“In Temple we wanted to go deeper, go more sophisticated, break the rules from Heavy Metal, go out of the traditional borders”. Kiko Loureiro, 2004 (Entrevista en Metalstorm)
“…And from the crowd, a shout is heard, “DEUS LE VOLT!!”
20 años han pasado ya desde que Angra nos deleitó con lo que para algunos es su Magnum Opus, aunque ya solo comenzar con esta frase me provoca una “tormenta de emociones”. A fin de cuentas, esta banda brasileña es indiscutiblemente mi debilidad, y de base me resultaría imposible señalar uno sólo de sus discos como “el mejor”. De hecho, no tengo pruebas (pero tampoco dudas) de que si hiciéramos una encuesta entre el “Angra Fandom” con esta cuestión, el resultado estaría ciertamente repartido entre los dos primeros de la etapa inicial con nuestro añorado y eterno André Matos, e igualmente los dos primeros de la etapa con Edu Falaschi (no descartemos a algún fan acérrimo de la etapa Matos votando por el “Ritual”, como el gran cuarto disco de Angra que nunca fue).
Lo que sí me aventuraré a decir, con cierta amargura, es que muy posiblemente estemos hablando del cenit en la trayectoria de Angra, ya que ninguno de los lanzamientos posteriores llegó a superar o al menos igualar este despliegue de genialidad, talento y emoción.
Para entender mejor este “Temple of Shadows”, y lejos de querer detallar en esta crítica el devenir de la banda desde su nacimiento hasta su publicación, creemos muy conveniente repasar el contexto en el que se publicó. Para ello, nos situaremos tras la finalización de la gira del “Holy Land”, con un grupo en estado de gracia, una formación que parecía consolidada, y con el podio del metal “europeo” (muy meritorio, viniendo de Brasil) a la vuelta de la esquina. Destacamos este momento trascendental, ya que es aquí cuando comienzan a surgir discrepancias entre los miembros de la banda, que estuvieron a punto de acabar con Matos centrado en exclusiva en su proyecto paralelo “Virgo” en coalición con otro genio: Sasha Paeth (del que poco se habla, siendo este un error que subsanaremos en Stairway to Rock).
Al final hubo tregua temporal, y esta formación inicial de Angra nos brindó su canto del cisne, en forma de un “Fireworks” que fue ligeramente rupturista con todo lo anterior (incluyendo el cambio de Sasha Paeth por Chris Tsangarides como productor), y que genero división de opiniones y críticas, notándose una menor influencia de Matos en la composición, los arreglos y el estilo del álbum en general (fun fact: ¿recordáis cuando cierta banda alemana cambió su productor habitual por Chris Tsangarides, después de lanzar dos discos que son la base de todo lo que hoy conocemos como power metal?).
En Europa realizaron un exitoso tour en el que telonearon a Stratovarius en varias fechas (curiosamente a la inversa en países como Francia, donde los cariocas gozaban de mayor popularidad), y que tuvo como momento central su concierto en París, en el que un exultante Bruce Dickinson a las puertas de su regreso a Iron Maiden, se subió al escenario con ellos para interpretar dos versiones de la doncella de hierro. Por desgracia, tras finalizar el tour los acontecimientos se precipitaron y se produjo la traumática separación, en la que quedaron únicamente los guitarristas Kiko Loureiro y Rafael Bittencourt.
El futuro de la banda no pintaba demasiado bien, y es que sustituir a alguien con el talento musical y las habilidades vocales de André Matos parecía una labor imposible (y seamos justos, la base rítmica que proporcionaban Ricardo Confessori y Luis Mariutti era igualmente difícil de reemplazar). Y de repente, cuando nadie lo esperaba, Kiko y Rafael se sacan de la chistera una nueva formación y lanzan en 2001 el que quizás sea el álbum de Angra con el nombre más adecuado: “Rebirth”. Sin duda fue un renacimiento en toda regla, y es que con el disco en nuestras manos (mejor dicho, oídos), se disiparon todas las dudas de un plumazo.
Aunque el reemplazo de Matos, Edu Falaschi, tenía un registro diferente, en ningún caso supuso una ruptura con el sonido de la banda, que giró levemente hacia temas más rápidos y agresivos, potenciados y vitaminados gracias a las habilidades de Aquiles Priester a la batería, que sin duda llevaron a la banda al siguiente nivel, tanto en agresividad como en técnica (recordemos que Aquiles estuvo cerca de ser el reemplazo de Mike Portnoy en Dream Theater), sin olvidarnos de Felipe Andreoli al bajo, que igualmente nos hizo olvidar a su antecesor. Con todas las piezas bien encajadas y presentando temas mucho más directos y contundentes, tan solo faltaba una excelente producción, esta vez de la mano de Dennis Ward, para iniciar con éxito esta “nueva era”.
El disco
Llegamos a septiembre de 2005, momento en el que se publica este “Temple of Shadows” que celebramos hoy. Repitiendo formación y productor, la banda dio a luz a un complejo álbum conceptual con un minutaje más que decente (66:53) y, desafiando a la mala suerte, 13 temas que nos hicieron soñar. El tema que fue escogido como primer y único single «Wishing Well” contó además con un sencillo video musical. Si bien esta elección era lógica (era un tema lento y accesible), también es cierto que no era para nada representativo del conjunto que conformaba con sus otros 12 “hermanos” de disco.
Otra característica destacable del disco fueron los invitados especiales y colaboraciones, numerosas (en 5 de los 13 temas) y que contribuyeron a engrandecer más el resultado final, ya que lejos de ser meramente testimoniales, estaban perfectamente estudiadas para encajar a la perfección en los temas correspondientes, aunque esto lo comentaremos de forma detallada en el análisis de cada tema.
En general, “Temple of Shadows” es un disco denso, profundo, oscuro y melancólico, incluso lento en algunos momentos (ojo, no nos engañemos, se hayan aquí algunos de los mejores temas rápidos de los cariocas). Muy alejado de su predecesor (siendo esta característica constante a lo largo de la trayectoria de Angra), rezuma perfección de inicio a fin, con un nivel de detalle y de elaboración casi enfermizo.
Destacan especialmente los arreglos, algo en lo que Angra siempre puso un acento especial, que ayudaron a mostrar en todo momento esa variedad de estilos que ha sido seña de identidad de la casa, y es que aquí podemos encontrar desde una intro a base de guitarra española con palmas y cajón flamenco hasta secciones mezclando jazz y bossa nova, desarrollos instrumentales que harían palidecer a los mismísimos Dream Theater (por algo les hacemos una referencia velada en el título), y un power metal desenfrenado y sin complejos…en definitiva, un puzzle intrincadísimo en el que todo encaja a la perfección.
En este contexto, cinco músicos en perfecta sintonía que dieron lo mejor de sí. Rafael y Kiko siendo sencillamente Rafael y Kiko (no hay mejor definición). Una de las mejores parejas de guitarristas que ha visto el rock, y a la que echamos de menos cada día que pasa. Una base rítmica perfecta en la que el bajo, quizás por primera vez en un disco de Angra, permanece como instrumento de ritmo, sin ocasiones para brillar de forma solista, salvo en algún momento puntual (a pesar de la ya demostrada calidad de Felipe Andreoli). Por otra parte, la batería de Aquiles Priester aquí es quizás de lo mejor que podamos encontrar en cualquier álbum de Angra (casi me arriesgo a decir que en cualquier album de metal), con un despliegue perfecto y “nanometrado” de precisión, fuerza, groove y complejidad… ¡un lujo! Y, por último, la voz de Eduardo Falaschi, perfectamente adaptada a cada tema, rica, llena de matices y registros, en lo que quizás sea su mejor labor vocal hasta la fecha.
Como curiosidad final, destacar que aunque Angra suele incluir temas de “Temple of Shadow” en sus set-lists, el mejor tributo que podemos encontrar en directo lo hizo el propio Edu Falaschi, una vez fuera de Angra, con motivo de la celebración del 15 aniversario del disco en forma de DVD grabado en un concierto muy especial en el que se interpretó el disco al completo, y que contó con la participación de una orquesta filarmónica. Destaca la participación, además del propio Falaschi, de Aquiles Priester, Fabio Laguna (el mismo teclista que grabó el álbum), Kai Hansen y Sabine Edelsbacher.
Con todo esto dicho, entremos a apreciar este Templo de las Sombras (aunque con muchas luces) desde dentro:
Concepto
Con “Holy Land”, Angra ya nos había presentado un disco en el que los temas giraban en torno a un concepto, aunque aquí lo llevaron al siguiente nivel, con una historia más compleja que se desarrollaba a lo largo de todos los temas. Metiéndose de lleno en una temática religiosa, y en contra de los que, llevados quizás por la imaginería y simbolismo que impregnaba su inicial “Angels Cry”, afirmaban que Angra era una banda de Heavy cristiano, este disco nos relataba una historia escrita por Rafael Bittencourt sobre la vida del “Cazador de Sombras”, un cruzado del siglo XI, que se unió al ejército convocado por el Papa para participar en la Primera Cruzada.
A lo largo del disco pasa por diferentes situaciones y conflictos (detalle interesante: la historia no se desarrolla de forma cronológica con respecto al orden de las canciones) que lo llevan a reflexionar sobre la guerra santa en la que participa y los ideales de la Iglesia Católica, lo que pone a prueba su devoción y le lleva a terminar desafiando (y pagando por ello) sus ideales. Esta temática se vio acompañada con un diseño del libreto muy original y llamativo a cargo de Isabel de Amorim, muy alejado del estilo que marcaban los cánones para este tipo de música.
Los temas
- Deus Le Volt: una intro instrumental sencilla, bien alineada con el estilo de Angra han ido utilizando en su discografía…breve, enlazada con el tema posterior, y que refleja a la perfección ese ambiente lúgubre y misterioso que impregnará el resto de esta obra. Misión cumplida.
- Spread your Fire: curiosamente el tema que abre “fuego” quizás sea de los menos “especiales” de toda la obra, ya que a pesar de su incuestionable nivel de ejecución y calidad, quizás luce menos cuando sabes lo que vendrá después. No deja de ser una típica canción rápida y cañera de inicio, en la que destaca su velocidad, los arreglos orquestales y la voz operística de Sabine Edelsbacher (Edenbridge) adornando el estribillo, siendo un tema concebido con una clara vocación de directo (abrió los conciertos de la gira, como no podía ser de otra manera).
- Angels and Demons: Angra pone aquí en juego toda su artillería técnica, demostrando el excepcional nivel de cada uno de sus componentes. La batería de Priester en la estratosfera, Edu Falashi subiendo a lo más alto (lo tuvo que pasar fatal en directo con el estribillo), juego de guitarras sublime…podríamos decir que esto es Angra jugando a ser Dream Theater, pero con esteroides (no creo que en toda la discografía de los neoyorkinos se encuentre un tema con esta velocidad y contundencia).
- Waiting Silence: profundizan más en la senda progresiva, después de pisar un poco el pedal de freno…aquí las guitarras recobran todo el protagonismo, apoyadas con una base de teclados que le sienta fenomenal, siendo quizás el tema en el que el bajo de Felipe Andreoli destaca con mayor contundencia.
- Wishing Well: balada sencilla, preciosista, incluso amable…acompañada por un video musical que cumplió sin más con lo que se pretendía. Quizás quedó un poco tapada al tener que coexistir con otros temas pausados como “Late Redemption” y “Sprouts of Time” en el tracklist pero su calidad es incuestionable. Si la sientes, te hará sonreír.
- Temple of Hate: con Kai llegó el escándalo (en el buen sentido). Un temazo netamente power, llevado a lo más alto en parte gracias a la maravillosa incorporación de papa Kai Hansen colaborando en las voces, y es que es increíble lo bien que queda el peculiar registro de Hansen en este tema de ambiente bélico, perfectamente alineado con sus letras (que bien queda ese right now!!). Pero me temo que tiene un pecado que confesar y es que la agresividad de todo el tema contrasta con un estribillo nada bien elegido, excesivamente dulce y happy, en el que el registro que emplea Falaschi no contribuye nada a arreglarlo. Quizás buscaron premeditadamente ese contraste, pero tiende a deslucir lo que podría haber sido el mejor tema de este disco.
- The Shadow Hunter: pura experimentación ya desde la introducción al tema, con guitarra española, cajón flamenco, incluso palmas…esto es Angra jugando a ser Angra, y es que son estos momentos sublimes los que marcan la diferencia entre ellos y cualquier otro tipo de banda de este planeta, ya que forma parte de “eso” que los hace únicos e irrepetibles. Impagable cuando Rafael y Kiko entran con todo, una vez superada esa intro que no debería terminar jamás. Por lo demás, composición intrincada y mucho sentimiento. Sin duda una de las canciones más destacadas del álbum.
- No Pain for the Dead: de nuevo un tema lento, iniciado con guitarra acústica y orquestación clásica, que destaca por su profundidad y complejidad, muy en consonancia con las letras, que exploran temas de duelo, muerte y el más allá (aquí el Cazador de Sombras está enterrando a su familia). Comienza con una suave introducción acústica antes de evolucionar hacia pasajes más netamente heavys. Sabine Edelsbacher vuelve a colaborar en este tema, contribuyendo a dar un equilibrio entre esa vertiente más melódica y las secciones más duras. La orquestación y la combinación de las voces de Sabine y Falaschi (su aportación aquí es sencillamente de 10) reflejan a la perfección el peso emocional de las letras, y hacen de este tema toda una experiencia. Escuchar con el corazón.
- Winds of Destination: comienza con un cello “apocalíptico” que antecede una subida de revoluciones brutal, siendo un tema que repite parcialmente la fórmula de “Temple of Hate”. Puro power metal (al menos en sus tramos inicial y final), destacando la colaboración de Hansi Kursch, que le sienta como anillo al dedo al tema. Quizás el minutaje de este tema sea excesivo, debido a su parte central, más relajada y “misteriosa”. Destacan especialmente los coros que cierran el tema de forma magistral, y que pudieron ser “simulados” en directo muchos años después, cuando Fabio Lione se unió a Angra.
- Sprouts of Time: vuelve la experimentación, con un comienzo a base de percusión brasileña marca de la casa en el que podemos encontrar hasta maracas. Es sin duda la otra gran balada de este disco, aunque rara vez ha sido llevada al directo (en su etapa post-Angra, Falaschi sí lo ha intentado). Después de un comienzo muy atmosférico y perfectamente ejecutado, la canción entra de lleno con un estribillo, emocional y optimista, que da paso de nuevo a una parte instrumental en la que destaca la sección en la que se mezclan ritmos latinos, encontrando aquí una muy bien ejecutada fusión jazz y bossa nova. Quizás no es de las favoritas, aunque personalmente está en mi top 3.
- Morning Star: entrando ya en el tramo final, “Morning Star, un medio tiempo extenso en el que quizás predomine un poco más la vertiente progresiva, de nuevo jugando con una intro acústica combinada con percusión brasileña, y una sección instrumental en la que vuelven a pisar el acelerador. Aunque sigue siendo un gran tema, le cuesta quizás sorprender por su posición en el álbum. Destacaría el tramo final, que es sencillamente sublime.
- Late Redemption: marcada claramente por la colaboración del cantante, compositor y guitarrista brasileño Milton Nascimento, a veces da la sensación de que el objetivo era incluir su colaboración en este álbum (cantada en portugués, por cierto), y el tema se compuso en torno a esa idea. En cualquier manera, no deja de ser un cierre agridulce, ya que se trata de un nuevo tema lento que no aporta demasiado al conjunto de la obra, más allá de la citada colaboración. Quizás su pecado sea tener que soportar la inabordable tarea de cerrar esta obra (outro aparte). En mi opinión, “Morning Star” supone mejor cierre que esta “redención tardía”.
- Gate XIII: un gran cierre instrumental con una pieza que condensa de forma orquestal todas las canciones contenidas en este álbum en poco más de 5 minutos, aunque su curiosa ejecución hace que en ocasiones sea ligeramente complicado reconocer cada tema (hasta que reconoces la línea vocal del estribillo de «Morning Star», prácticamente al final). Si cierras los ojos, podrías imaginarte que estas en un cine viendo los créditos finales de una canción. Sin duda, una gran forma de cerrar esta obra maestra.
Veredicto
Una obra ambiciosa y sobresaliente que supone un punto álgido en la carrera de Angra, al que por desgracia no han sabido volver. Resulta indiscutible la complejidad y el nivel técnico y compositivo alcanzado, y quizás por sacarle algún fallo, podríamos afirmar que le sobra algo de minutaje, sobre todo en los temas más pausados. En cualquier caso, no dejaremos de insistir en que el nivel de reconocimiento del que goza la banda no hace justicia al nivel de esta obra, ni de las que le anteceden.
«When there is reason, Tonight I’m awake, When there’s no answer, Arrive the silent man»
One thought on “Angra – Temple of Shadows: 20 años de la fusión perfecta entre el prog y el power metal (When Power & Prog Unite)”