Adrian Vandenberg es uno de los grandes artífices del éxito de Whitesnake y un reputado guitarrista de los Países Bajos que dio la campanada en los 80 cuando, inesperadamente, su tema “Burning Heart”, entró en las listas de éxitos de Estados Unidos. Acababa de empezar y ya estaba girando como telonero de Kiss, así que cuando su carrera bajo el nombre de Vandenberg empezó a zozobrar, Coverdale le echó el lazo. Estamos hablando del hombre que compuso y grabó el solo de “Here I Go Again” y gran parte del Slip of the Tongue.
Desgraciadamente la salud no estuvo de su lado y los problemas físicos han ido apareciendo en su vida justo en los peores momentos, hasta el punto de tener que buscarle un sustituto en el momento más álgido de Whitesnake: Steve Vai. Ahora Vandenberg edita su segundo disco Sin de esta segunda etapa que empezó en 2020 con Ronnie Romero de vocalista. Ahora está todo un Mats Levén como sustituto y os aseguro que la charla con Adrian Vandenberg fue un auténtico placer. Dentro de nada les tenemos por aquí de gira…
Hola Adrian, saludos desde Barcelona. Antes que nada, gracias por tu tiempo y por esta entrevista. Tu próximo álbum Sin se publicará este verano. Hemos podido escuchar los adelantos de «Sin» y «House on Fire», así que… ¿estás contento con las reacciones de la prensa y los fans hacia tus videos?
Si, estoy muy contento, y es que nadie se esperaba para nada este segundo single que hemos sacado, pues “Sin” dura hasta siete minutos (risas). Ha sido muy divertido sacar este single ya muestra bastante de lo que este grupo puede ofrecer. Hay luz, oscuridad, es algo suave, luego potente y suceden muchas cosas en la canción. La recepción ha sido muy buena y las visitas van creciendo y eso hace que la expectativa por el disco también sea mayor. Cuando trabajas muy duro y le dedicas muchas horas a algo, en este caso un disco, pues te vas creando tus expectativas.
Es como cuando tú escribes algo para tu revista y le das esa leída final y te sientes contento con lo que has creado. Es lo mismo que sucede con el disco, y es genial, estoy encantado de cómo suena. Un disco es como una fotografía del momento. Es el reflejo de ese momento de tu vida, de tu carrera pues haces lo mejor que puedes. Y dos semanas después piensas: “estoy muy contento con lo conseguido, pero pasará un año y empezaré a pensar que quizá debería haber hecho esto de otra manera”, pero justo en ese momento creía que lo que salió era lo correcto. Yo ahora mismo estoy encantado con lo que vamos a sacar.
Es un disco muy completo y bueno, pero… ¿Por qué elegiste el título de “Sin” para el disco?
Es algo realmente interesante… Siempre empiezo trabajando en lo que es la música y hay un punto en el que ya está terminado casi todo el aspecto musical y me relajé saliendo a pasear. Estaba en Francia y salí a hacer un largo paseo por el bosque, y de repente, las letras del principio de la canción, esa intro lenta, llegaron a mí como si los recibiese por una antena. Fue cosa de un minuto y yo pensé: “Wawww, esto es muy extraño”.
Pensé que era una canción muy buena y la empecé a cantar y a grabarla en mi iPHONE (empieza a cantar). Es que ya tenía las letras, de repente, y se lo envié a nuestro cantante Mats Levén. Él ya lo escuchó con las letras y vio que la cosa encajaba perfectamente. Cuando empezamos a trabajar en lo que son los arreglos nos enfilamos hasta los siete minutos de duración. Pensé que sería algo muy grande ya que nadie esperaría una canción mía tan larga, y menos para un single de Vandenberg. Todo fue muy natural, casi mágico, y mira, ha terminado dando título al disco y ser el segundo single.
Tengo que decirte que mi canción favorita es “Walking on Water”. ¿Estás planeando el próximo single antes de la edición del disco?
Sí, estamos trabajando en la nueva canción que será single y no va a ser “Walking on Water”, que, por cierto, es de mis canciones favoritas, aunque… la mayoría de ellas son mis favoritas. El nuevo sencillo sale en tres semanas y no estoy autorizado a hablar sobre cuál será… Saldría justo cuando salga el disco. Hasta que esto ocurra está muy bien lo de ir avanzando canciones y así puedan percibir lo que hay en el disco.
Es un periodo de tiempo muy excitante puesto que cuando trabajas tan duro en un disco y ves que ya está terminado, te mueres de curiosidad de saber qué opinará la gente. Siempre esperas que les guste de la misma forma que a ti te gusta. Y es que al final, cuando uno compone música, lo hace para uno mismo (este sería mi caso). Es algo que aparece en mi mente y si consigues plasmarlo fuera de tu cabeza, en música, es algo muy grande. Y siempre intento que lo que compongo se acerque mucho a lo que tengo en mi cabeza. Es un regalo en sí mismo. Y el nuevo single… creo que no va a ser ninguna sorpresa, algo que la gente pueda reconocer en sonido.
Me encanta la portada porque los tiburones nadando entre los rascacielos que aparecen esta vez son los mismos que aparecieron en tu segundo disco Heading for the Storm… Sé que siempre creas tus portadas, pero… ¿Por qué han vuelto los tiburones?
Es una historia curiosa pues había una conexión con el segundo disco de Vandenberg, que creo que fue 40 años atrás. Y cuando pensé en ello me di cuenta de que “Sin” podría ser un buen título para el nuevo disco. Es una palabra muy poderosa y tiene sólo tres letras, pero abarca mucho territorio. Puede significar robar una galleta, una pequeña mentira piadosa para hacer sentir bien a alguien, pero también puede significar asesinato masivo, o dispararle a alguien. Hay un significado muy amplio allí y me pareció un inmejorable título para el disco.
Pensé en el “pecado” y en los tiburones. En ese disco pensé que sería genial que los tiburones nadar sobre el desierto, pero sin saber hacia dónde van, y esta vez les he hecho nadar con Nueva York de fondo ya que es la ciudad del pecado. Allí suceden todos los grandes pecados. Y recuerda que la otra palabra con la que nos referimos a Nueva York es la gran manzana. La gente lo llama “Apple” y la manzana aparece en la Biblia: la serpiente y la manzana son el origen del pecado original. Vi que todo quedaba conectado.
Imaginé esa portada en mi mente, y el gran desafío fue el llegar a pintar en este estilo, pues no lo hacía desde que saqué el tercer disco de Vandenberg Alibi. Me di cuenta de que no había pintado de esa forma desde hacía 40 años y mi estilo ha ido cambiando mucho a lo largo de los años. Soy mucho más expresionista y abstracto. Estoy más cerca de lo que hice en la portada de Maniac Eden de 1994. Y me dije a mí mismo que tenía que hacerlo, y lo hice en tres días. Puse muchas capas para que diese la sensación de profundidad. No se pueden apreciar en la portada, pero si en la pintura final. Ha quedado muy profundo.
La pintura final costó una semana entera pues tuve el problema de tener que viajar a Los Ángeles para la mezcla final del disco y la portada tenía que estar terminada y estuve pintando por las noches, incluso la misma que tenía que coger el avión. Pillaba el vuelo por la mañana y eran las dos de la mañana y allí estaba yo todavía pintando. Un amigo mío entró en casa y le mandó una fotografía de la pintura a los de la compañía y ya se prepararon para tener lista la portada pues se necesita que todo esté preparado cuatro meses antes de que salga el disco.
Eso pasa especialmente por el vinilo. Y es que el vinilo se ha hecho muy popular, y las fábricas que lo hacen te piden que todo esté terminado cuatro meses antes, y para eso es imprescindible tener la portada. Y tenía que terminarla antes de volar a Los Ángeles. Fue un poco estresante, pero lo conseguí.
Me encanta la portada, pero me encanta también tu cantante Mats Levén; es un vocalista fantástico… ¿Por qué lo elegiste?
Fui muy afortunado, porque como sabéis Ronnie Romero cantó en el primer disco. El problema que hubo es que apareció el Covid y eso fue un problema para todo el mundo. Todo el mundo había planificado cosas y nosotros habíamos planificado una gira europea muy grande para el disco 2020, pero de repente estalla el Covid. Primero fueron unos meses, después un año completo, otros meses más… y terminaron de ser otro año entero. Y el plan se sustituyó por otro y fue otra gira, pero ya sabes que é está involucrado en muchísimos proyectos. La gira que queríamos hacer del disco 2020 no llegó ni a empezar debido a la incompatibilidad de nuestras agendas.
Desafortunadamente me vi empujado a tener que dejar de trabajar con Ronnie a pesar de que él es muy bueno y de que era el cantante de ese disco del que tocaba ir de gira. Y claro, luego piensas: “No hay muchos vocalistas capaces de poder cantar estas canciones…”. Es un repertorio muy exigente. Está Dino Jelusick, está Ronnie Romero y está Mats Levén. No quería probar cantantes, quería alguien que pudiese dar el nivel. Quizá tú sepas de alguno, pero a mí no se me ocurren muchos más cantantes que puedan cantar tan bien. Afortunadamente recordé a Mats trabajando con Yngwie Malmsteen. Y todos los que sobreviven a trabajar con Yngwie para mí ya son héroes (risas). Recordé también que había estado de vocalista de los suecos Treat, que son una gran banda y con unas líneas vocales muy exigentes, así que llamé a Mats.
Y él estaba entusiasmado por la llamada. Yo no lo sabía, pero me dijo que estaba algo disgustado conmigo pues cuando armé la banda Moonkings no le dije nada. Y es que en ese momento no pensé en él. Un poco me olvidé de Mats. Fue muy divertido cuando le llamé por vez primera por teléfono: “¿Por qué no me llamaste para formar parte de los Moonkings?”. Y me disculpé con él.
También me contó una historia de cuando era un niño en Gotemburgo. Le dijo a su madre, que iba a Inglaterra por motivos laborales, que le trajese un par de discos, y ella le trajo dos álbums de Vandenberg. Así que de alguna manera había una conexión previa con él. Cuando empezó a cantar las canciones vi que la química era total.
Entrevisté a Ronnie hace un par de meses y me dijo que el disco era excelente y que por culpa del Covid no llegó ni a poder tocar un concierto como Vandenberg.
Cuando trabajábamos juntos todo era genial, Ronnie es un gran tipo y un vocalista fantástico. Pero el mundo se puso patas arriba y las agendas chocaron. Yo le conocía de antes, de cuando coincidíamos en festivales en los que él cantaba para Michael Schenker. Actualmente tiene su propia banda, los Elegant Weapons. Suenan muy bien y hay grandes músicos allí, especialmente en guitarra y voz.
La cosa avanza y el negocio musical se hace complicado, especialmente en estos últimos 10 o 15 años. Yo prefiero no estar en varios proyectos a la vez, pero es una opinión personal. Me gusta tener una banda y que los músicos vayan creciendo juntos. Si estás en varios proyectos a la vez es una situación mala puesto que muchos pueden pensar que para ti es uno más. Cuando coincidimos juntos no es la mejor de las situaciones, pero… quién sabe, quizá en un futuro nuestros caminos se vuelvan a cruzar.
¿Cuán importante fue tu hit “Burning Heart” en tu carrera?
Fue muy importante, pues para mi sorpresa llegó a ser todo un éxito en los Estados Unidos. No me había planteado con el grupo Vandenberg llegar a tocar en otros países, porque es muy difícil el llegar a salir de Holanda siendo un músico de rock. Es algo que no había pasado mucho, sólo Golden Earring en los 70 y quizá los Focus, aunque ellos tiraban más hacia el progresivo. Tenían en sus filas a un guitarrista alucinante llamado Jan Akkerman. Él estaba muy por delante de su tiempo.
La primera vez que me encontré a Brian May y hablamos me dijo: “Me encanta el material de Akkerman, tiene muchos registros jazz, pero sigue teniendo recursos y es un guitarrista increíble”. También hemos tenido a Within Temptation, pero eso ya es algo más diferente, pero es innegable que tienen mucho éxito en otros países. Lo que conseguimos a mediados de los 80 fue una excepción, era algo impensable y para mí fue toda una sorpresa. “Burning Heart” fue todo un éxito y pudimos salir a tocar en Norte América, y de allí saltamos a Japón y a otros sitios.
Desafortunadamente nunca hubo ocasión de tocar en España, y eso es algo que me gustaría hacer en esta próxima gira. Con Moonkings tocamos una vez en Madrid, pero a nadie le sonaba el nombre del grupo. Si hubiésemos tocado bajo el nombre de Vandenberg seguro que hubiera sido muy diferente. Actualmente hay mucho interés por la banda, especialmente en países europeos, pero especialmente España.
Y sé que España es un país muy rockero. Grandes festivales, grandes giras que hacer. Tengo ganas de poder tocar allí. España es uno de mis países favoritos. Que sepas que cocino una paella espectacular. Es tan bueno como cualquiera de las que puedas comer en España (risas). Celebré el pasado fin de año en Valencia.
Pues justo en Valencia nace la paella.
Exacto, y allí probé yo mi primera paella, y a mí me encanta cocinar. Y desde entonces que empecé a probar el cómo cocinarla. Siempre que voy a España me gusta mirar dentro de las cocinas. Comimos mucho en Casa Camelias en Valencia, que se supone que es uno de los sitios en los que se hacen las mejores paellas del mundo. Allí miro dentro, hablo con la gente de cocina, luego miro en Internet y en mis libros de cocina. Trabajo en ello, vuelvo a trabajar hasta que ahora puedo decir que ya lo domino. Y que está hecha al estilo valenciano.
Después de todos estos años… ¿Cómo ves el álbum Alibi? Que por cierto… me encanta la portada, quizá es mi favorita de todas las que has hecho.
Muchas gracias. Lo que te voy a decir es aplicable a cualquier artista que va desarrollando su arte. La diferencia entre el primer y segundo disco de Vandenberg no es tanta como las que hay entre el segundo y el tercero. Con esa tercera entrega quise dar un paso más grande a nivel de producción, a nivel artístico y musical. Sí te puedo decir que es un disco absolutamente 80ero, aunque se aleja muchísimo de lo que fue el disco de debut.
Salió a mediados de los 80 cuando las producciones empezaban a cobrar muchísima más importancia. Inicialmente quería indagar en ello ya que las canciones, en cuanto a composición, conectaban más con lo que había sido el segundo disco de Vandenberg. La producción era mucho más importante pues ya tenía experiencia como productor. Estaba preparado para esa aventura, y de verdad que fue una aventura. Era un reto de lograr un sonido para las canciones que yo había compuesto y tocado. Mirado en perspectiva… suena muy a los 80, pero es que estábamos en los 80… Y podría haber funcionado bien en gran parte del mundo, más que nada porque considero que allí había unos muy buenos singles.
Pero el problema vino por la discográfica que pasó un poco de todo. Teníamos un manager diferente en esa época e intentó que la gente nos viera como un grupo tipo Duran Duran, y nosotros éramos un grupo de hard rock. Yo le dije que no quería hacer música al estilo de Duran Duran, y cuando vio que lo teníamos tan claro decidió que no iba a hacer promoción alguna ni a esforzarse lo más mínimo con el grupo. Así fue como marchó la cosa y ya sabes que en el negocio musical un día estás arriba y al siguiente estás abajo. Al poco de que sucediera todo aquello entré en Whitesnake y ya ves, todo tomó otra dirección totalmente diferente.
¿Es cierto que se iba a incluir una versión de la canción “Burning Heart” en Slip of the Tongue?
Sí, sí… Pero fue justo cuando me lesioné la muñeca, así que perdió todo sentido el llegar a grabarla para el disco. Así que paramos de trabajar en esa canción.
¡Qué lástima! Cuando para el disco 1987 Coverdale necesitó un guitarrista para el solo de «Here I Go Again», apareciste, tuviste que tocar y… fue increíble. ¿Entiendo que todo aquello supuso un vuelco total para ti?
Sí… Cuando uno compone una canción no imagina que pueda seguir tocándola tantos años más tarde. Una canción responde a un momento vital. Compones una canción, piensas que es cool, te suena bien, pero no piensas que 40 años más tarde la seguirás tocando, y lo mejor es que la sigo disfrutando cuando la toco.
Cada vez que la toco, la emoción que siento, que incluso hace que la toque, ligeramente diferente. Una emoción diferente, un feeling diferente, te evoca a cosas pasadas… Posiblemente haya llegado a ser la canción más importante de toda mi carrera, pues me abrió la puerta a todo lo demás.
Es que creo que llegaste a Whitesnake y encajaste a la perfección con Coverdale. Pero fue entonces cuando te lesionaste y el grupo tuvo que buscar a otro guitarrista.
Sí, cuando David vio que no podía tocar hablamos, y hablamos sobre Steve Vai. Conocíamos su trabajo, especialmente lo que había hecho con David Lee Roth y por la película Crossroads. Allí demostraba que podía ser más blues, pero no lo fue tanto cuando grabamos el disco, lo que para mí fue bastante sorprendente. Yo me marché a Holanda para descansar y liberar mi muñeca de todo movimiento, y cuando me pasaron el resultado final exclamé: “Wooooow, esto es muy diferente de lo que yo tenía en mente cuando compuse las canciones…”.
Pero más allá de eso nos hicimos muy amigos y de vez en cuando hablamos. Yo creo que nuestro binomio funcionó muy bien en la gira ya que nuestros estilos son totalmente opuestos, pero era por esto que nos encantaba tocar juntos: porque éramos totalmente diferentes. No hubiese tenido mucho sentido si los dos tuviésemos el mismo estilo de tocar. Y claro, en los directos tocar con él representaba un desafío para mí puesto que en muchas canciones me tocaba doblar a Steve, pues así era como había quedado grabado en el disco. Eso pasaba en “Kittens Got Claws”, allí todas las guitarras van dobladas. Te aseguro que eso era un reto, pues no era mi estilo para nada.
Puedo decir que aprendí muchísimo de él. Steve también me decía que estaba aprendiendo de mí, en el vibrato y en la selección de las notas. Cuando empezamos a tocar juntos empezamos a aprender mucho el uno del otro. Y eso se disfrutaba especialmente a la hora de tocar en directo. Dos años más tarde me preguntó: “¿A que nunca te hubieras imaginado que terminaría siendo yo una influencia para ti?” Y yo le decía que para nada lo hubiera pensado nunca, que éramos en un principio tan diferentes… Y añadía que él también estaba aprendiendo mucho de mí. Lo cual es muy bonito.
Atención a la formación del grupo: David Coverdale, Adrian Vandenberg, Steve Vai, Rudy Sarzo y Tommy Aldridge…
Sí, era una formación impresionante y tengamos en cuenta que David estaba en su plenitud vocal, lo que era alucinante. Fue una experiencia maravillosa.
En la gira Liquor and Poker World, tocasteis en Toronto con Kiss, y Whitesnake tocó después de Kiss. Así que, podemos decir que Kiss fue vuestra “banda telonera”. ¿Cómo recuerdas ese show?
Fue un concierto muy extraño porque como os podéis imaginar… allí hubo una lucha de egos total. David Coverdale y Paul Stanley tienen unos egos enormes. Sólo tres años atrás, o quizá cuatro, Vandenberg giramos como teloneros de Kiss en los tiempos que tocaban con Vinnie Vincent. Al llegar al recinto del concierto saludé a Paul y a Gene y me saludaron con un “hola” muy frío. Ya les noté que no estaban especialmente contentos. Y el problema sucedió durante el show cuando les tocó salir antes que Whitesnake.
A mí poco me importaría la situación de si toco antes o después, pero el tema estaba en que en Canadá Kiss no eran más grandes que Whitesnake en ese momento. Y a mí todo eso no me importa, no veo que una banda sea telonera de la otra. Todos estamos en el negocio y somos bandas, así que no debería importar la posición de cada uno, pero para ellos era importante. Y Paul empezó a gritarle a la gente que Whitesnake no les había permitido todos los hinchables y cosas que tenían y empezó a alentar a que la gente abuchease a Whitesnake durante el show de Kiss. Eso fue muy extraño… “¿por qué? Eres un tío grande, relájate…”. Si venimos aquí a tocar rock n’ roll para hacer feliz a la gente.
Fue un concierto muy raro, pero nos salió un gran concierto y todos los que hicimos en Canadá fueron muy buenos shows. No creo que lo que hizo Paul fuese algo muy profesional pues era como inducir a que la gente pensara que Whitesnake había impedido que Kiss hicieran su show escénico completo, pero es que era una cuestión de espacio. Siempre las bandas que tocan antes disponen de menos espacio pues hay que dejar preparadas las cosas para el show final, y no había espacio para que lo utilizaran todo. Es simplemente tener que apoyar más el show en lo musical
Quiero preguntarte sobre el álbum Starkers in Tokyo con David Coverdale. Es un disco que está bien pero que comparado con los unpluggeds de la época se queda muy corto.
Se trataba de un show para la radio y era algo pequeño. Era sólo para 50 personas que habían ganado un concurso. Al terminar pensamos, que claro, al haberse emitido por la radio nipona, estaba clarísimo que se harían bootlegs de ese directo, por lo que pensamos que quizá lo mejor sería sacarlo por nuestra cuenta, de forma oficial. Esa misma tarde-noche fuimos al estudio para mezclarlo y que sonase mejor de cómo había salido por la radio. Conseguimos un mejor sonido, pues lo que habían escuchado los fans en sus casas no era un sonido de disco profesional. Había quedado el sonido muy comprimido.
Era sólo voz y guitarra, por lo que la mezcla no era muy complicada. Nos centramos especialmente en el sonido de la guitarra, show corto, en unos 30 o 40 minutos la cosa estaba ya casi completada. Y una semana o dos más tarde ya lo lanzamos. Y tuvo mucho éxito. Y es que a veces la gente no quiere tanto heavy metal potente con grandes agudos, a veces funciona hacer lo contrario, hacer música relajante. Y de verdad que tuvo mucho éxito, pero especialmente porque era diferente a lo habitual. Es decir, cuando tú tocas esas canciones de forma acústica estas cambian bastante y todo queda mucho más relajado y pausado.
¿Es verdad que hiciste una prueba para entrar en Thin Lizzy?
¡Oh, sí! Fue cuando yo estaba todavía cursando mis estudios de arte en la universidad. Mi madre recibió una llamada del manager del Thin Lizzy en la que me proponía viajar a Londres y probar de tocar con el grupo, ensayar con ellos, y de alguna forma, era una especie de prueba… ¡Al momento dije que sí! Conocía a Thin Lizzy… más que nada porque eran una de mis bandas favoritas. Estuve allí varios días, y, de hecho, los Lizzy me dijeron que contemplara la opción de entrar en el grupo. Y para mí era un sí, porque la cosa había ido muy bien.
Pero luego el manager me dijo si estaba realmente seguro de hacerlo puesto que era un periodo de tiempo complicado en el que Phil Lynott estaba muy metido en el pozo de las drogas, y todo el mundo lo sabía. Y eso mismo hablé con mi padre, que me dijo que, si él fuera yo, primero terminaría con la carrera de arte, ya que en el negocio de la música nunca sabes lo que puede llegar a pasar… y es verdad que Thin Lizzy no estaba en un buen momento. Así que decidí terminar la universidad y le dije al manager de los Lizzy que esa era mi opción. Cuando le dije que no, Phil Lynott estaba en el hospital. Se puso bien y luego entró John Sykes al grupo… y lo que son las cosas, yo terminé reemplazando a John Sykes en Whitesnake no mucho tiempo después. Fue algo muy curioso…
¿Qué tan importante fue Eddie Van Halen para ti?
Pues fue realmente muy importante para mí, porque también era holandés. Cuando sacaron su primer disco como banda la gente alucinaba con la guitarra, alucinaban con lo que podía hacer ese guitarrista. Yo creo que logró inspirar a todo el mundo con su fuego y su forma de tocar. En mi opinión Van Halen es el heredero de Jimi Hendrix. Esa forma de tocar es única, y yo soy un guitarrista totalmente diferente, pero me encanta escucharle.
Hay algo especial en estos grandes guitarristas, y poco importa el estilo que practiquen, ya puede ser Paco de Lucía, Eddie Van Halen, Jimmy Hendrix, Brian May o el que sea… Son gente que consigue crearme una especie de eco en mi cabeza y cada guitarrista que me toca en lo profundo, termina siendo una influencia para mí. Todos ellos lo han hecho… Pero el que cambió el paradigma de todo fue Hendrix.
¿Cuál es el primer disco que compraste con tu propio dinero?
La verdad es que fui ganando dinero vendiendo mis pinturas y mis diseños y mi primer disco… Déjame que lo piense… Pues posiblemente sería un disco de The Spencer Davis Group con Steve Winwood a la voz. Escuché a Steve Winwood en la radio cantando la canción “Keep on Running” y la cantaba de una forma maravillosa (canta el riff) y lo vi en la televisión. Tenía la cara con acné, cosa que yo también tuve y con esa guitarra de afinación baja. Sí, creo que ese fue mi primer disco, o… quizá fuese el de Eric Burdon cuando estaba con The Animals. Uno de estos dos. Ambos salieron en el mismo periodo de tiempo.
¿Cuál es el mejor álbum para ti de estos últimos 50 años?
Oh… esto va a ser muy difícil de responder. Quizá para mí sería un disco de Jimi Hendrix, y posiblemente sería el Axis: Bold as Love o quizá el directo Band of Gypsies, porque como toco Jimi allí es alucinante. Uno de esos dos sin duda, pero si tuviese que quedarme con uno… creo que te diría Axis: Bold as Love. Es que es muy difícil esto, te podría decir 20 o 30 discos perfectamente.
Terminando Adrian, quiero preguntarte por el accidente de coche que tuviste en los 80 que te dio problemas de cervicales.
Sí, eso sucedió y me comportó un problema importante en mi muñeca afectándome a la hora de tocar Tuve que llevar un collarín. Con los años cada vez era más difícil tener esa velocidad, pero no paraba de tocar la guitarra, y cuando grabé el disco de Whitesnake Slip of the Tongue vi que pasaba algo raro y que me era imposible hacerlo. Me sentía como si alguien me estuviese sujetando la muñeca y no me dejase tocar bien.
No sabía qué podía hacer al respecto y decidí volar hasta Holanda de vuelta y eso fue lo que trajo a Steve Vai al grupo. Lo bueno es que me recuperé justo antes de la gira: podía tocar. Pero durante esa misma gira necesité a un terapeuta y tenía sesiones una vez a la semana para recuperar masa muscular perdida durante la convalecencia. En 1999 fui a ver a un doctor y me dijo: “Bien, tienes dos hernias discales que te presionan los nervios de la mano, justo los dedos pulgar e índice, y eso es lo que hace que te hagan perder la púa al tocar”.
Y al final tuve que someterme a dos operaciones en Estados Unidos para mejorarlo. Lo bueno es que me quitaron el dolor. Pero mientras esperaba las operaciones tuve que aprender a tocar más con las uñas en vez de la púa. Y ahora combino lo que es la púa con las uñas. Ya es algo en lo que no pienso, pero mira: mira mis largas uñas que son muy largas (risas). Al final he terminado combinando ambas técnicas. Uñas, púa o dedos, según la canción utilizo lo que va mejor. Lo más importante de todo es que ya no hay ese dolor que tenía, eso fue lo que me llevó a hacer esas dos operaciones. Al terminarlas el dolor desapareció y sólo me han quedado un par de pequeñas cicatrices alrededor del cuello.
Leí que en los 80 tiempos solías vestirte con ropa de leopardo. ¿Podríamos considerar la ropa de leopardo como un distintivo de Adrian Vandenberg?
Sí, sentía curiosidad. Pensé que era una cosa que era muy cool porque, incluso antes de crear Vandenberg ya utilizaba una corbata de leopardo y luego conseguí una camisa. De alguna forma eso empezó a ser una seña de identidad. De hecho, a veces suelo vestir alguna prenda así. Y en mi coche, los pedales y el cambio de marchas son imitación de piel de leopardo. Me lo tuneé así, he hice lo mismo con la alfombra (risas).
Venga, dime la última vez que hablaste con David Coverdale…
Posiblemente… hace tres semanas atrás.
A ver si David quiere volver, hay una llamada y te volvemos a ver a su lado…
Nunca sabes lo que puede pasar en un futuro, pero a día de hoy yo estoy encantado con la banda que tengo y muy posiblemente David se tome un tiempo largo de pausa, así que veremos qué pasa en un futuro.

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.