67/100
16 de Abril de 2025
Autoproducido
El debut discográfico de los valencianos Betania no es un simple conjunto de canciones: Una Parte de Mi se presenta como un álbum conceptual ambicioso y cargado de intención. Publicado de forma independiente en abril de 2025, el trabajo nos introduce en la historia de Hazia, una adolescente que se debate entre la soledad, la búsqueda de identidad y las sombras que la rodean.
Musicalmente, el disco se mueve en un terreno donde confluyen el heavy metal clásico y el metal melódico, con un claro cuidado por la narrativa interna de cada tema. Desde la obertura instrumental “El Despertar”, que funciona como prólogo atmosférico, hasta la conclusión amarga de “Nada Que Recordar”, Betania construye un viaje sonoro coherente y dramático.
La producción corre a cargo de Enrique Mompó (Opera Magna), cuyo trabajo otorga nitidez a cada instrumento sin sacrificar contundencia. La mezcla y masterización de Fernando Aslanz refuerzan la épica de las guitarras de Adrián Bochons y Ángel Sánchez, mientras la base rítmica de Iván Santisteban (batería) y Miguel Martínez (bajo) aporta solidez y dinamismo. El gran sello distintivo, sin embargo, recae en las voces y teclados de Carmen y Marga Mayans, capaces de aportar tanto dramatismo como sutileza melódica.
Entre los cortes más destacados encontramos “Ánima”, con un estribillo de vocación himno; “Alcohol”, donde la crudeza lírica se refleja en un riff incisivo y directo; y “Una Parte de Mi”, pieza central que encapsula el concepto del álbum, reflexionando sobre las distintas personalidades y etapas que conforman nuestra identidad.
Lo más meritorio de este debut es su capacidad para equilibrar intensidad narrativa y músculo instrumental. Aunque algunos pasajes pueden pecar de predecibles dentro del género, el conjunto logra mantener el interés gracias a una dirección clara y a un compromiso honesto con la historia que quiere contar.
Con Una Parte de Mi, Betania firma una carta de presentación madura y prometedora. El álbum los coloca en el radar de los seguidores del metal conceptual, donde la fusión de emoción y contundencia es clave. Sin duda, un primer paso sólido que invita a seguirles de cerca.

Mi nombre es Irene, y todo el mundo me conoce por mi apellido Kilmister adquirido por el que ha sido y será mi mayor ídolo en esta vida. Lo cierto es que yo empecé en esto de la fotografía sin pensarlo mucho. Era la típica amiga de la cámara, pero de que me quise dar cuenta me propusieron entrar a colaborar en un medio profesional en 2017 y desde ahí he pasado de ser esa amiga de la cámara a evolucionar y coinvertirme en lo que conocéis ahora.
Apasionada de la música en todos sus géneros y amante de la lectura y los conciertos, aunque mi verdadera profesión no tenga nada que ver con todo esto.
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