Reb Beach pasa de banda de versiones a demostrar que es leyenda viva en BCN

15 de octubre de 2024

La Nau

Organiza: Madness Live!

Fotos: Marta Caru

David Coverdale no está en circulación, pero su legado se está explotando hasta la saciedad. Si hace poco ya vino Vendenberg ofreciendo esos temas míticos de la serpiente blanca, ahora era el turno de dos de los miembros actuales de Whitensake: el enorme guitarrista Reb Beach y Michele Luppi a la voz, a pesar de que con Coverdale se limita a los coros y a los teclados. No había teloneros, tampoco la sala estaba muy llena y todo empezó algo desangelado, pero de verdad que a medida que la cosa avanzaba, todo despegó…

 

De entrada, vimos que el sexteto anunciado era un quinteto y la sensación que nos dieron de buen principio es que estábamos ante una potente banda de versiones muy competente al ritmo de “Bad Boys”. Destacaron ya de entrada los enormes coros de Reb Beach, que, si ha estado en Winger, Whitesnake y Dokken es porque, aparte de ser un guitarrista excepcional, es un muy buen vocalista. También destacó el hecho de que Paolo Caridi le imprimía a los temas doble bombo, y todo cobraba una dureza y potencia algo inusual en los temas clásicos, como en “Fool for Your Loving”.

 

 

El set fue descaradamente un grandes éxitos de Whitesnake, pero el primer regalazo fue “Headed for a Heartbreak” de Winger. Muy aplaudida y bienvenida por una concurrencia muy conocedora del legado de Beach por tantas bandas fundamentales. Luppi combinó castellano e italiano, departiendo buenrollismo y clase, y poco a poco su voz se empezó a entonar. La entrada vocal de “In My Dreams” con Luppi y Beach haciendo segundas voces fue maravillosa, aunque, desgraciadamente, fue la única concesión a Dokken, pues el “Tooth and Nail” no sonaría esa noche.

 

Gran cometido en las teclas de Enrico Varisco para dar la entrada de “Love Ain’t No Stranger”, y de verdad que la destreza del guitarrista es absoluta, aunque dio algo de cancha en algún solo a Khaled Abbas. “Crying in the Rain” ya empezó a poner los puntos sobre las ies y nuestro protagonista se marcó otro solo sobrado de velocidad y clase. Hubo después un solo integrado de batería por parte de un rebautizado como Pablo que lucía camiseta de Ellefson para recordarnos que trabaja con grandes músicos. Y llegó el momentazo del “Is this Love”, que tampoco llegó a ser rotunda ni cautivadora como sí lo serían temas que vendrían a continuación.

 

 

Evidentemente cayó un solazo por parte de Reb que se fundió con la canción instrumental “Black Magic”. Y aquí acaeció una de las grandes anécdotas, pues el guitar hero no veía suficientemente bien y paró el tema, pidió iluminación, y le dijo a la banda que reemprendían desde el solo de la misma. Lo festivo de “Slide It in” hizo cantar. A toda la sala, para que luego Luppi nos dijese que iban a tocar la canción más sexy del repertorio… “Slow an’ Easy”. Momentazo de directo con un groove impresionante y una banda que sonaba a gloria. Luppi empezaba a demostrar que es un fuera de serie a la voz, pero su bajo también era preciso.

 

Y llegó el “Miles Away” de Winger con esa generosa intro de teclado en un tema que nos hizo emocionar. Pocos hemos podido vivir piezas de tamaño calado en directo. Mucha gente estaba más por los temas de Dokken y de Winger que no por vivir por enésima vez los temas recurrentes de la serpiente blanca, y cuando te das cuenta de que no estás ante una banda de versiones, es cuando Reb pilla el micro y te cuenta el cómo se gestó el éxito de Winger con “Madalaine”. Estuvo comunicativo, divertido y nos dijo que la MTV obró el milagro, y que de la noche a la mañana, Winger pasó a estar en el top 20 en Estados Unidos. Enorme canción…

 

Quizá “Burn” de Deep Purple pintaba poco allí, pero aquí Luppi jugó a ser Coverdale y Glenn Hughes, con una clase y una solvencia absolutamente insultantes. La sala estaba en punto de ebullición y quedaba la fiesta, empezada por la presentación de los músicos y luego por un “Give Me All Your Love” que fue un karaoke masivo. Quedaban las dos balas que todo el mundo esperaba y ya en los bises se empezó con el “Here I Go Again” y con la inmensa “Still of the Night”. Ambas sonaron mucho más duras de lo que estilan con Whitesnake. Y es que ese baterista le imprime otra velocidad al grupo y a las canciones que las elevan de verdad.

 

 

Despedida entre aplausos en un show sin merchandising y que empezó como si todo fuera una banda de versiones transalpina con dos miembros “actuales” de Whitesnake. Todo se animó y Beach demostró que es leyenda y que Luppi es un fuera de serie. Superaron de mucho lo ofrecido por Vandenberg y seguiremos esperando a que David Coverdale se vea en confianza suficiente para volver a armar al grupo de su vida. Noches como esta te hacen volver a casa más que feliz y a unas horas poco intempestivas, pues todo empezó a las 20:30 y terminó pronto.

 

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