16 de abril de 1984
Neat Records
El 1 de noviembre de 1982, comenzaba, pienso, sin intención alguna, algo que más tarde revolucionaría Noruega, al metal extremo y daría nombre, como el disco homónimo, al movimiento del black metal. Venom, una banda formada en Newcastle en 1979, se alejó de los estándares del heavy metal tradicional, optando por un sonido crudo, rápido y agresivo, que fusionaba elementos del punk y el metal. Su primer álbum, Welcome to Hell (1981), fue un torbellino de energía que impresionó a una pequeña pero creciente audiencia underground.
Algo de historia…
Sin embargo, sería con Black Metal (1982) que Venom llevaría su propuesta un paso más allá. La banda quería hacer algo más extremo, más oscuro, y desde el título del álbum ya estaban marcando un camino nuevo. Según Cronos, el término black metal se les ocurrió durante una conversación sobre lo que estaban creando.
“Queríamos hacer algo más oscuro y más malvado que el metal convencional. Si el Heavy Metal era fuerte, nosotros íbamos a ser el doble de intensos. Y así, surgió el concepto de black metal”.
Su sonido, crudo, áspero, acelerado y con una producción más bien caótica, es lo que le aportó a este álbum una autenticidad visceral que resonó como un auténtico puñetazo en la escena. Canciones como «Black Metal», «Raise the Dead» y «Countess Bathory» se convirtieron en himnos para una generación que buscaba algo más allá de los límites establecidos por bandas como Iron Maiden o Judas Priest. Mantas recuerda en una entrevista: “No éramos la banda más técnica del mundo, pero eso no nos importaba. Queríamos que el disco sonara como un ataque sonoro, algo que te golpeara en la cara desde el primer segundo” (Brave Words).
Eso era justamente lo que buscaba Venom en esos inicios de la década de los ochenta. Como ejemplo tenemos la canción de “Black Metal”, que durante su grabación reflejó ese deseo de caos: Abaddon rompió su pedal de bombo y en lugar de detenerse y reemplazarlo, decidió seguir tocando, para crear una toma completamente desordenada. Incluso la famosa cabra invertida y el pentagrama, que se convertirían en símbolos icónicos del black metal parten de este espíritu de improvisación: fueron esbozados por Cronos en una servilleta durante una discusión sobre la imagen de la banda.
“Queríamos algo que reflejara la oscuridad y el caos de nuestra música. Y así, nació ese diseño” (Brave Words).
“At War with Satan” como ‘opera rock’
Si con Black Metal había comenzado una leyenda, con At War with Satan se forjaba el legado y la obra conceptual de Cronos. Si los discos anteriores estaban formados por canciones cortas, explosivas y directas, “At War with Satan” contiene una épica canción homónima de 20 minutos que ocupaba la totalidad del lado A del vinilo o cinta de cassette. La idea de crear una «ópera rock» o una historia épica en torno a una guerra entre el cielo y el infierno fue una respuesta directa de Cronos a bandas como Rush o Pink Floyd, conocidas por sus álbumes conceptuales y complejos, quienes en el mismo año presentaban Grace Under Pressure y The Wall, respectivamente:
«No, simplemente era yo siendo un gran fan de Rush y queriendo hacer algo como “2112”. Había estado escribiendo esta historia llamada ‘At War with Satan’ cuando estaba en la escuela, y básicamente cuenta la historia de cómo el Infierno se rebela y toma el control de los cielos, arrojando a Dios al Infierno y todo eso» (Guitar World).
Con la canción “At War with Satan» tenemos encapsulados en 20 potentes minutos toda la crudeza de Venom, además de una trama que gira en torno a una rebelión en el inframundo, donde Satanás y sus fuerzas luchan contra el cielo por el control del universo. Esta narración, impregnada de imaginería blasfema y fantástica, capturó la imaginación de los seguidores de la banda y estableció un precedente para futuros álbumes conceptuales dentro del metal extremo:
“Quería demostrar que podíamos hacer algo más que canciones rápidas y sucias. Teníamos la ambición de contar una historia a gran escala, con toda la oscuridad y brutalidad que caracterizaba a Venom” (Guitar World).
La grabación de At War with Satan estuvo, como todo lo que hacía Venom, marcada por la improvisación, el caos y el espíritu desenfrenado de la banda. El estudio donde grababan estaba en condiciones poco ideales y, según cuenta Mantas, el equipo de grabación fallaba constantemente, lo que obligaba a la banda a rehacer muchas de las pistas. En una ocasión, durante la grabación de la pista de 20 minutos que abre el álbum, la banda perdió varias horas de trabajo debido a un corte de energía en el estudio.
“Todo estaba yendo bien, finalmente habíamos conseguido capturar la atmósfera adecuada, y de repente, todo se fue a negro. No podíamos creerlo, pero no nos íbamos a rendir. Era parte de la maldición de Venom” (Brave Words).
Por otro lado, Cronos también recuerda cómo las discusiones sobre la producción del álbum se tornaron acaloradas. La banda tenía una visión clara, pero las limitaciones de tiempo y presupuesto chocaban con sus ambiciones:
“El ingeniero nos miraba como si estuviéramos locos cuando le explicábamos que queríamos mezclar un solo de guitarra con sonidos de viento infernal y voces susurradas en latín. Para él, era una pesadilla, pero para nosotros, era parte de nuestra visión” (The Metal Circus).
Veredicto
El lanzamiento de At War with Satan fue un paso arriesgado para Venom, especialmente en un momento en que el metal extremo estaba aún en sus primeras etapas de desarrollo. Este álbum cimentó a Venom como una de las fuerzas creativas más influyentes del metal extremo, gracias a esta conceptualización y a demostrar que un álbum tan ambicioso como este, no sólo estaba a la altura de bandas como Rush o Pink Floyd. Era una manera de ir más allá, de experimentar y crecer como músicos, sin dejar de dar al público lo que venía a buscar de una banda como Venom:
«Escribiré las canciones de tres minutos. Escribiré las malditas canciones que a la gente le encantarán y con las que saltarán. Pero también quiero escribir cosas que yo disfrute, y eso significa ser diverso. Quiero escribir cosas que nos desafíen como artistas» (Brave Words).
At War with Satan ha influenciado, tanto en su momento como en nuestra actualidad, a infinidad de compositores y bandas que, hoy en día, etiquetamos como metal extremo. Una de las primeras en reconocer la influencia de At War with Satan fue Mayhem. Euronymous mencionó en entrevistas cómo Venom, y específicamente este álbum, lo inspiraron a llevar su música más allá de los límites tradicionales del black metal. La idea de crear paisajes sonoros oscuros y narrativas que exploraran la lucha entre las fuerzas del mal y el bien fue algo que Euronymous adoptó directamente de Venom. Para Manheim, el batería original de Mayhem:
“Escuchar ese álbum era como abrir las puertas del infierno. Nunca había escuchado algo tan grandilocuente y a la vez tan primitivo” (Hellpress).
Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.