90/100
26 de septiembre de 2025
Reigning Phoenix Music
Amorphis tiene la «mala» costumbre de no sacar un disco malo, y desde que empezaron con los primeros adelantos de su nuevo «Borderland» estaba convencido de que iba a ser un discazo. Y no ha defraudado, con su colección de diez canciones de excelentísimo nivel y todo lo que cabe esperar sobre la música de la banda finlandesa.
Este es uno de esos trabajos que puedes oír de principio a fin sin darte cuenta, haciendo que sus cincuenta minutos de duración pasen volando y sin poder encontrar un mal tema. De hecho, me transmite una sensación rara. Está tan bien cohesionado, como un camino natural que transcurre de una carretera a otra, que a veces te da la sensación de que tiene composiciones repetitivas, aunque cuando lo escuchas en detalle te das cuenta de que no es así, sino que simplemente son todo temazos de notable alto.
En este álbum vamos a encontrarnos con buen progresivo melódico, con riffs y teclados suaves que contrastan con momentos más incisivos, aunque no demasiado, y una excelente combinación de voces limpias y algunos guturales. Como hemos mencionado antes, la banda no explora nuevos caminos, sino que realiza una exploración más profunda a territorios melódicos y atmosféricos manteniendo sus señas de identidad. Es un trabajo más accesible, pero sin sacrificar la complejidad compositiva.
Este trabajo abre con «The Circle», una composición que nos mete inmediatamente y de lleno en el tono atmosférico de «Borderland». Con un riff cristalino de guitarra con mucho delay y unos teclados que acompañan a la perfección todo el minutaje, imprimiendo un ambiente hermoso y psicodélico. La canción fluye como un río, con cambios de tempo con los que vamos navegando tanto por unas estrofas como por un estribillo cantados con voz limpia. En la última parte, hay un momento con voces más agresivas que le añaden dramatismo para que todo suba de intensidad.
Luego llegamos a «Bones», donde el principio es bastante más oscuro y agresivo, con una primera estrofa con voz gutural y profunda. Tras un par de repeticiones llegamos a un estribillo que de nuevo es limpio y etéreo. El tema juega con esa dualidad de unos momentos donde va diciendo bones, bones, y ya puedo imaginar al público de un concierto gritándolo, para luego ir a pasajes con sonido más suave y limpio, todo ello adornado con sonidos del Medio Oriente, punteos y excelentes momentos musicales. Le sigue «Dancing Shadow», donde los finlandeses se arriesgan acercándose un poco más a la música electrónica, aunque sin perder la personalidad de su sonido. Es una composición que invita a cabecear desde el principio, con muy buenas teclas en la apertura y una batería galopante a medio tiempo con riffs de guitarra revoloteando. Los momentos de más intensidad de este corte alternan de forma brillante los dos tipos de voces, como queriendo mostrar dualidades de luz y sombra.
«Fog to Fog» empieza más relajada, con una introducción sencilla de punteos de guitarra un poco a lo Pink Floyd, pero enseguida entra en materia con un ritmo galopante con una guitarra y un teclado trazando líneas melódicas. Es un tema muy progresivo, que alterna momentos íntimos con crescendos épicos hasta llegar a un coro cantado con voz limpia acompañada de gruñidos al final de cada frase. Le sigue «The Strange», con una introducción que empieza sencilla con el teclado, pero que poco a poco va ganando capas de instrumentos y de intensidad, en su crescendo inicial. Luego, el viaje musical continúa con muchos cambios dinámicos, con momentos suaves y explosiones de intensidad que están acentuadas por unos gruñidos que contrastan muy bien con los pasajes más melódicos.
Pasado el ecuador tenemos «Tempest», que empieza más suave y acústica. Es un tema más íntimo y delicado construido alrededor de una guitarra eléctrica y arreglos de teclado, aunque subiendo en intensidad en el estribillo, y cambiando para volverse más progresiva, incisiva y adornada en su segunda mitad, como una tempestad que se desata por fin. «Light and Shadow» es el séptimo corte, que fue también el primer sencillo que publicaron. Y esto no fue una casualidad, porque encapsula todo el concepto sonoro de «Borderland», con teclas y guitarras muy presentes que poco a poco desenvuelven con unas estrofas con melodía exquisita un auténtico himno.
«The Lantern» es una canción más compleja, ya desde su riff inicial más adornado y con campanas tubulares de fondo añadiendo epicidad. Tiene más elementos folk, mucha instrumentalización y una sonoridad más nocturna, con muchísimos detalles. Es uno de esos temas que cuanto más los escuchas más vas apreciando todos sus detalles y sus capas. Después tenemos «Borderland», que le da nombre al álbum, donde se explora la conexión entre vivos y muertos. Muy buenas melodías, y algo de melancolía que le imprime un carácter otoñal con puentes etéreos y un buen baile entre voces limpias y guturales.
Y terminamos con «Despair», que es personalmente uno de mis cortes favoritos. Empieza con una guitarra lenta, casi plañidera, que nos lleva a una entrada preciosa de batería y unos teclados muy etéreos. Las estrofas son lentas y melancólicas, pero luego llegamos a un estribillo con presencia de gruñidos que le dan un tono más dramático e incisivo. En la segunda mitad del tema también tenemos un momento musical que es simplemente una delicia, de esos que te ponen los pelos de punta.
En definitiva, estamos ante un trabajo absolutamente extraordinario. Tiene todo lo que me gusta de Amorphis, y acentúa ese lado más melódico, etéreo e instrumental que también busco siempre en cualquier banda. No se me ocurre ninguna pega, de verdad, es de esos pocos discos que empiezas a escucharlo en un servicio de streaming y cuando te das cuenta has ido marcando con un «Like» todas las canciones. Absolutamente redondo y brillante.


Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.