Derroche de energía de martes con Battle Beast, Dominum y Majestica.

Battle Beast + Dominum + Majestica

Sala La Riviera, Madrid

Sala Razzmatazz

28 de Octubre de 2025

Redacción y fotos: Javier Paredes

Organiza: Madness Live

El pasado martes 28 de Octubre nos acercamos a Madrid para disfrutar de buen heavy metal en directo, y así hacer la semana laboral más amena… o más agotadora, porque menudo derroche de energía para la tarde/noche de un martes. Los culpables fueron Battle Beast acompañados de Dominum y Majestica.

 

MAJESTICA

La noche arrancó en la sala La Riviera de la mano del Power Metal Melódico y Sinfónico de Majestica, con su versión más divertida y festiva. A pesar de contar con un tiempo limitado sobre el escenario (poco más de media hora) donde apenas pudieron tocar seis temas tras una intro instrumental. La banda sueca logró condensar en ese breve periodo de tiempo una avalancha de energía, virtuosismo y conexión con el público.

 


Desde el arranque con «Power Train», quedó claro que Majestica había venido a pasarlo bien junto a todos los presentes que se acercaron a la sala desde primera hora. Con un sonido potente, coros épicos y un ritmo imparable, la banda encendió la mecha de una noche que fue puro espectáculo. Los asistentes respondieron desde las primeras canciones con saltos, brazos en alto, coros multitudinarios y un ambiente festivo que no decayó ya en ninguno de los grupos de la noche.

 

 

Aunque cierto es que la visibilidad de las primeras filas no era del todo buena por la escenografía de Battle Beast que se encontraba allí tapada con lonas y que se encontraba incluso en el frontal del escenario ganando bastante altura, y que en su parte trasera dejaba el espacio para las bandas previas un tanto reducido.

 


El setlist continuó con «Night Call Girl» y «Rising Tide», donde el grupo combinó la teatralidad y el humor característicos de su propuesta con una ejecución técnica impecable. Los músicos no dejaron de interactuar entre sí y con el público, que acompañaba cada estribillo como si se tratara de un himno. En «No Pain, No Gain», desplegaron su faceta más clásica, recordando por momentos la herencia de bandas como Helloween o Stratovarius, pero siempre con ese toque ligero y alegre.

 


«Above the Sky» fue uno de los momentos más esperados, la sala se transformó en un coro unánime. La banda mostró su mejor versión, tanto musical como escénica, con un sonido brillante y un entusiasmo contagioso. Para cerrar la noche, «Metal United» sirvió como broche perfecto: un tema que encarna el espíritu de comunidad y hermandad del metal. Entre bailes, saltos y sonrisas, los miembros de Majestica se despidieron fundiéndose con el público mientras cantaban a dúo y celebraban una noche de heavy metal.

 


Breve, sí, pero intenso fue el arranque de esta noche de metal.

 


DOMINUM

De pronto la sala se convirtió en un cementerio en plena resurrección musical. Entre luces rojizas, humo denso y el inconfundible olor a metal recién levantado de la tumba, Dominum irrumpió en La Riviera como una horda de muertos vivientes dispuestos a morder el alma de cada espectador. Su estética macabra (más cercana a un desfile zombi de Halloween que a un concierto de power metal) envolvió al público desde el primer acorde de «Danger Danger».

 


El Dr. Dead (alias del Felix Heldt) lideraba la procesión con su voz teatral y diabólicamente carismática, mientras Tommy Kemp lanzaba riffs afilados como bisturís, Patient Zero mantenía el pulso con su bajo infectado y Victor Hiltop golpeaba la batería como si despertara a los difuntos del más allá. Con «Killed by Life», la temperatura subió un par de grados (o quizá fue el calor de los cuerpos aún vivos resistiéndose al contagio).

 


Pero el verdadero conjuro llegó con «The Dead Don’t Die». Su melodía, tan pegadiza como un hechizo de Pesadilla Antes de Navidad, hizo dudar si estábamos en un concierto o en una sala de cine de ultratumba. Le siguió «Frankenstein», con el Dr. Dead preguntando entre risas: “Do you like zombies?” ante una sala que rugía como si acabara de abrirse una cripta.

 


La fiesta se tornó aún más delirante con «Don’t Get Bitten», que desató vítores, coros y los inevitables “oe oe oe”. Hurricane trajo una tormenta de energía con gran parte de La Riviera cantando al unísono. Antes de que «We All Taste the Same» mostrara al cantante dirigiendo al público como si de una orquesta de cadáveres danzantes se tratase.

 


El clímax llegó con «Chosen One»: contraluces rojos y blancos, globos negros gigantes flotando sobre las cabezas de los asistentes y una masa humana saltando al ritmo de no-muertos muy-vivos. Y, cuando parecía que la marea de sangre y riffs se calmaba, el Dr. Dead gritó entre carcajadas: “One more, one more!”, enlazando directamente con «Immortalis Dominum», un cierre épico, teatral y apoteósicamente macabro.

 


Al despedirse, el líder agradeció a Madrid su entrega sin dejar de acordarse de los que fueron (Majestica) y los que vendrán (Battle Beast). Y así, entre aplausos y gritos de “¡Dominum! ¡Dominum!”, los muertos regresaron a sus tumbas uno a uno.

 


BATTLE BEAST

Bajo el cielo madrileño teñido de fuego ardiente, el rugir del forjado metal entre la multitud en La Riviera anunciaba que la batalla iba a comenzar. Era el turno de los guerreros del norte, los finlandeses Battle Beast, dispuestos a desatar una tormenta de acero y potentes melodías.

 


Desde el primer acorde de «Straight to the Heart», el público se vio arrastrado a un reino donde la épica y la energía reinaban por igual. «Master of Illusion» mantuvo el pulso elevado, con Noora Louhimo liderando la carga como una valquiria eléctrica y su voz atravesaba los muros como un trueno nórdico.

 


Con «Last Goodbye», el clamor del público se tornó en cánticos: “Battle Beast, Battle Beast…”, coreaban cientos de almas unidas bajo la misma bandera, la del metal. En «Here We Are» la banda mostró su lado más melódico, preparando el terreno para una de las piezas más teatrales de la noche: «No More Hollywood Endings». Con Noora, convertida en una auténtica diosa escénica, comenzó la canción desde el suelo para luego elevarse, y rotar gradualmente, entre luces gélidas y humo. Cada gesto, cada nota, era una declaración de amor al arte del espectáculo.

 


El huracán continuó con «Eye of the Storm» y «Blood of Heroes», dos himnos que mezclaron heroicidad y virtuosismo. Los juegos de luces alternaban entre sombras intensas y destellos blancos, como si el Valhalla mismo se reflejara sobre el escenario. Entre canción y canción, los músicos no olvidaron agradecer a sus compañeros de cruzada. Majestica, Dominum y al fiel ejército de fans que llenaban la sala.

 


Entonces llegó uno de los momentos más sorprendentes: «Can You Feel the Love Tonight». En una noche de acero y fuego, la balada de Elton John se convirtió en un instante mágico. Con linternas iluminando la sala como una enorme tormenta de auroras boreales. El bajista Eero Sipilä incluso se atrevió a cantar gran parte en español, papel en mano, ganándose una ovación atronadora.

 


La intensidad volvió con «Where Angels Fear to Fly», seguida de Twilight Cabaret, donde Noora deslumbró con bailes sensuales y movimientos tan elegantes como salvajes. «Bastard Son of Odin» hizo retumbar el suelo con su fuerza divina, desatando tímidos bailes y cuernos al aire. Tras «Angel of Midnight» y «Steelbound», el público ya era una masa incandescente que no cesaba de corear.

 


El tramo final fue pura gloria: Eden puso a prueba las gargantas del público. Tras un breve receso, la banda ofreció un respiro instrumental de guitarra y teclado. King for a Day llevó el éxtasis a su punto máximo. Finalmente, Wings of Light cerró el concierto como una ráfaga celestial, un último vuelo de fuego y libertad.

 


Las luces se apagaron, la lucha terminó, pero en ese preciso instante muchos desearon volver nuevamente al inicio de la batalla.

 

 


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