Charlotte Wessels – The Obsession

85/100

20 de septiembre de 2024

Napalm Records

Confieso que nunca he escuchado a Delain, y que cuando hace unos meses me hablaron del disco en solitario de Charlotte Wessels no sabía demasiado sobre ella. Pero cualquier prejuicio que pudiera tener se desvaneció en cuanto hice la primera escucha de «The Obsession», un álbum que si debiera definir con una sola palabra sería «libertad». Libertad porque Wessels ha decidido afrontar su nuevo disco en solitario, el primero de su nueva etapa tras abandonar su anterior banda, sin ataduras y sin ceñirse a una etiqueta, y permitiéndose experimentar con varios géneros diferentes.

El resultado es un trabajo excepcional, en el que podemos encontrarnos con cortes más asequibles y comerciales, pero también con otros más rudos y potentes, jugueteos con el progresivo, y regalos sonoros para sus fans de siempre en forma de metal sinfónico. A nivel vocal también demuestra una gran versatilidad y creatividad, algo que siempre es de agradecer. Es como si pusiera el disco en la mesa diciéndonos que aquí está ella, que se deja llevar por varios tipos de influencias ignorando a quienes pretendan encasillarla en un subgénero concreto.

Las canciones de este disco han sido compuestos por la propia cantante en su estudio casero Six Feet Under. Además de su voz, también nos encontraremos con que ha trabajado con antiguos compañeros de Delain, como Timo Somers encargándose de las guitarras y arreglos adicionales, Otto Schimmelpenninck van der Oije al bajo, Sophia Vernikov encargándose de los teclados, piano o hammond, o Joey Marin de Boer a la batería.

«Chasing Sunsets» es la carta de presentación del disco, un tema que comienza con varios juegos de voces, guitarras potentes en varios pasajes y gran presencia de teclados. Es una pista de metal sinfónico en los que la voz se luce, con momentos suaves, potencia, falsetes, y una música que entra fácil. Tiene un estribillo muy pegadizo y cargado de musicalidad, y con tiempo para algunos toques progresivos jugando con fragmentos más lentos y luego otros más potentes.

En «Dopamine» nos encontramos con un inicio potente, y la colaboración de Simone Simons. Aquí hay una excelente combinación de voces líricas y música muy potente y pesada, y se utilizan distintos tipos de contrastes. Es pegadiza, y las voces líricas de fondo a lo largo de distintos momentos le da un sonido cautivador. «The Exorcism» tiene las cosas muy claras, juega con voces suaves y una música muy potente y heavy, y tiene un puente en el que Wessels nos regala una buena colección de falsetes con los que luego las guitarras arrancan hacia el estribillo, y desembocan en un torrente de metal y la presencia de algunos guturales. Es una canción muy potente, muy cruda en algunos pasajes pero con arreglos muy melódicos, que le da un toque de dramatismo espectacular, con mucha desesperación y energía, y un sonido que se cerca al metalcore.

Tras el torrente anterior seguimos con «Soulstice», que es un juego de palabras entre solsticio y alma, que en inglés es soul. Es bastante más lenta y relajada, una power ballad con momentos lentos e íntimos y un estribillo muy pegadizo y enérgico, sobre todo cuando en la última parte entran más instrumentos. «The Crying Room» también empieza como una balada lenta y sentida que habla sobre la ansiedad y el miedo al fracaso. Aun así, tras un puente muy delicado nos lleva a un estribillo que es un torrente de potencia y metal, regalándonos otro tema impecable.

Tras dos cortes más sentidos, llega «Ode To The West Wind» y a la voz de Charlotte se une la de Alisa White-Gluz, de Arch Enemy. Esta es una canción que empieza muy melódica y ambas voces limpias, pero luego nos llevan por un camino de contrastes entre voces limpias y guturales, y un sonido muy particular con algunos toques djent y electrónicos. Por momentos es ruda y potente, y en otros hay más fantasía. El séptimo pasaje es «Serpentine», que empieza suave pero acaba siendo un tema muy orquestal, y en el que la cantante pasa de voces suaves e íntimas a torrentes de tonos altos muy dramáticos y efectivos.

Y cuando piensas que le estás empezando a coger el truco a «The Obsession» y a lo que cabe esperar de este trabajo llega «Praise», y te vuelve sorprender totalmente con su coro de góspel y unas maravillosas harmonías vocales, todo ello combinado con un metal que no se esconde. Puede parecer una combinación arriesgada, pero se resuelve con la naturalidad de un medio tiempo directo, fácil y con un estribillo pegadizo, dando como resultado un tema catártico en el que hay muy buenas vibraciones y optimismo. «All You Are» le sigue con un sonido más melódico e íntimo. Me ha gustado pese a su sencillez, porque es muy teatral y melancólica.

Y de nuevo, después de un respiro nos llega una pieza con un sonido mucho más potente y enérgico. «Vigor And Valor» comienza suave con la voz y un piano, pero luego entran unas guitarras contundentes y con sonido de metal industrial, mezcladas con un sonido electrónico de fondo. Es muy original, sobre todo con una voz distorsionada que escuchas en el fondo de la canción en algunos pasajes. Tras terminar tenemos el minuto que dura «Breathe;» que recoge la melodía de la anterior pista y la continúa con apenas un piano y un cello. Y tras el respiro, terminamos con la versión de 2024 de «Soft Revolution», tema que ya nos encontramos en el disco «Tales From Six Feet Under» lanzado en 2021. Se trata de una revisión más potente y pesada, que contrasta perfectamente con la sutileza y suavidad de las voces.

Estribillos pegadizos, un amplísimo repertorio vocal, jugueteos con distintos subgéneros de metal, combinación de momentos íntimos y vulnerables con otros mucho más enérgicos y dramáticos. Charlotte Wessels nos ha regalado un trabajo sensacional que hace que pase de ser una artista a la que nunca le había prestado demasiada atención a una que espero de verdad poder ver en directo pronto. Porque si es capaz de defender en vivo el buen que hacer que ha plasmado en el estudio, estoy seguro de que le espera una muy buena carrera como solista.