Crónica del Festival SUN & THUNDER Día 3

Sun & Thunder

19 de julio de 2025 – Marenostrum, Fuengirola 

Z! Live

Fotos: Tigran Grigorian

Crónica: Maria Grigorian

Wheel

Aunque Wheel actuó temprano, su sonido tuvo la fuerza y frescura que uno esperaría en los momentos culminantes del festival. Más allá de la hora, la banda entregó una ejecución precisa y enérgica, que superó incluso la vivacidad de sus grabaciones en estudio.

 

Su rock no es una reliquia del pasado, sino una corriente vibrante que conecta la energía clásica con matices actuales, manteniendo la atención y elevando el ánimo de la audiencia durante toda su hora sobre el escenario. Fue un arranque sólido y convincente, demostrando que el momento del día no define la potencia del show.

 

 

 

Blackbriar

A las 18:30, la actuación de Blackbriar destacó por la presencia inusual de la voz femenina en un entorno tan imponente como el castillo. La cantante desplegó un timbre delicado pero con carácter, que contrastaba con la solidez de la música y el ambiente sombrío alrededor.

Su voz parecía flotar entre las piedras antiguas, aportando una nota de feminidad y sensibilidad que sorprendió en ese espacio frío y oscuro. La combinación de melodías cuidadas y la energía contenida de la banda creó un contraste interesante, donde la oscuridad no era solo peso, sino también textura.

Fue una actuación que, sin buscar grandes efectos, dejó una impresión particular gracias a esa mezcla de fuerza y delicadeza en la voz, tan poco común en un escenario así.

  1. Crimson Faces
  2. I’d Rather Burn
  3. Arms of the Ocean
  4. Floriography
  5. Harpy
  6. Far Distant Land
  7. Deadly Diminuendo
  8. Cicada
  9. Until Eternity
  10. Outro

 

 

Eluveitie

El sol empezaba a bajar sobre la Costa del Sol cuando Eluveitie tomó la escena principal. Con su mezcla característica de death metal melódico y música folk celta, ofrecieron un repertorio amplio, que llevó al público por distintos paisajes emocionales.

 

 

Temas intensos y rítmicos se alternaban con momentos más introspectivos, donde las flautas, violines y voces limpias ganaban protagonismo, generando un contraste que ya es sello de la banda. La puesta en escena fue sobria pero elegante, confiando más en la fuerza de la música que en el artificio visual.

 

El público acompañó con calidez creciente, especialmente en los tramos más melódicos, donde no faltaron coros ni gestos de complicidad. El cierre con Inis Mona, coreado con entusiasmo, puso el broche a una hora de concierto bien construido, donde Eluveitie demostró que su conexión con lo ancestral sigue tan viva como siempre.

  1. Helvetios
  2. Ategnatos
  3. Prodigal Ones
  4. Exile of the Gods
  5. A Rose for Epona
  6. Epona
  7. Deathwalker
  8. Call of the Mountains
  9. Ambiramus
  10. King
  11. Premonition
  12. Inis Mona

 

 

Freedom Call

La actuación de Freedom Call en el castillo ofreció exactamente lo que muchos esperaban: un set sólido de power metal melódico, con estribillos pegadizos y una puesta en escena directa. Con un repertorio que abarcó tanto temas recientes como clásicos de su discografía, la banda supo mantener el ritmo del concierto sin altibajos notables.

A pesar de no contar con una escenografía llamativa, el grupo aprovechó el entorno y se apoyó en la cercanía con el público, que respondió con entusiasmo, especialmente en canciones como Metal Is for Everyone o Land of Light.

Sin grandes sorpresas, pero con profesionalismo y energía constante, Freedom Call cumplió con su papel dentro de la programación vespertina, dejando una buena impresión entre los seguidores del género.

 

  1. Hammer
  2. Tears
  3. Silver Bromance
  4. Union
  5. Out of Space
  6. Power and Glory
  7. Warriors
  8. Metal is for everyone
  9. Land of Light

 

 

Tankard

En el interior del castillo, cuando el sol ya no castigaba y el público empezaba a buscar sombra… Tankard trajo su propio tipo de sombra: espesa, burbujeante y con olor a malta fermentada. Más que un concierto, fue como colarse en una fiesta privada de borrachos ilustrados — con guitarras afinadas y eslóganes tallados en latas de cerveza vacías.

 

Su “beer metal” no es solo una pose: es casi una filosofía de vida. En medio de la sobriedad milimétrica de muchas otras bandas del cartel, Tankard ofreció un caos cuidadosamente mantenido. Un desorden que funciona. No se trata de técnica ni solemnidad: se trata de estar juntos, gritar el estribillo con medio litro en la mano (imaginario o real) y entender que, en esa comunión alcohólico-sonora, también hay verdad.

 

Fue una dosis de autenticidad en medio de la noche, en un lugar que —al menos por una hora— dejó de ser un castillo para convertirse en una taberna medieval con amplificadores.

 

 

Uriah Heep

Los veteranos Uriah Heep ocuparon la escena principal con la seguridad de quienes conocen su oficio al detalle. Sin necesidad de artificios ni grandes gestos, ofrecieron un concierto sólido y estructurado, donde cada pasaje instrumental y cada transición vocal demostraron décadas de experiencia sobre escenarios de todo el mundo.

 

El sonido, nítido y contundente, permitió que piezas tan reconocibles como Stealin’, Gypsy o Easy Livin’ desplegaran todo su potencial sin perder fuerza con el paso del tiempo. También hubo espacio para momentos más envolventes, como July Morning, que conectaron bien con el ambiente ya más sereno de la noche avanzada.

 

Una actuación que no buscó reinventarse, sino reafirmar el lugar que la banda ocupa en la historia del rock, con profesionalismo, temple y una ejecución limpia.

  1. Overload
  2. Shadows of Grief
  3. Stealin’
  4. Hurricane
  5. Gypsy
  6. Sweet Lorraine
  7. The Magician’s Birthday
  8. July Morning
  9. Sunrise
  10. Easy Livin’

 

 

Primordial

En la escena del castillo, Primordial ofreció un concierto sobrio en lo musical, pero cargado de detalles escénicos que atrajeron la atención del público. La voz profunda y áspera de su frontman no sólo sostuvo el peso emocional de cada canción, sino que fue acompañada por una presencia física marcada: su rostro cubierto de un maquillaje ceremonial oscuro y la característica peana de micrófono, ornamentada y girada constantemente en gestos calculados, aportaban un componente visual llamativo sin romper la sobriedad general del show.

 

Con un sonido firme y un juego de luces más dinámico de lo habitual para el entorno, el grupo irlandés presentó un repertorio denso, apoyado en estructuras largas y narrativas, que encontró buena recepción entre quienes buscaban una propuesta más introspectiva y menos directa.

  1. As Rome Burns
  2. No Grave Deep Enough
  3. Gods to the Godless
  4. To Hell or the Hangman
  5. The Coffin Ships
  6. Victory Has 1000 Fathers, Defeat Is an Orphan
  7. Empire Falls

 

 

Opeth

Como broche final al bloque de cabezas de cartel, Opeth ofreció un concierto marcado por la densidad emocional, la complejidad musical y un impecable manejo de las atmósferas. El sonido fue especialmente potente, con cada detalle nítidamente definido, lo que permitió apreciar tanto la agresividad técnica como los pasajes más melódicos y sombríos.

La banda recurrió con acierto al uso del gran panel visual trasero, que no se limitó a acompañar la música, sino que amplificó su carga narrativa, reforzando los contrastes entre secciones pesadas y momentos de introspección. En el repertorio, piezas extensas y exigentes se sucedieron con fluidez, alternando brutalidad controlada y melancolía contenida.

Sin necesidad de grandes artificios escénicos, Opeth cerró su actuación con una solidez indiscutible, dejando una impresión duradera entre los asistentes que buscaban algo más que solo contundencia: una experiencia musical completa y absorbente.

  1. 1
  2. Master’s Apprentices
  3. The Leper Affinity
  4. 7
  5. In My Time of Need
  6. The Night and the Silent Water
  7. 3
  8. Ghost of Perdition
  9. Deliverance

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