Seguimos hablando con el gran Fernando Ribeiro y abordamos la temática del disco 1755, sobre el terremoto colosal que destruyó Lisboa y los muchos elementos orquestales que les han llevado hacia la edición de un disco tan especial como este. Hablamos de la faceta del Ribeiro como frontman, de la cultura española y de… ¡Manowar!
Del disco 1755, hay hasta cuatro canciones, y la temática es precisamente sobre Lisboa y el terremoto devastador. Entiendo que fueron pues estas canciones las que os llevaron a pensar en expandir todo este disco con orquesta, porque entiendo que dentro del repertorio de Moonspell hay canciones que son más fáciles de orquestar que otras.
Sí, sin duda, todo fue también una negociación con el director y con la persona que hizo los arreglos sinfónicos, porque 1755 es un álbum que para nosotros es fundacional, es una especie de piedra sobre la cual se asienta nuestra voluntad de tocar y de subir al escenario con una orquesta. Es un álbum en sí mismo bastante orquestal, que cuenta la historia de una Lisboa destruida, de una Lisboa reconstruida, y también refleja todas las influencias que tuvo ese desastre natural en el siglo XVIII en toda Europa y en el mundo conocido.
Por eso, al ser en Lisboa, era un sueño antiguo de Moonspell interpretar, probablemente no todas las canciones del repertorio de Moonspell, pero sí muchas de las del álbum 1755. Por eso pensamos toda la puesta en escena y la narrativa del show en Lisboa a través de un álbum dedicado a un momento muy particular y trágico de Portugal y de Lisboa, y todo se fue construyendo a partir de esa base.
Elegir el repertorio fue otra historia complicada, también una negociación con el maestro, porque escuchamos mucha música de Moonspell que podría haber entrado en el setlist para estos conciertos, pero queríamos imprimir una dinámica que recorriera toda la carrera del grupo. Tocamos y adaptamos algunos clásicos como “Vampiria”, que quedó muy bien con la versión sinfónica, “Em Nome do Medo”, “Full Moon Madness”, pero también cosas como Extinct, Breathe (Until We Are No more), o temas de Antidote, como “Everything Invaded”. Había mucho para elegir, muchos caminos para recorrer con los arreglos sinfónicos y orquestales, pero también teníamos un objetivo, un límite: más o menos 100 minutos de música. Para un músico clásico, tocar música con arreglos tan complejos y densos no se puede mantener durante dos o tres horas; una hora o una hora y media era lo máximo que podíamos planear.
Y yo quedé muy, muy contento con la elección del repertorio porque es muy representativo de Moonspell. Claro que sí. Hubo canciones de Sin/Pecado, o canciones como “Opium”, que es una de las más conocidas de Moonspell, que quedaron fuera del repertorio, pero la integridad del show, la integridad del Opus Diabolicus, está muy bien unida y se combina perfectamente con las canciones que elegimos para el repertorio final de este disco, del directo y también de ese concierto.
Yo siempre veo que las bandas de heavy metal, con los años, acaban haciendo un disco orquestal, un disco unplugged y un disco de versiones de sus primeras influencias. Creo que os queda por hacer el unplugged y el de versiones. ¿Habéis pensado en ello?
Sí, hicimos desenchufados una gira aquí en Portugal y también tocamos en Wacken, que fue un acústico de Moonspell, que yo no diría unplugged como tal, pero sí más acústico, con versiones de canciones menos conocidas de Moonspell y con algunas versiones. La gira se llamaba Sombra. Agotamos muchos teatros aquí en Portugal y también grabamos con el mismo equipo. A lo mejor retomaremos esta onda acústica, que solo hicimos en teatros y eventos especiales como Wacken en 2012. Vamos a retomar esta faceta de Moonspell.
Hacer un disco de versiones va a ser un poco más complicado, pero sabes, la evolución de la industria de la música, y la evolución de las propias bandas, a veces nos lleva a territorios que son muy cliché, como el disco orquestal, el disco acústico o el disco de versiones. Pero el secreto no reside en lo que haces, sino en cómo lo haces. Y claro que Moonspell es una banda profesional y tenemos que pasar por todos estos pasos.
Un disco de versiones no sé si lo haremos, pero todo lo que hemos hecho desde 2021 ha sido un álbum de canciones originales, Hermitage. En 2026, cuando lanzaremos el nuevo disco de originales de Moonspell, fue también forma parte de un plan y de una estrategia para mantenernos inspirados para escribir nueva música.
Y el directo está muy bien logrado, las personas están reaccionando muy bien, las ventas son excelentes, agotamos la primera edición del DVD, lo cual es complicado hoy en día, porque la gente lo ve todo en YouTube o Netflix. Conseguimos agotar la primera edición de un producto físico de DVD, que es mucho. Los discos también han tenido muy buena salida. Y todo esto también nos permitió ganar un poco de tiempo, que es lo más preciado para nosotros, para poder parar un poco y escuchar lo que nos decía nuestra inspiración.
Claro que ahora tenemos Opus Diabolicum, pero en un año estaremos hablando del nuevo disco de Moonspell, que ese sí es el objetivo más noble, el objetivo más grande de la banda. Todo esto son, como dices, etapas, porque Moonspell es una banda con legado. Puedo decirlo: no somos Judas Priest, no somos Iron Maiden, no somos Metallica, no somos Slayer, pero tenemos nuestra pequeña historia del metal portugués inscrita en el gran libro del metal internacional.
Cuando Moonspell conmemoró 30 años, yo me conecté mucho con el pasado. Antes era más un tipo que miraba hacia el futuro, pero cuando celebramos los 30 años en Lisboa, Oporto y un poco por todo el mundo, incluyendo América Latina, me sentí más conectado con el legado. La primera pregunta que surge es un poco existencial: “¿habrá necesidad de más música nueva de Moonspell o nos vamos a convertir en una banda de legado, tocando los 30 años de Wolfheart, tocando con la orquesta, tocando los 30 años de Irreligious o Sin/Pecado?” La respuesta no es fácil; es una respuesta complicada, como una encrucijada, sabes… cuando se cruzan los caminos.
Pero también tuvimos la oportunidad y todos estos lanzamientos de toda la vida y la carretera que hacemos año tras año con Moonspell nos han permitido crear las condiciones para hacer un nuevo disco, que vamos a comenzar a grabar en dos semanas. Ahora sentimos que es tiempo de hacer directos, de disfrutar todas estas cosas bonitas y agradables, pero también es tiempo de ganar coraje, de respirar y de hacer un nuevo álbum que saldrá en el verano de 2026.
Me encanta el hecho de que seáis de Portugal. Y una de las cosas que más me gusta, y te lo digo sinceramente, como frontman, es que dices cosas que no se suelen decir en España. Por ejemplo, eso de que Finisterra, el fin del mundo, no está en España, y está en Portugal es una reivindicación. Te lo he oído decir también que, en la Península Ibérica, además del español, hay otros idiomas; son cosas que parece que nadie acostumbra a mencionar. Y es también una reivindicación de lo portugués, hecha desde el escenario y en festivales y ciudades españolas.
Sinceramente, te digo, que una de las cosas que más envidia me da es que Portugal tiene una banda como Moonspell, y nosotros en España no hemos tenido una banda como vosotros ni de una repercusión similar. Hay bandas históricas muy buenas como los Barón Rojo o Los Ángeles del infierno, pero no es lo mismo y no son de esta era.
Portugal y España somos vecinos, pero muchas veces nos pasa lo mismo que con Brasil. Que las cosas de Inglaterra, Alemania o Escandinavia nos llegan más fácilmente a España y Portugal que no lo que hace el vecino… Parece a veces que estemos de espaldas el uno con el otro. Por ejemplo, hace mucho tiempo desde el último concierto de Moonspell en un festival en España. Fue en Zamora, hace dos o tres años. También fuimos teloneros de Dark Tranquillity en Santander, Madrid y Barcelona, y pensé que en otra ciudad más, la reacción sería increíble también.
Mucha gente nos echaba de menos también, y aquí en Portugal tocar no es lo mismo que tocar más lejos, como en Francia, Alemania, el Este, Turquía, etc. Y eso me hace pensar que históricamente Portugal y España no son tan cercanos como deberían ser. A mí me encanta la cultura española, me encanta la Galicia de Finisterre, pero nosotros somos más occidentales, estamos un poco más hacia el oeste. No es una disputa histórica ni nada de eso. Eso sí, ambos países tuvimos problemas en el pasado…
Es muy lógico, desde el siglo XVII, que nos tuviéramos nuestras fronteras consolidadas también, pero anímicamente me encanta la cultura española. Me encanta el poeta que prefieras, un poeta original de las Canarias, Jorge Padrón, es el poeta que más me gusta de todos. También me gustó mucho Arturo López Reverte, toda la cultura española. Cuando estuve en Madrid, por ejemplo, fui al museo a ver una exposición de Goya. Hay mucha cultura, mucho por descubrir; la Península Ibérica no es solo ir a Benidorm o el Algarve. También hay mucha música y cultura para descubrir.
Pienso que nuestros líderes culturales, nuestros agentes y promotores, a veces no saben acercar a los vecinos. A veces me siento más lejos de España —todas las regiones: Galicia, Cataluña, País Vasco— de lo que me siento de regiones mucho más lejanas de Portugal, como por ejemplo América Latina, donde tenemos una legión de fans muy activa.
También concuerdo un poco contigo: ya va siendo tiempo de que haya más bandas con un perfil internacional fuerte que salgan en España. Moonspell ha hecho muchas cosas, pero todos seríamos mucho más fuertes si nos uniéramos y hubiera una escena, por así decir, ibérica, y no solo casos aislados. Y bueno… tenéis a Angelus Apatrida y a Crisix.
Este disco, Wolfheart, recuerdo cuando salió, y fue un “wow”, es otro nivel. Y son de Portugal. Tienen una banda que está al nivel de todas esas que salen por Europa… yo en esa época pensaba en Paradise Lost y os ponía casi al mismo nivel. Ese disco, para mí, ha envejecido muy bien, tiene muchos signos de grandeza, es una pasada.
Y ahora celebrando los 30 años. Una curiosidad: fue lanzado el April’s Fools (1 de abril de 1995), parecía una broma, parecía una mentira, el día de las mentiras, el día de las bromas. Nadie creía en este disco; la discográfica estaba un poco con miedo. Nosotros éramos muy, muy pequeños. Es que yo hace 30 años solo tenía 21 años. Pero el disco era tan emblemático, tan original, y con tanta autenticidad y tanta revolución…
Éramos de jóvenes en Portugal que buscaban su lugar en la escena, que parecía como ese caballo que corre fuera de la pista. Wolfheart, para mí, es un disco que sentía que no iba a resultar, que no iba a aportar nada al metal europeo, pero estaba felizmente equivocado. Hemos tocado un par de fechas celebrando los aniversarios de Wolfheart, y sigue siendo un disco con una magia muy especial. Es un disco que no es propiedad solo de Moonspell, es un disco de toda la gente.
¿Cuál fue la primera vez que lloraste en un concierto, si recuerdas el grupo o la banda?
No recuerdo haber llorado, pero sí haberme emocionado, y pienso que fue tal vez en un concierto de Manowar, la primera vez que los vi en Portugal. Hay mucha gente que no le gusta Manowar y que dice que son posers, pero para mí Manowar es una de las bandas más infravaloradas que hay.
Manowar es una de las bandas más geniales del metal. Hasta Orson Welles trabajó con Manowar; si es bueno para Orson Welles, es bueno para toda la gente. Yo siempre he querido hacer una versión medio metal gótica de “Blood of My Enemies”, de Hail to England, pero a nadie le gusta Manowar tanto como a mí en Moonspell. No quieren hacerla. Recuerdo el primer concierto del grupo en los años 90, cuando escuché “Heart of Steel”, fue un momento muy emocional para mí. Me encanta Manowar, y siempre que han tocado en Portugal, estuve entre el público.

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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