Bruce Springsteen – Born to Run: 50 años de una obra maestra que nació para triunfar

Born to Run

25 de agosto de 1975

Columbia

Pocas cosas nos quedan que aportar y escribir sobre el maravilloso disco Born to Run de Bruce Springsteen de 1975. Hay un consenso total de que es su mejor obra, que no la más conocida, pues quizá esta sería el Born in the USA (eso para aquellos que no son fans acérrimos de esta fuerza de la naturaleza llamada Springsteen). Esta vez nuestro Bruce dejaba de lado su parte más folk y Dylan y apostaba por la fuerza, las guitarras, el teclado y buscaba una producción florida, pero contundente. Hay épica, hay himnos de estadio y un conjunto de músicos que, todos juntos, suenan a gloria.

 

Es curioso el pensar que esta obra podía haber sido un disco conceptual, algo que se abandonó afortunadamente para parir una genialidad que a día de hoy sigue siendo absolutamente venerada. Pensad que cuando Bruce ha metido la gamba y ha saludado alguna vez una ciudad con un nombre equivocado, pedía perdón, pero es que luego les tocaba el Born to Run entero como compensación…

 

El disco

Ya “Thunder Road” en si misma es una auténtica maravilla. Empieza con esa armónica y los desnudos versos cantados por el ídolo acompañados por el teclado del inmenso Roy Bittan. Todo avanza en una tonada feliz hasta que en el puente se sumen batería, guitarra y bajo, pero todo eclosiona con muchísima fuerza en el genial estribillo. Evocador, muy musical y exquisito en cuanto a composición. “Thunder Road” es magistral, con ese piano incesante o los golpes de saxo que van apareciendo. Perfectos arreglos para una canción maravillosa con un icónico final instrumental.

 

En “Tenth Avenue Freeze Out” encontramos una canción mucho más colorida, con sección de vientos en su inicio y una vibra feliz comandada por las teclas blancas y negras. Original composición que está en el top 5 de canciones más interpretadas por Bruce en directo, y no es para menos. Luego está “Night”, que es una composición corta, pero tremendamente intensa y que ayudó en su día a marcar las credenciales de lo que es el sonido típico del de New Jersey. El saxo de Clemons la abre por todo lo alto y las dobles voces don exquisitas, para luego coronarlo todo con un estribillo que es capaz de representar, ya no al disco, al sonido del grupo en si mismo.

 

En “Backstreets” nos topamos con una composición más pausada, apoyada en el profundo bajo de Gerry Tallent y muy rica en arreglos que la visten exquisitamente. Bruce canta grave para subir en el estribillo y da un poco un giro leve a lo expuesto para dar fondo de armario al todo. Pero la que se lleva la palma es la canción que da nombre a la obra y que sigue siendo, muy posiblemente, la mejor que ha creado nuestro gran protagonista. Riff hipnótico, letra memorable y momentos instrumentales de una rotundidad avasalladora. Desde el inicio al final estamos hablando de una canción perfecta, y eso que el baterista Max M. Weinberg varió la batería del otro percusionista, pues era muchísimo más intrincada y difícil.

 

“She’s the One” mantiene la calidad y el listón elevado en una composición más festiva y con los tiempos muy marcados. Tema muy de directo con sobredosis de teclados que marcan esa entrada algo feliz. Springsteen entra cantando marcando las tónicas y el tema es evocador y trabajado. En “Meeting across the River” hay la trompeta invitada de Randy Brecker en otra de esas historias tan perfectamente narradas por nuestro gran protagonista. Quizá el corte que más se aleja de lo que uno encuentra en el disco, pero precisamente eso la hace muy especial en su delicadeza.

 

“Jungleland” es la auténtica joya del disco y una de las más queridas composiciones de Springsteen. La intro avanza hasta ese piano mítico en el que el maestro susurra más que canta y todo se va encadenando con absoluta clase y con mucha magia. Hay un órgano de iglesia y luego entran todos los instrumentos. Hay un interludio instrumental en el que Clarence Clemons lo borda literalmente y ofrece una de esas grandes interpretaciones que han quedado icónicas dentro del instrumento. Y las orquestaciones con las que va dotada la canción suponen el otro plus de una canción mítica.

 

Veredicto

El Born to Run de Bruce Springsteen es una obra colosal y uno de los más grandes momentos de la historia del rock. El astro dejaba atrás los anteriores discos Greetings from Asbury Park N.Y. y The Wild, The Innocent and the E Street Shuffle en los que el folk perdía protagonismo y Bruce pasaba a ser Bruce a la vez que la E Street Band tomaba las calles y se hacía el nombre que desde 1975 es leyenda.  Llegó al número 3 en Estados Unidos y al 17 en Inglaterra, por lo que el viejo continente le costó un poco más a nuestro rockero favorito.

 

La portada es tan icónica como mítica, mostrando a un joven Bruce con hambre de días de gloria con el apoyo del gran Clarence Clemons tocando su saxofón. Clemons siempre fue el miembro más carismático y querido de la E Street Band, y en gran parte, todo fue debido a esta portada y a el trabajo que consiguió en esta barbaridad de disco. El éxito se desbordó hasta el punto de que Springsteen apareció en las portadas de las revistas Time y Newsweek a la vez. Eso no lo había conseguido nunca un artista, pero bueno, poco es comparado con todo lo que consiguió después…

 

AMSTERDAM, NETHERLANDS – NOVEMBER 23: Bruce Springsteen performs live on stage with Clarence Clemons at RAI Congres Hall in Amsterdam, Holland on November 23 1975 during his Born To Run tour with the E Street Band (Photo by Gijsbert Hanekroot/Redferns)

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