El loco de Dios en el fin del mundo
Autor: Javier Cercas
2025 (Random House)
Con «El loco del Dios en el fin del mundo», Javier Cercas firma una de sus obras más sorprendentes y, sin duda, más arriesgadas. Los que estéis acostumbrados a su tipo de narrativa entenderéis por qué. Esta nueva novela de no ficción combina la narración de un viaje real —el que el autor realizó acompañando al papa Francisco a Mongolia— con una reflexión sobre la fe, la Iglesia católica y la vida eterna. Escrita con rigor y, sobre todo, con una honradez intelectual admirable, el libro se convierte en una lectura que va mucho más allá de lo que solemos encontrar en reportajes o ensayos elaborados por creyentes o apologistas.
Lo primero que destaca es el tono. Cercas, ateo confeso, no nos oculta en ningún momento su escepticismo. Sin embargo, lejos de convertirlo en una barrera, hace de su posición un punto de partida para dialogar, escuchar y confrontar ideas con respeto. Ese respeto impregna cada página: hacia Francisco, hacia los miembros del Vaticano con los que conversa, hacia los misioneros en Mongolia y hasta hacia los budistas que aparecen en su periplo. El resultado es un retrato profundamente humano, tanto del Papa como de la Iglesia católica en general, que se aleja de caricaturas y lugares comunes.
Uno de los grandes aciertos del libro es la construcción del personaje y representante en primera instancia del vaticano, Jorge Mario Bergoglio. Cercas lo muestra como un líder que ejerce un papel más político que religioso, un hombre que carga con la enorme responsabilidad de guiar a una institución que parece debatirse entre su vocación misionera y su falta de adaptación a la modernidad. No es un retrato hagiográfico, sino una exploración sincera de sus contradicciones, de su energía, de su sencillez y de su ambición reformadora.
El relato del viaje pastoral a Mongolia sirve como telón de fondo para plantear cuestiones de enorme calado. La central, quizá la que articula toda la narración, es la resurrección de la carne y la vida eterna, ese misterio esencial del cristianismo que confronta de lleno razón y fe. Cercas lo aborda con insistencia, aunque tal vez en exceso: juega constantemente con la expectativa de revelar una respuesta definitiva, casi como si fuese un secreto por desvelar. En este sentido, el libro cae en una cierta reiteración, pues esa pregunta que en apariencia está dirigida a su madre —y que funciona como excusa narrativa— parece en realidad el reflejo de su propia dificultad para convivir con el ateísmo.
Al margen de esa insistencia, esto sirve como hilo conductor, y pese a que no he terminado el libro, sirve de excusa para enlazar con varios temas sin llegar a parecer una divagación. Los diálogos con presidentes de dicasterios vaticanos, las conversaciones con misioneros en los confines del mundo o las reflexiones junto a interlocutores budistas se convierten en espacios de pensamiento sobre cuestiones universales: la misericordia, el amor, el poder del perdón, la necesidad —o no— de justificar el comportamiento ético mediante la religión.
La comparación entre la ética cristiana y la ética atea, que Cercas plantea en más de un pasaje, recuerda inevitablemente a las célebres cartas cruzadas entre Umberto Eco y el cardenal Martini, donde la confrontación entre dos visiones del mundo se convertía en un diálogo fecundo. Y de verdad os aseguro que da para mucha reflexión este libro.
No menos interesante es la lectura geopolítica que emerge del viaje. El desplazamiento del Papa a Mongolia puede interpretarse como un gesto dirigido a China, un recordatorio del peso internacional del Vaticano y de su voluntad de tender puentes en territorios poco habituales para la diplomacia católica.
Narrado con la prosa clara, a veces irónica y siempre cercana de Cercas, El loco del Dios en el fin del mundo mantiene en todo momento un equilibrio entre lo introspectivo y lo anecdótico, entre la reflexión seria y el destello de humor. El suspense narrativo —esa promesa de una respuesta final— puede resultar excesivo, pero consigue mantener al lector expectante hasta las últimas páginas. Y el desenlace, más emotivo que concluyente, deja la sensación de que lo verdaderamente valioso no es la respuesta, sino el viaje de preguntas compartidas.
En definitiva, estamos ante un libro profundo, respetuoso, auténtico y, sobre todo, humano. Una lectura altamente recomendable tanto para creyentes como para no creyentes, para quienes buscan comprender mejor la figura del papa Francisco y para quienes desean acercarse a las grandes preguntas de la existencia desde la mirada honesta de un escritor que, aun desde el ateísmo, no renuncia a interrogarse. Cercas nos invita a acompañarle en ese viaje, y lo hace con tanta sinceridad que, al cerrar el libro, uno siente haber aprendido algo más sobre la Iglesia, sobre el mundo y, en el fondo, sobre sí mismo.

Nanotecnóloga y química de formación y amante de la música como pasión. Me gusta la música en todas sus vertientes. Empecé tocando el violín y de la música clásica pasé al rock y al metal (mis primeras bandas fueron AC/DC y Mägo de Oz, por supuesto). No tengo muchas bandas predilectas, aunque Rulo siempre encabeza el podio. Helloween, Volbeat o Greta Van Fleet le siguen de cerca. Mis gustos han cambiado a lo largo de los años pero siempre abierta de mente, así que le doy al hard rock, al power, al death metal (melódico) y a todo lo que me haga descubrir cosas nuevas o me sepa impresionar.
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