Enslaved – Mardraum: Beyond the Within: 20 años del nacimiento del ‘Viking Progresivo’

Mardraum: Beyond the Within

25 de octubre del 2000

Osmose

Enslaved se formó en 1991, en Haugesund, Noruega. Inspirados por la segunda ola de black metal, Ivar Bjørnson y Grutle Kjellson pronto demostraron una inclinación distinta a sus contemporáneos: sus letras no se centraban en el satanismo, sino en la mitología nórdica y en temas vikingos, lo que los situó como pioneros del llamado viking metal. Su debut, Vikingligr Veldi (1994), ya mostraba canciones largas y estructuras progresivas, aunque envueltas en crudeza black. Con Frost (1994) y Eld (1997), la banda afianzó su reputación dentro de la escena extrema, mezclando agresión con épica y atmósferas más abiertas. En Blodhemn (1998) endurecieron su propuesta hacia un black metal más directo y violento, sin tanta experimentación, pero aún con un trasfondo lírico anclado en lo ancestral.

 

Estos primeros trabajos afianzaron a la banda en la escena, pero tras todo esto surgieron las dudas propias de cualquier formación. Sabemos de dónde venimos, pero ¿a dónde vamos? ¿Hasta dónde puede evolucionar nuestro sonido? La respuesta a todas estas vicisitudes fue Mardraum: Beyond the Within, publicado el 25 de septiembre de 2000 por Osmose Productions.

 

El disco

Este disco siguió conservando la fiereza primigenia del black metal. No abandona la violencia, pero se aventura en territorios más amplios, atmósferas más profundas y en una experimentación progresiva que hasta ese momento sólo se había vislumbrado en su discografía. Grabado en febrero de 2000 en los Abyss Studios, con Ivar Bjørnson y Grutle Kjellson al mando de la producción junto a Lars Szöke y Peter Tägtgren, el disco simultáneamente cierra un capítulo y abre otro. Y eso es así desde la primera pista, “Større enn tid – Tyngre enn natt”, imponiéndose un clima que fluctúa entre la calma primigenia y la furia controlada: guitarras limpias, casi meditativas, que lentamente van siendo ensombrecidas por riffs agresivos, estructuras épicas, voces que alternan gritos, guturales y pasajes limpios.

 

Una apertura que desde los primeros diez minutos muestra la intención de no repetir lo hecho en Blodhemn (1998), sino de llevar todo lo aprendido hacia un terreno más expansivo. En este sentido, en Encyclopaedia Metallum lo describen como un “gigantesco mosaico de ideas”, donde lo progresivo, lo doomy, lo técnico, lo tradicional y lo atmosférico se mezclan en formas inesperadas.

 

Del mismo modo, en una reseña publicada en Voices From The Darkside en diciembre de 2000, se señala que Mardraum es “una mejora dramática” respecto a Blodhemn, destacando que la banda luce más relajada, más concentrada, aunque el autor advierte que no todo lo anunciado como “psicodelia” se concreta realmente, sino que muchas influencias simplemente aportan instantes de espacio y respiro. Esa evaluación apunta algo clave: la ambición de la banda se ve tanto en lo que introduce como en lo que omite. No es psicodelia decorativa, sino que los momentos de quietud tienen tanto peso como los de violencia.

 

A día de hoy, con más distancia podemos afirmar que canciones como “Entrance-Escape” incorporan ambientes que recuerdan la psicodelia setentera, efectos de guitarra limpia, armonías vocales que se apartan del grito constante, incluso reminiscencias de estilos melódicos poco propios del black metal puro; todo ello sin renunciar a los blast beats ni al peso de las guitarras saturadas. Con todo, a pesar de su riqueza, la producción tiene bordes ásperos: algunos temas se sienten demasiado densos, las mezclas a veces oscurecen detalles, y la transición entre atmósfera y brutalidad puede resultar abrupta para quienes esperaban coherencia homogénea.

 

Al hilo de este contexto, Voices From The Darkside, ya observaba en la reseña citada que Osmose Productions, el sello, se hallaba en aquel momento en una encrucijada, buscando estabilizarse luego de algunos discos menos vibrantes de sus bandas bandera (Immortal; Marduk); y que Mardraum aparece como algo esperado (“flagship”) para reafirmar la relevancia de la formación. Aun así, la publicación señala que, aunque el álbum tiene momentos memorables, no todos logran la misma inspiración, y ciertos pasajes rítmicos o estructuras épicas quedan algo forzadas.

 

Por otro lado, MetalBite, en mayo de 2002 reivindicaba la valentía del álbum para trazar una nueva dirección: “Blodhemn mostró a la banda tocando con rabia; mientras que Mardraum abarca todos los elementos que la banda había mostrado antes; emoción, profundidad, epicidad… todo está aquí, y hay más”. Se alaba especialmente la forma en que las influencias psicodélicas, que hasta entonces solo se intuían, finalmente cobran vida; la atmósfera se vuelve precisa, continua; cada nota parece tener un propósito, no hay relleno innecesario.

 

Entre los logros más celebrados, cabe destacar la versatilidad vocal de Grutle Kjellson, que sobresale: además de sus rasgaduras extremas, aparecen voces limpias en momentos clave que aportan contraste, emoción y dimensión. Sus líneas de bajo, correctísimas. Las guitarras de Ivar Bjørnson y Christian (“R.”) Kronheim están en un punto de diálogo más complejo: no solo riffs feroces, sino leads melódicos, efectos de guitarra limpia, pasajes progresivos, armonías intrincadas. Dirge Rep reafirma su papel no solo como martillo rítmico sino como elemento que respira con el tema, permitiendo transiciones, rellenando espacios sin perder contundencia.

 

Uno de los debates más persistentes entre quienes critican al álbum es la duración y la densidad: sí, hay momentos en que la densidad se vuelve abrumadora; momentos en que los riffs y ambientes se prolongan de modo que quien escucha por primera vez puede sentirse perdido. El disco tiene una hora larga, con canciones que piden varias escuchas antes de que sus múltiples capas se desplieguen. Pero esa misma cualidad de complejidad es, para muchos, lo que hace a Mardraum especial: no intenta ser cómodo ni directo, sino desafiante, evocador, incluso irritante si uno lo exige.

 

Las letras y el concepto también merecen mención: no son narrativas épicas al estilo puro vikingo como en discos anteriores, sino visiones interiores, pesadillas, sueños, territorio subconsciente. El título lo indica: Mardraum: Beyond the Within (“Pesadilla: Más allá de uno mismo”). Al respecto, en entrevistas realizadas años después, los propios miembros de la banda reconocen que en este disco comenzaron a permitirse más abstracción lírica, menos historia mitológica directa, más simbolismo y atmósfera, lo que luego sería parte de su perfil progresivo.

 

Veredicto

En retrospectiva, Mardraum: Beyond the Within ocupa una posición crucial en la trayectoria de Enslaved: es el punto en que la banda ya no es solo heredera de la segunda ola del black metal noruego, sino exploradora de nuevos horizontes sonoros. Críticos modernos lo definen como “el álbum más subestimado” de su discografía, precisamente por su valentía para mezclar lo extremo, lo atmosférico, lo progresivo, lo técnico, sin renunciar por completo al caos.

 

En mi opinión, este no es un álbum perfecto, tiene momentos ásperos, con un sonido que en algunos puntos se siente en transición, pero es de los discos más valientes de su época, de los que ponen en tensión lo que una banda era y lo que podría llegar a ser. Y, en este caso, así ha sido: los siguientes 25 años de carrera de Enslaved tras Mardraum hablan por sí mismos.

 


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