Cuando Jordi me animó a seguir escribiendo sobre canciones perfectas, supe que tarde o temprano llegaría el momento de hablar de “Baja por diversión” de La Fuga. Desde el principio, teníamos claro que esta sección no iba sobre composiciones impecables, riffs complejísimos o melodías virtuosas. No. Queríamos hablar de esas canciones que, de una forma u otra, nos han marcado. Temas que, aunque no sean técnicamente perfectos, para nosotros sí lo son.
Yo conocí a La Fuga gracias a esta canción, y sé que ese recuerdo lo llevaré conmigo toda la vida. Cuando era niña, mis padres —en ese intento tan legítimo de ganar unas tardes de paz— me apuntaron a clases de violín. Aquello me tuvo pasando prácticamente todas las tardes en el conservatorio, desde los 9 hasta bien entrados los 18. La Calle Hernán Cortés 24 fue, durante casi una década, mi segunda casa.
Allí conocí a Paula, mi compañera inseparable durante aquellos años. Aunque vivíamos a cierta distancia (en un pueblo como el mío, “lejos” significaba 15 minutos andando, que ahora me parece casi un lujo), a menudo ella me acompañaba a casa o yo a la suya, sobre todo en esas tardes de invierno en las que ya era de noche al salir. No tenía mucho sentido, pero así alargábamos un poco más el tiempo juntas, contándonos cosas… y, sobre todo, compartiendo música.
Por entonces teníamos MP3, y descargábamos canciones del eMule y del Ares. Casi toda la música que nos llegaba venía de sus hermanas o de mis primas, y en una de esas caminatas Paula puso en sus auriculares un grupo nuevo que quería enseñarme. La primera canción que sonó fue esta, y recuerdo perfectamente ese solo de guitarra que arranca con una triada de acordes menor-mayor-menor (con una ligera alteración), justo antes de la que, para mí, es una de las frases más brillantes del rock en español:
“De dónde sacará pelas la luna, para salir todas las noches”.
No sé cuándo Rulo escribió esa línea, pero a mis 14 años me voló la cabeza. En esa etapa en la que empiezas a querer comerte el mundo, a salir de noche, a probarlo todo, esa frase me atravesó. Y me hizo rendirme por completo ante La Fuga.
Además, encierra muy bien la esencia de esa filosofía algo autodestructiva, pero intensamente callejera y pasional, que definía a La Fuga en aquella época y que seguramente fue lo que los elevó. La frase llegó a ser tan emblemática que, aún hoy, pese a todas las idas y venidas de la banda, sigue impresa en la parte trasera de la camiseta oficial, la que lleva en el pecho la famosa luna enfadada de La Fuga.
Pd: Gracias Paula por enseñarme aquel día esa canción, una parte de la que soy hoy le debe mucho a ese momento.
La letra
¿De dónde sacará las pelas la luna, para salir todas las noches?
He quemado la salud y la fortuna
Siguiéndola he perdido el norteDale una patada al reloj
Hoy no vas a ser de nadie
Tu rutina puede esperar
Vamos a vivir del aire
La inconfundible voz de Rulo nos introduce en esta frase que ha quedado para la posteridad. Empieza con una reflexión poética sobre el coste de la vida nocturna de excesos y la búsqueda de la libertad frente a la rutina. Como bien he mencionado antes, la pregunta inicial, “¿De dónde sacará las pelas la luna, para salir todas las noches?”, personifica a la luna como alguien que necesita recursos para poder brillar y aparecer, sugiriendo la idea de que mantener esa vida intensa tiene un precio, con cierto tono de envidia.
La frase “He quemado la salud y la fortuna” refleja el desgaste personal y económico que conlleva seguir esa búsqueda, que a la vez ha provocado perder el rumbo (“he perdido el norte”). La invitación a “darle una patada al reloj” simboliza romper con el control del tiempo y las obligaciones, mientras que “hoy no vas a ser de nadie” enfatiza la idea de liberarse de ataduras y expectativas externas. La línea “tu rutina puede esperar” refuerza esta urgencia por vivir el momento, culminando con “vamos a vivir del aire”, que sugiere una vida libre y despreocupada.
¿De dónde sacará las fuerzas el sol para salir por las mañanas?
Que nunca nos hemos llevado bien
Dos locos que se dan la espalda
En contraposición, esta vez cantada por El Drogas, esta segunda parte nos presenta la otra cara de la realidad. Aquel que vive de día, (vivo más de noche que de día), el que necesita las fuerzas para levantarse por las mañanas y por supuesto, retrata dos vidas totalmente opuestas (dos locos que se dan la espalda) por tener horarios tan diferentes. Una historia similar a «Cruz de navajas», si lo pensáis.
Los ladridos de los perros al amanacer
Nos dirán que se ha hecho tarde
Con el camión de la basura, a casa volver
Cuando el madrugador ya se deje verLos maullidos de los gatos al amanecer
Nos dirán que se ha hecho tarde
Con el camión de la basura, a casa volver
Cuando el madrugador ya se deje ver
Vuelve a tomar protagonismo la voz de Rulo, como en la primera parte, las dos estrofas seguidas son argumento (Rulo) y respuesta (El Drogas) donde mantienen el mismo hilo de la conversación pero con puntos de vista opuestos. Este fragmento usa sonidos cotidianos como ladridos, maullidos y el camión de basura para señalar el fin de la noche y el inicio del día. Refleja la transición entre la fiesta y la rutina diaria, mostrando cansancio y resignación al volver a casa cuando la ciudad despierta.
El estribillo
Ven y deja que esta noche la gobierne yo
Pide mañana al jefe, baja por diversión
Ven y deja que esta noche la gobierne yo
Pide mañana al jefe, baja por diversión
El estribillo está cantado a dúo por Rulo y El Drogas, pese a que la voz del Drogas queda en segundo plano. Pero este dueto es maravilloso. Este fragmento transmite una invitación directa a dejar de lado las responsabilidades por una noche y entregarse al disfrute. Propone tomar el control del momento y olvidarse del trabajo, incluso sugiriendo pedir una baja solo por placer. Es una llamada a vivir el presente sin culpa, con un tono rebelde, nocturno y festivo, reforzado por la repetición de las frases como si fuera un estribillo que incita a romper con la rutina.

Nanotecnóloga y química de formación y amante de la música como pasión. Me gusta la música en todas sus vertientes. Empecé tocando el violín y de la música clásica pasé al rock y al metal (mis primeras bandas fueron AC/DC y Mägo de Oz, por supuesto). No tengo muchas bandas predilectas, aunque Rulo siempre encabeza el podio. Helloween, Volbeat o Greta Van Fleet le siguen de cerca. Mis gustos han cambiado a lo largo de los años pero siempre abierta de mente, así que le doy al hard rock, al power, al death metal (melódico) y a todo lo que me haga descubrir cosas nuevas o me sepa impresionar.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.