ARCH ENEMY – Blood Dynasty

85/100

28 de marzo de 2025

Century Media

La duodécima entrega de uno de los grupos referentes del death metal melódico actual demuestra una vez más por qué Arch Enemy encabeza la primera línea de los festivales más importantes del género. No es solo una cuestión de marketing o de inercia, sino que la banda ha sabido reinventarse y mantenerse en la vanguardia con cada lanzamiento. Con Michael Amott a cargo de la composición y Jens Bogren (Opeth, Dimmu Borgir, Kreator) en la producción, Blood Dynasty se presenta como un disco sólido, aunque con ciertos matices que pueden dividir a su audiencia más purista.

 

Si bien «Deceivers» (2022) ya nos pareció el álbum más melódico de su carrera hasta la fecha, Blood Dynasty no solo continúa esa línea, sino que la refina aún más, apostando por una mayor presencia de voces limpias en la mayoría de los temas. Esto puede ser visto como una evolución natural o, para algunos, como una dilución de la brutalidad que caracterizaba sus primeros trabajos. Sin embargo, lo que es innegable es que la banda ha logrado crear una identidad única dentro del death melódico, y gran parte de ese mérito se lo debe a su frontwoman, Alissa White-Gluz, cuyo espectro vocal sigue sorprendiendo y ampliándose con cada entrega.

 

El álbum abre con una introducción orquestal que prepara el terreno para «Dream Stealer», primer single y carta de presentación de su nueva incorporación a las guitarras, Joey Concepcion, que traerá muchas alegrías en directo, estoy segura de ello. Su entrada en la banda añade una nueva dimensión a las composiciones, con solos más técnicos y frescos que rejuvenecen el sonido de Arch Enemy. «Illuminate the Path» nos transporta a la era de «War Eternal», encuentra muchas reminiscencias con él, con riffs envolventes y una Alissa explorando su parte más melódica, lo cual es un gran acierto para aquellos que disfrutan de la faceta más accesible del grupo.

 

No obstante, Arch Enemy sigue siendo una banda de guturales, y para los que temían que esta vertiente se perdiera en la experimentación melódica, «March of the Miscreants» llega como un recordatorio de su esencia más cruda y agresiva. Este tema, con su estructura densa y un groove arrollador, rememora los momentos más intensos de discos como Doomsday Machine o Anthems of Rebellion.

 

«A Million Suns» combina la agresividad característica de Arch Enemy con un enfoque algo melódico (con una sola línea melódica a la guitarra en el estribillo) y con mezclas doom/speed, convirtiéndolo en un tema realmente frenético. Mientras que «Don’t Look Down», es directa y pegajosa, con un enfoque más accesible dentro del sonido de Arch Enemy. El riff principal es pesado y tiene una energía más cruda.

 

 

El intermedio con guitarras acústicas en «Presage» aporta una pausa etérea antes de la segunda parte del álbum. La homónima «Blood Dynasty» como no podía ser de otra manera es la columna vertebral del disco y abre el álbum con mucha fuerza, combinando riffs agresivos y rápidos con la inconfundible voz de Alissa White-Gluz. El tema tiene una estructura muy energética, y la letra aborda temas de venganza y lucha interna, con un mensaje de no dejarse vencer. La agresividad de la banda se mantiene intacta, mientras que la mezcla de melodía con intensidad es clave en esta canción que ya tenía escuchada pero reafirma la pura esencia de Arch Enemy.

 

Retomamos la parte más melódica con «Paper Tiger» con tramos en los que he escuchado hasta tintes de hard rock, la composición tiene una dinámica de altibajos entre momentos más rápidos y otros más melódicos. Donde encontramos una de las sorpresas más llamativas del disco: «Vivre Libre», una versión en francés que aporta una nueva perspectiva a la versatilidad de Alissa y a la capacidad de la banda para moverse entre distintos registros sin perder identidad. Quizá el tema que más descoloca aunque le han dado un toque muy especial y Alissa está grandiosa. El tramo final del álbum retoma la velocidad y la contundencia con «The Pendulum», una pieza que combina melodía y agresividad en dosis equilibradas, cerrando el disco de manera potente.

 

En general, «Blood Dynasty» reafirma que Arch Enemy, lejos de estancarse, sigue explorando nuevas vías para evolucionar dentro de un género que a veces puede parecer encorsetado. Aunque la apuesta por las voces limpias puede generar opiniones divididas, la banda demuestra que su evolución es una decisión consciente y no un mero intento de comercialización. ¿Es «Blood Dynasty» su mejor disco? Probablemente no, pero sí es una declaración de intenciones de que Arch Enemy aún tiene mucho que ofrecer. La producción es impecable, la instrumentación es de alto nivel y, aunque la fórmula pueda no sorprender a quienes los han seguido desde sus inicios, sigue siendo una escucha obligada para cualquier amante del metal melódico.

 

 


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