Agosto es más tiempo de festivales que de giras, así que agradecemos que nos visitara el gran Max Cavalera con sus Soulfly y que nos recordara que después de Sepultura y antes de Cavalera Conspirancy, hubo un proyecto de aires tribales que llegó a calar, especialmente con su primera obra. Toca decir que Max ha recuperado la forma y la voz, su carisma sigue siendo el mismo de siempre y que Barcelona acudió en masa, pero sin llegar al sold out. Ya había tenido oportunidad de verles en la misma sala hace años y debo decir que hubo más afluencia esta vez y que estuvieron mucho mejor.
La nueva decoración de la sala es tropical y fluorescente, lo que le dio al grupo un extra de atrezzo involuntario. Quizá lo único que me pareció fuera de lugar es que una púa de Max valga 50 euros o que se niegue a firmar cualquier disco de Sepultura. Incomprensiblemente las cosas siguen estando tan mal como siempre respecto a su banda madre, pero la saga Cavalera da para mucho y las intervenciones de sus dos hijos fueron de lo mejor de la velada. De Zyon le recordamos ya que el Chaos A.D. se abría con su latido siendo un feto, ahora maneja la batería de una forma extraordinaria.
Mucho Motril, mucho Heleven…
Desde Motril arrancaron Heleven ante poca gente, pero los que allí estábamos disfrutamos de verdad con una propuesta atrevida, valiente y muy curiosa. Higinio Ruiz canta en growls y voces limpias y sus temas son extremadamente extensos a la vez que técnicos. El cuarteto formaba en línea aprovechando el poco espacio y curiosamente poseen interludios pregrabados en los que el grupo salía de escena. Cuarteto muy trabajado con canciones técnicamente rotundas como “The Mask” y con momentos realmente hipnóticos como en “Wild from the Ashes”.
Hubo momentos, especialmente en el tema que cerró, “Into the Oceans” en el que llegaron a sonar a Paradise Lost de la etapa más mítica, lo cual es muy bueno. Bastante inclasificables y llegando a que se oyera en la sala esa frase tan recurrente y a erradicar: “Para ser de aquí lo hacen de puta madre”. Mucho Motril y mucho Heleven… Les seguiremos la pista con gusto.
Unos Lecks Inc. demasiado enlatados no terminan de convencer
A las antípodas estuvo el show de Lecks Inc. pues para nada engancharon, especialmente por el hecho de llevar tanta cosa pregrabada y no poder discernir lo real de lo enlatado. Sí que tuvieron su gracia al final del concierto cuando sonaron a Rob Zombie por los cuatro lados, pero muy despersonalizados. Arrancaron muy aturullados de sonido y con una estética impactante, especialmente su enmascarado cantante y la chica del bajo. Son franceses y llevan ya más de 15 años en el redil contando con varios discos. En Barcelona no encandilaron precisamente.
Soulfly desata pasiones con un Max en plena forma
La sola presencia de Max Cavalera ya llena el escenario, pero especialmente cuando está en buena forma, y eso se constató desde “Back to the Primitive”, la cual me sigue pareciendo su mejor tema hasta la fecha. Gran sonido y la gente entregada después de ese “1,2,3,4” en castellano lanzado por el líder antes de atacar la intensa “No Hope, No Fear”. La sala lo daba todo y los circle pits se sucedieron con un chico que terminó lesionado y al que retiró el personal de seguridad en una acción muy profesional.
“Superstition” y “Downstroy” funcionaron y disfrutamos viendo el espectáculo que es Zyon tras las baquetas. Y es que una de las grandes claves del grupo es la percusión, que luce con esos juegos de luces. Parones técnicos en “Seek n’ Strike” dando un plus de clase y de personalidad. “Manos arriba Barcelona: bienvenidos a la profecía”, gran intro para un “Prophecy” que sonó de lujo. “Bambklaat” era perfectamente emparentable con esa mítica “Ratamahatta” y Texas Mike demostró ampliamente que es una de las piezas claves del grupo en su guitarra.
Algo de pregrabado en la étnica “Tribe” y luego uno de los momentos de la noche con la gente cantando el riff de “Bring It”. En “Porrada” hay ese homenaje total a Ratos de Porao y a Os Mutantes, bandas que influenciaron de verdad a nuestro protagonista, que en todo momento derrochó personalidad y carisma. Otro de los puntos culmen de la velada lo puso Richie Cavalera (cantante de Incite) para acompañar a su padre en un “Bleed” muy poderoso y con mucho mordiente. Las dos voces empastan y se complementan perfectamente.
La pantalla trasera y los juegos de luces dieron bastante juego, especialmente el verde jungla. Tras “Boom” Max dijo eso de: “Si queréis más Soulfly tenéis que gritar”. Y así lo hizo la sala, que se vio recompensada por unos cansinos “Oé oé oé” que replico Max con su instrumento. Buen final con “Jumpdafuck” y otra de las más conocidas: “Eye for an Eye”. Ovación y bastante gente quedándose a hacerse la foto de rigor con una de las personalidades más importantes del heavy metal de los 90. Conciertos como este te devuelven la fe y hacen que repitas en futuras venidas de Soulfly. Ya estuvo bien en el Rock Fest de esta edición, con Soulfly también.
FOTOS: MARKCERÖCK PHOTOGRAPHY
Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.