, lo cual fue un bonus, pero no fue la motivación principal. Y creo sinceramente —lo hablamos antes— que cuando haces algo desde el corazón, por eso funciona tan bien. Porque está hecho con el espíritu correcto, con la mentalidad adecuada, y es entonces cuando algo también es apoyado desde arriba. Cuando las cosas se hacen bien… Mentalidad, desde el corazón, ya sabes…
Tengo al menos seis álbumes de Helloween y ninguno de ellos firmado. Eso es muy triste…
¡Tenemos que hacerlo alguna vez!
Pues yo tengo todos mis discos firmados por Michael.
Jordi, yo recuerdo tu cara, de alguna forma.
¿De verdad?
Sí.
Creo que probablemente en Barcelona…
Bueno, no es fácil recordar a la gente, pero creo que tu cara me suena.
Tal vez fue en Wacken Open Air.
¡Podría ser! Yo fui. Sí, lo recuerdo, incluso con miles de personas todo el tiempo. Es casi imposible, y algunos se decepcionan cuando no los recuerdas, pero es que…
Claro, hay un límite. ¿Cuál fue el primer álbum que compraste con tu propio dinero?
Bueno, siempre compré mis discos con mi propio dinero… No era dinero que yo hubiera ganado trabajando, era dinero que me daban, como de mi abuela o algo así. Lo primero que compré ni siquiera era música. Antes de descubrir a Elvis, la música no me importaba mucho. Eran discos de cuentos de hadas… Había uno alemán llamado «Das kleine Gespenst», que iba de un fantasma. Un fantasma muy amigable, que vivía en un castillo. Era como un payaso, siempre hacía tonterías… Era muy tierno…
¡Ya eras espiritual desde entonces!
(Risas) Tal vez… Pero eso era lo que me gustaba. Compraba esos discos. Y luego, cuando descubrí a Elvis, ahí sí me entusiasmé. Mi primer disco lo conseguí de mi hermana. Ella tenía uno titulado Elvis Forever, un doble LP con una recopilación de canciones. Y yo siempre lo robaba de su habitación para escucharlo. Así que me lo dio. Ese fue mi primer disco de música. Pero el primero que compré yo mismo…creo que fue… No sé cómo se llama en inglés… Era la banda sonora de una película western italiana de los 70. Algo como La canción de la muerte o algo así… Con esa música tan característica, de armónica… Creo que ese fue el primer disco que compré. Me encantaba esa canción.
Imagina que tienes todo el dinero que puedas imaginar para hacer algo en el escenario. ¿Qué te gustaría hacer sobre el escenario?
No lo sé… Lo que pasa es que tengo un problema con las bandas de rock que sobrecargan demasiado sus shows.
¿En serio?
Sí. Creo que el foco debería estar en la banda.
Esto es algo muy típico de las bandas alemanas, ¿no crees?
Cuando hay demasiadas cosas alrededor, demasiados efectos, no sé… Tal vez soy solo yo. Sí, nosotros también hacemos algunas cosas, pero nunca debería ser demasiado. Recuerdo que vi un show de Michael Jackson en los 90 y pensé: “Esto es demasiado”. Era como un circo, ¿sabes lo que quiero decir?
Uno de tus colegas alemanes que trabaja muy bien lo visual es Til Lindemann, incluso en solitario.
¡Sí, sí! Pero todo el concepto de Rammstein es otro mundo. Eso no es una banda tocando música, eso es un espectáculo. Es entretenimiento, es como un viaje al infierno (ríe).

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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