Bob Dylan – Blood on the Tracks: 50 años de arte verdadero

20 de enero de 1975

Columbia

El 20 de enero de 1975, Bob Dylan lanzaba Blood on the Tracks, un álbum que redefiniría su carrera y que lo encumbró como uno de los compositores más influyentes del siglo XX. Pero, ¿por qué decimos esto? Blood on the Tracks es una especie de diario emocional del cantautor. Tras una década dominada por composiciones de protesta y exploración política, Dylan vuelve la mirada hacia sí mismo, ofreciendo un disco completamente intimista y personal.

 

Aunque el propio Dylan haya negado que las canciones que componen el LP sean autobiográficas, tanto los fans como la crítica especializada observan que las letras reflejan la ruptura de su matrimonio con Sara Lownds. En una entrevista con Cameron Crowe para las notas de Biograph (1985), Dylan afirmó:

 

«A lot of people tell me they enjoy that album. It’s hard for me to relate to that. I mean, people enjoy that kind of pain?» (Mucha gente me dice que disfruta ese álbum. Me cuesta entenderlo. ¿La gente disfruta ese tipo de dolor?).«

 

Pues sí sr. Dylan, porque los seres humanos sufrimos como descosidos, continuamente, y nos aferramos a ese dolor. Del mismo modo, también empatizamos con el dolor del otro y eso nos sirve como tabla de salvación en un mar de lágrimas.

 

El disco

Así pues, la intensidad emocional de canciones como «Tangled Up in Blue» y «Simple Twist of Fate» nos revelan un ‘yo poético’, un Bob Dylan, vulnerable y que está dispuesto a explorar los intrínsecos derroteros del amor perdido. «Es un disco que suena como si estuviera sangrando en cada surco«, escribió el crítico Tim Riley en su libro Hard Rain: A Dylan Commentary.

 

Lo que también fue un calvario, fue el proceso de grabación. Dylan comenzó en septiembre de 1974 la grabación en Nueva York, en los estudios A&R, con un sonido más sobrio y acústico de lo que luego resultó ser el producto final. En este sentido, en diciembre de ese mismo año, influenciado por la opinión de su hermano, David Zimmerman, el cantautor decidía regrabar varias pistas en Minneapolis con unos músicos locales. El periodista Anthony Scaduto describió este proceso en Rolling Stone:

 

«Dylan nunca ha sido un perfeccionista técnico, pero con Blood on the Tracks, su obsesión por capturar la emoción correcta lo llevó a rehacer su obra hasta que sintió que reflejaba su verdad

 

De lo que no hay duda, es que cada una de las canciones que conforman este Blood on the Tracks, nos cuenta una historia que contiene el sello de la honestidad. Desde «Tangled Up in Blue», canción que abre el álbum, con un relato fragmentado de amor y desamor, hasta “Buckets of Rain”, canción que lo cierra y que trata de la complejidad de dicho amor; observamos un corazón que sangra debido a la herida del desamor. Es una especie de puzle cubista que nos va mostrando, y encajando a su vez, las diferentes etapas del desamor y, por consiguiente, de su sufrimiento. En una charla con MOJO, en 1991, Dylan explicó:

 

«I was trying to make it like a painting where you can see all sides at once.» (Estaba tratando de hacerlo como una pintura donde puedas ver todos los lados a la vez).»

 

Pero un álbum de este tipo, y un cambio tan radical en la manera de componer de Bob Dylan, no fue del gusto de todos. Muchos críticos del momento cuestionaron el tono personal del disco, aunque, como se dice, el tiempo todo lo pone en su sitio y ha colocado este Blood on the Tracks como una de las mejores obras de Dylan.

 

En su revisión de 1975, Jon Landau de Rolling Stone escribió: «Es un álbum que exige ser escuchado una y otra vez, porque con cada escucha revela algo nuevo sobre el arte de Dylan y sobre nosotros mismos.» Asimismo, la influyente revista Pitchfork lo calificó como «una obra maestra de la narración emocional«, mientras que NME destacó su capacidad para capturar «el dolor universal del corazón roto y la búsqueda de redención«.

 

Por otro lado, Blood on the Tracks es un disco que ha influido a numerosos artistas contemporáneos. Nick Cave, por ejemplo, describió el álbum como «la biblia del dolor amoroso» en una entrevista con The Guardian. Además, dicho álbum ha transcendido más allá del constructo musical, inspirando libros, películas, análisis académicos… incluso se incluyó en 2004 en el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por su «significativo impacto cultural, histórico y estético«.

 

Veredicto

Sin más, feliz 50 aniversario a un disco que se mantiene, hoy por hoy, momento en que la música es un producto de consumo rápido y fugaz, como un recordatorio de la profundidad y el poder del arte, como la captura de la propia experiencia puesta al servicio de los demás, aportando consuelo, reflexión y redención con su música. Este álbum no es solo un testimonio del talento de Dylan, sino también una prueba de que el arte verdadero es trascendente y nunca pierde su relevancia.

 


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