Babymetal en Barcelona: Crónica de un metalpaco

Babybetal + Poppy + Bambie Thug

26 de mayo – El Poble Espanyol – Barcelona

Route to Ressurrection

Crónica: Marc Fernández

Fotos: Lo que pudimos… Maurici Ribera, Kiki y fotos oficiales

Los años han convertido a Babymetal en algo que muchos no quisimos ver en 2014, cuándo lo que estaba de moda era burlarse del grupo y desmerecer su propuesta, o al menos es lo que hacíamos los metal pacos como yo: aficionados al metal más clásico que gustan de pretender que no se hizo música después de los `80. Sin embargo, en 2025 perderse a Babymetal en vivo es todo un error, y pese a mis preferencias decidí darle una oportunidad a una experiencia muy diferente a lo que estoy acostumbrado.

 

 

 

Bambie Thug: Eurovisión y cuernos

El concierto de Bambie Thug propone un espectáculo diferente al que el metalero promedio podría haber estado acostumbrado, pero claro, el cartel del concierto no estaba planeado para el metalero promedio, ¿verdad? Con una puesta en escena sin músicos, pero con dos bailarines cornudos que eran una mezcla entre Maléfica, Davy Jones y Bambi, proporciona un espectáculo en el que lo visual prima sobre lo musical, lo que incita a una experiencia en vivo diferente respecto a lo que estaba por venir.

 

Gustó especialmente “Redrum Rave”, pero sobre todo el hit de Eurovisión “Doomsday Blue”, que reveló que efectivamente entre el público uno podía encontrarse de todo. Hubo un momento de reivindicación para la comunidad LGTBI+, y es que aunque en el metal son un colectivo fundamental para el género, es raro el grupo que dedique parte de su show para hacer una reivindicación, siendo por lo general un estilo musical más escapista y apolítico. La reivindicación se cristaliza cuándo suben una bandera trans y una de Palestina al escenario.

 

El espectáculo concluye con un «Tsunami 11:11» que fue un auténtico maremoto que puso a todo el mundo a aplaudir, culminando la aceptación de un público que terminó por rendirse a su propuesta. Definitivamente, no es la clase de concierto que esperaría haber visto jamás, pero fue cuánto menos unos experiencia curiosa y divertida.

 

 

Poppy da un show inesperadamente brutal

El Poble Espanyol como espacio para conciertos es toda una ventaja en sí misma, pues las bandas tienen a su disposición un escenario grande y al aire libre que ostenta un aura de evento grande. Si a eso le sumas que el ambiente entre el público es más de festival, te encuentras el campo de cultivo ideal para una experiencia tan festiva como memorable.

 

Fue así como Poppy se subió a la cresta de esta ola llamada Poble Espanyol para dar un concierto para la historia. Esta vez con un grupo sobre las tablas y con una resultona producción de cañones de humo, la estadunidense supo ponerse rápidamente al público en el bolsillo.

 

Tan importante como quién encabeza el evento es saber elegir las bandas que los van a acompañar, y es que con Babymetal en una gira te ponen a Poppy que en otra te pueden poner a Sabaton (al menos en Japón). En ese sentido, ya desde Bambie la noche venía condicionada para ser una velada más popera y ligera, pero lo cierto es que Poppy supo navegar entre las dos mayores inclinaciones de la noche con total soltura, ofreciendo momentos muy bailables a los que inmediatamente seguía un intrincado breakdown cortesía de la talentosa banda que la acompaña.

 

La propia vocalista llegó a pedir que la brutalidad de algunas de las secciones se consolidase en un pogo, solo para pasar de nuevo a los bailes en un parpadeo. Lo dicho, hubo de todo para todos. Una intermisión que al principio suena como la de un tráiler sirve para presentar “Concrete”, hilvanando este misterio late motive con el que Poppy envuelve su propuesta. Justo antes de encarar el final del show pide un wall of death que partió el Poble Espanyol en dos, ¡y probablemente algún cráneo! “new wat out” sonó especialmente sangrienta, y la artista pudo salir orgullosa de haber dado un show inesperadamente brutal.

 

 

Babymetal: ¿el futuro del heavy metal?

La energía del público se puede sentir en el aire ya con la música que debía amenizar la espera hasta el concierto; una selección muy calculada de clásicos chandaleros de los dos miles como «Du Hust» y «Chop Suey». Antes de salir a actuar ponen una cinemática que, aunque es indudablemente friki, resulta cuánto menos reveladora. «El metal ha evolucionado» afirma vehementemente una voz celestial «Os presentamos a BabyMetal«. Y pum, el grupo aparece en escena con una explosión al ritmo de la apabullante “Babymetal Death”.

 

No me extrañaría que el prodigioso trío japonés pronto se prodigue en la parte alta de uno de los grandes festivales nacionales. Tienen todos los ingredientes de un buen cabeza de cartel: una producción espectacular, poder de convocatoria, proyección para ser un relevo generacional… Lo lógico sería que encabezaran el Resu, pero si en el Rock Fest han acabado actuando grupos como Slipknot y Heaven Shall Burn, no es descabellado pensar que propuestas así puedan calar profundamente en mis queridos festivales Pacos. Les gustan los escenarios grandes y tienen actitud como para derribar una montaña, el resto es secundario.

 

«PA PA YA» bien podría haberse llamado «Papaya a la Brasa», pues en todo momento un rugiente infierno de llamaradas acompañaba a la banda y a la delirante coreografía. Tanto en “BxMxC” como en “METAL!” se puede apreciar el gran juego que le dan a elementos de producción menos escandalosos pero no menos importantes, como cortinas de humo o la omnipresente pantalla gigante que les cubre la retaguardia. No creo que sean un grupo que se pueda o deba entender separado de su producción, de un modo similar a propuestas como la de Rammstein o incluso KISS.

 

 

Hasta los mayores detractores del grupo reconocen que los músicos que acompañan al trio protagonista tienen un talento enorme, tal y como pudieron demostrar en una impresionante tanda de solos que concedió a las chicas un merecido respiro. No hay que olvidar que cantar y realizar sus coreografías es toda una proeza aeróbica, lo que expone la que para mí es la gran falta del grupo; una serie de pausas excesivamente larga entre los temas que afecta el ritmo de sus conciertos.

 

En “Kon! Kon!” hicieron agacharse al público para que a continuación saltaran como un muelle, algo que sería impensable en un concierto de metal clásico que tanto me gustan, en los que una hazaña similar sin duda se cobraría alguna hernia. El tema culmina con la aparición de Tom Morello en la pantalla gigante, el primero de varios invitados que se irían prodigando de forma simbólica por el escenario.

 

Justo antes de encarar «Song 3», hay un divertido interludio de unos minutos con la que enseñan al público a contar hasta tres en japonés con dibujitos. Salvando las diferencias, no pude evitar acordarme de aquella estrafalaria gira de aniversario del Kings of Metal de Manowar, en la que el concierto se veía constantemente interrumpido por un documental, solo que aquí todo fluyó de una forma algo más orgánica, solo que presentando los mismos problemas que ya he señalado con anterioridad.

 

 

Los que se prodigaron también aquella noche solo en espíritu fueron Electric Callboy en el momento en que el grupo se dispuso a encarar “RATATATA”, una canción que me pilló totalmente por sorpresa precisamente por la imposibilidad de que los germanos pudieran estar en el escenario.

 

El grupo sabe cómo y cuándo descansar, a veces con cinemáticas que, aunque extrañas, cautivan tu atención, y otras cediendo protagonismo al público, tal y como hicieron al sacar por las pantallas a las muchas niñas que había en el concierto, así como a una importante porción de la fauna local. La expectación acumulada les permitió concentrar la energía necesaria para encarar «Gimme Chocolate», que demostró porqué es su gran éxito al hacer estallar a un público que ya estaba totalmente volcado.

 

Poppy hizo acto de presencia para la tanda de bises que comenzó con “From Me To You”, y aunque no era pocos los que esperaban que se subiera al escenario con Babymetal, su presencia se limitó solo a las pantallas. La tanda final vino de la mano de “Karate” y “Road of Resistance”, para la que sacaron unas banderas de Babymetal que parecían proclamar que las niponas habían conquistado la ciudad condal.

 

 

De hecho, el concierto es tan peliculero que tiene hasta créditos, en el que de nuevo la banda se despide de sus seguidores de una forma muy diferente a cómo les dio la bienvenida a su show. Si bien estas interrupciones llegaron a suponer un problema, emplear este recurso para despedirse si que me parece una forma correcta de despedirse de sus fans.

 

Y nada, un Metal Paco ha ido a un concierto de Babymetal y no ha sido el fin del mundo. Es más, me lo pasé muy bien. Creo que hay un elemento en el disfrute de una experiencia en géneros que trasciende a los géneros, y de algún modo, tanto Babymetal como sus curiosos teloneros, sirvieron para recordarme que un gran concierto solo necesita adrenalina, mucha pirotecnia y aún más pasión.

 

¡Qué gran concierto dio Babymetal! ¡Qué futuro tan prometedor le espera al heavy metal!

 

 


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