Crónica del primer día de Rock Imperium

No deberíamos decir que damos inicio a la temporada de festivales, porque el Z Live ya se encargó de romper el hielo. Sin embargo, nuestra cita con el Rock Imperium era ineludible. Aunque sabíamos que cubrir todo sería un reto, aquí estamos, y durante las próximas semanas esperamos compartir con vosotros las crónicas del Rock Fest, Resurrection Fest y, por supuesto, Rock Imperium.

Hasta Cartagena se han desplazado nuestros directores y nuestro fotógrafo Tigran, preparados para capturar cada momento. A priori, las fechas en junio suelen venir acompañadas de altas temperaturas, pero por ahora el calor es soportable y no ha sido un obstáculo para disfrutar de las bandas que, durante cuatro días, se dan cita en la ciudad portuaria. También es una excelente oportunidad para reencontrarnos con amigos y compañeros del medio.

La gran incógnita de este año es la asistencia, ya que tres festivales coinciden en la misma semana, algo que inevitablemente plantea dudas. Aun así, los seguidores del Rock Imperium han respondido: aunque el primer día no alcanzó el lleno total, la asistencia fue más que decente.

Como novedad, la organización introdujo una happy hour, ofreciendo bebidas 2×1 en horarios específicos hasta las 15:00, una iniciativa muy bien recibida. Así que hasta allí nos fuimos, listos para disfrutar de los primeros grupos y dar el pistoletazo de salida a esta intensa temporada festivalera.

Crummy: heroicidad bajo el abrazo solar

Empezamos el festival con poca gente debido a las altas temperaturas y a unas horas excesivamente tempranas. La gente buscaba sombras, agua y visitaba el puesto de merchandising. Pero allí estaban los Crummy, ofreciendo una buena muestra de su heavy metal de corte clásico y en castellano, comandado por la guitarra de Víctor C. Gil, y haciéndonos recordar que este proyecto primerizo del ex de Anubis tenía grandes canciones. Venían de Marbella y Kiko Romero terminó dándolo todo en la final “Falsos poetas”.

Diabulus in Musica

Siempre es un placer volver a disfrutar de los de Pamplona. Navarra nos ha regalado —y sigue regalándonos— formaciones de enorme calidad. En esta ocasión, fue el turno de los agudos y de la ópera rock, de la mano de Zuberoa, cuya voz operística combina a la perfección una sonoridad clásica con la potencia del metal.

 

Gorka, por su parte, alternó entre el teclado y los guturales, a los que añadió coros. Realmente estuvo muy sembrado con los guturales y le dieron un toque especial al concierto. El show arrancó con la introducción de “One step higher”, seguida de “Ex nihilo” y pese a que el público congregado era más bien poco salieron con ganas de darlo todo y así lo demostraron. La llegada de «Otoi« trajo consigo otro momento especial: además de cantar, Zuberoa tomó la flauta travesera, demostrando una versatilidad admirable al alternar entre instrumento y voz en un tema interpretado exclusivamente en euskera.

 

El cambio de registro llegó con «Invisible», donde Gorka dejó momentáneamente el teclado para tomar el centro del escenario como voz principal, en un tema compuesto íntegramente con guturales. Una interpretación intensa que dio un giro radical y poderoso al concierto.  Actuación corta pero intensa, donde se reafirmaron en su estilo y dejaron el pabellón bien alto del panorama nacional.

Hellripper (por Dani Torras)

Llegó el turno de Hellripper, entró en escena sin hacer mucho ruido, se puso el mono de trabajo y allí empezó a descargar toda su energía y rabia hacia un público sacrificado por el calor.

 

Esta banda de Thrash Metal liderada por James Mc Bain nos trajo un sonido de la vieja escuela, con muchas influencias que recordaban a la agresividad de Kreator o a la picardía y macarra de los inicios de unos jovenzuelos Metallica.

 

No dio tiempo para muchos saludos y formalidades. Tocaron caniones una detrás de otra con unas enfurecidas guitarras que el público lo agradeció.

 

Entre otras destacaron la introductoria «All Hail The Goat», «T’he Nuckelavee» O la electrizante «Hell’s Rock ‘N’ Roll». Incluso se permitió el lujo de retar a hacer un circle pit con extremas temperaturas en la canción «Nunfucking Armageddon 666». En resumen, un Thrash que siempre añoramos los más nostálgicos.

Far East Groove (por Dani Torras)

Se empezaba a cocer un ambiente de desvarío con síntomas de espejismos y desfallecimientos. Y nos llegó la sorpresa del día del festival Rock Imperium con FAR EAST GROOVE. He de reconocer que ni me los esperaba, ni me había planteado tal espectáculo rompiendo los esquemas del festival. A los asistentes nos dejaron perplejos con todo su entusiasmo depositado en el escenario.

 

Cabe decir que la culpa de todo la tiene el gran compositor japonés Yasuharu Takunashi. Este artista nacido en Tokio es reconocido y admirado por sus trabajos y colaboraciones musicales en Animes.

 

Todo un ídolo de masas en su país, pudo ofrecernos una mezcla de heavy metal y música tradicional japonesa, añadiendo imágenes a la gran pantalla de series populares anime como «Naruto Shippuden» o «Fairy Tail». Esa sincronización fue perfecta para mostrar esas bandas sonoras del mundo Manga que a todos nos hechizaron en algún momento de nuestras vidas.

 

El señor Takunashi, siempre pegado a los teclados, esta vez trajo un par de colaboradores de su adorable tierra nipón a la cantante y al guitarrista.

 

Fue todo un espectáculo para los amantes del Anison y J-Rock japonés. Se me despertó la vena «Otaku» que permanecía dormida en mi cuerpo. No creo que tardemos mucho tiempo en verlos más a menudo por Europa llenando salas como estan haciendo las Babymetal. Os aseguro que vale la pena esta performance metal folk anime japonesa.

 

Satan: pura historia de NWOBHM, pero no para todos los públicos

Momento muy especial e histórico el de poder ver en un festival a una de las grandes bandas de la NWOBHM. Nunca tuvieron la suerte que merecían, incluso llegando a cambiar de nombre décadas atrás, porque eso de llamarse “Satan”, ya te lleva problemas de por sí. Comandados por dos miembros de Skyclad como son Graeme English y Steve Ramsey. Guitarras dobladas en “Ascendancy” y flanqueados por dos torres Marshall que se quedaron en poco si las comparamos con lo que traerían Airbourne.

 

Brian Ross, vocalista nos confesó que siempre fue un gran fan de Dr. Who y también nos regalaron la fabulosa “Trial by Fire”, en su día versionada y grabada por Blind Guardian. Coros reales y mucha clase en el “Break Free” del disco de 1983 “Caught in the Act”. Todos vestían de negro, recalcaron un par de veces su ascendencia de Newcastle y fueron a por “Sacremental Rites”, “Ophidian” y “Testimony” demostrando que son una de las bandas que mejor se conserva de esa época.

 

Terminaron con “Alone in the Dark”, con referencias de su vocalista a las palabras de Paul McCartney sobre el amor, pero hubo gente que se quejó de que el concierto fue bastante plano. Es un caso similar al de Cirith Ungol el año pasado… Hay que valorar que hayamos podido presenciar un pedazo de historia del heavy metal en Cartagena.

 

 

Gun cumplen, pero añoramos viejos componentes…

Soy un apasionado de los escoceses, pero cada vez que les veo el grupo va perdiendo algo de personalidad e historia, quedando los dos hermanos Gizzi como únicos supervivientes de lo que un día llegaron a ser.  Salieron a escena mientras sonaba el “Delilah” de Tom Jones y con un Dante enfundado en una gabardina de la que no se despojaría hasta el final. Presentaban el disco Hombres, que según dijeron, está dedicado a los fans españoles. De esa obra cayó “Fake Life”.

 

Las canciones nuevas funcionan a medias, pero cuando te espetan eso de “Cartagena: Are you Ready?” y cae el “Don’t Say It’s Over”, todo queda empequeñecido ante tamaño himno del Swagger. “All Fired Up” de nuevo cuño y el gran momento “Word Up”, que sigue siendo su momento más mágico y recordado, a pesar de ser una versión. No estaba el baterista Paul McManus, pero Giuliano lucía en su gorra el logo del Saint Pauli alemán, un logo que suele llevar Paul. Destaquemos, eso sí, los coros reales del grupo.

 

Recordó Dante que en 1989 lo petaron con un single: “Better Days”, y que a día de hoy, es imposible hacer un concierto de esta gente y que no suene. Gran tramo final con clasicazos de le envergadura de “Take Me Back Home” o con la muy coreada “Inside Out”. Luego dijo eso de “Puta madre” para atacar “Steal Your Fire”, otra de las absolutamente definitivas. La despedida la puso “Shame on You”, ya con Dante sin la gabardina y vistiendo totalmente de blanco.

 

 

Airbourne, el plato fuerte de la jornada

Los australianos eran sin duda el plato fuerte de esta primera jornada. Su propuesta de hard rock sigue sumando adeptos. Aunque en su día se les llegó a considerar como los sucesores naturales de AC/DC, lo cierto es que su trayectoria se ha mantenido un peldaño por debajo. Aun así, la comparación no resulta descabellada: con más de veinte años de carrera, cuatro discos en su haber y una entrega inquebrantable, Airbourne ha escalado posiciones a base de energía, constancia y conciertos que son una auténtica descarga de adrenalina. Su característico escenario, repleto de amplificadores, luces y el Lemmy Bar, es ya parte de su sello de identidad.

 

Pasadas las 20:00, la mítica intro de Terminator preparaba al público para la tormenta que estaba por llegar. Sin dar respiro, la banda irrumpió en escena con «Ready to Rock», desatando la locura desde el primer acorde.

 

Sin bajar el ritmo, enlazaron con «Too Much, Too Young, Too Fast» y «Burnout the Nitro», dos temas ya clásicos de su repertorio que lograron meterse al público en el bolsillo desde el primer momento. Y por si a alguien aún le quedaba alguna duda, el propio Joel O’Keeffe también se bajó entre el público a hombros del equipo de seguridad y no dejó de tocar la guitarra ni un instante. Y se dio un buen paseo… No faltó tampoco la buena ración de cerveza que se vertió, e incluso los cubatas, con el homenaje a Lemmy en el Lemmy Bar, de whisky bien cargado que repartió al público.

 

Junto a él, Matt Harrison a la guitarra, Justin Street al bajo y Ryan O’Keeffe a la batería mantuvieron el ritmo frenético del espectáculo. Si bien el protagonismo recae claramente en Joel, en ciertos pasajes se echó en falta una mayor interacción entre los miembros del grupo, especialmente desde la batería. Sin embargo, el vértigo del setlist no dejó espacio para distracciones. Temas como «Girls in Black» e «It’s All for Rock ‘n’ Roll» se sucedieron casi sin parpadear.

 

Aunque Joel ejerce con claridad como frontman de la banda, también tuvo espacio para brillar con la guitarra. A pesar de tratarse de pasajes puramente instrumentales, resultaron dinámicos y nada tediosos, demostrando que sabe desenvolverse con soltura. En ocasiones, su faceta como guitarrista queda en segundo plano, pero lo cierto es que tiene una técnica impecable y lo demuestra cuando se lo propone.

 

Joel nos anunciaba que el show llegaba a su fin, y lo hacía con una traca final imbatible: «Live It Up», «Rock ‘n’ Roll for Life» y «Runnin’ Wild», tres himnos que todo el público coreó al unísono y que pusieron el broche de oro a una noche de rock sin concesiones.

 

Por poner un pero, será el que muchos ya imaginaréis: el espectáculo que ofrecen no ha variado mucho con los años. He tenido varias oportunidades de verles, y la más reciente —en 2022— se me antojó muy similar a este concierto. Sin arriesgar, pero con una eficacia demoledora.

 

King Diamond

Hubo cierta desbandada del público tras el concierto de Airbourne; ni la imponente puesta en escena de King Diamond ni su elaborado espectáculo teatral fueron suficientes para retener a todos los asistentes. El inicio del show se vio algo empañado por un sonido irregular, con unos bajos desproporcionadamente altos, aunque por suerte el problema se solucionó con rapidez.

Hay que reconocer que el despliegue escénico fue espectacular, con una ambientación que simulaba un hospital psiquiátrico y una ceremonia que apenas comenzaba. La teatralidad es una parte fundamental de su propuesta y le da un valor añadido. Personalmente, no conecto del todo con su voz, pero quedé absolutamente atrapada por la puesta en escena.

El escenario, de tres pisos, incluía una nueva corista situada en la parte superior, además de varios actores que aportaron dramatismo a la narrativa del show, como la mujer que entró en trance durante “Voodoo”.

La banda alcanzó su punto álgido en un espectáculo cargado de horror, pero, sobre todo, lleno de buen metal. Los potentes riffs de Mike Wead y Andy LaRoque estremecieron al público y tuvieron su momento de protagonismo. Otras veces nuestro danés no ha estado tan receptivo con su banda. King Diamond nos condujo por un viaje musical lleno de catarsis y locura, interpretando temas de una calidad sobresaliente.

Recordaba algo de la vez que lo vi en Rock Fest, pero sin duda este concierto me sirvió para refrescar la memoria… y para dejarme con ganas de más.

Kissin’ Dynamite presentan candidatura a liderar el hard rock europeo (por Oriol Torras)

Después de disfrutar de un escenario repleto de pequeños detalles que nos ofreció King Diamond, nos plantamos delante de un escenario vacío con solamente cuatro pequeñas plataformas. Kissin Dynamite no necesitaron mucho más, con su música llena de ritmo, su coreografía perfectamente estudiada y un incommensurable Hannes Braun que se puso al público desde el primer minuto, llenaron todo el escenario.

 

La banda empezó a todo ritmo con Back with a Bang, DNA y No One Dies A Virgin con los músicos entregados moviéndose por todo el escenario. Hannes aprovechó un pequeño descanso para complacer los oídos del público diciendo que le encanta este país para continuar con la coreada I’ve Got The Fire y My Monster. El cantante alemán se puso una capa de rey para interpretar I Will Be The King y continuó jugando con el público con The Devil Is A Woman y Only the Dead.

 

El tramo final del concierto empezó con un tono serio donde Hannes contó que la canción Not The End of the Road la escribió en un momento difícil de la vida que todo el mundo ha tenido, ya sea por la muerte de un amigo o por algo que nos hace tambalearnos pero que hay que mirar la vida con optimismo. El concierto terminó con los himnos You are Not Alone y Raise your Glass con el que firmaron un concierto redondo y con el público totalmente entregado a ellos.

 

 

 

 

 


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