Baliza – Hasta que la calle nos separe

71/100

6 de febrero de 2025

Autoproducido

 

Entre el eco de Irlanda y el pulso de España

 

Hay discos que no se entienden sin mirar de dónde vienen sus autores. Y el caso de Baliza es uno de esos en los que la historia de la banda se entrelaza con la geografía, la nostalgia y el bar de la esquina. Su nuevo trabajo, “Hasta que la calle nos separe”, no es solo un disco: es una bitácora emocional escrita entre Irlanda y España, un puente sonoro entre dos vidas y una misma verdad —que la música, como la amistad, sobrevive a la distancia y al paso del tiempo.

 

De los pubs de Dublín a las barras españolas

 

Baliza nació entre pintas de Guinness y noches frías en Irlanda, cuando Gon Massey y Anxo Silveira, dos españoles, emigrados en busca de trabajo y futuro, empezaron a tocar versiones y temas propios en las calles de Irlanda y, más tarde, en pequeños locales de Dublín. Allí, entre el olor a cerveza y las guitarras acústicas desafinadas por la humedad, se fraguó un sonido que mezclaba rock urbano, folk celta y poesía de barrio.

 

Esa etapa marcó profundamente su identidad. “Hasta que la calle nos separe” recoge ese aprendizaje de cómo hacer que un corazón que grita por volver a casa pueda hacer latir a miles, con sinceridad y calor. 

 

“El irlandés”, uno de los cortes centrales del álbum, es una carta de amor a esa tierra adoptiva, a todas sus vivencias y a los amigos que forjaron allí. Hay gaitas sutiles, una base rítmica que evoca los pubs del Temple Bar y una letra que suena a despedida de un antiguo amor sin amargura. Un paso adelante. Es el tipo de canción que convierte la distancia en un lugar habitable.

 

 

La vida, la barra y el desencanto que une

 

El disco se abre con “Pasajero”, una declaración de intenciones: una vida en movimiento, a veces sin destino, pero con las manos firmes en el volante. De ahí en adelante, Baliza alterna melodías melancólicas y letras costumbristas, con ese toque de humor agrio que solo domina quien ha vivido más noches de barra que días de oficina.

 

Temas como “En la esquina de la barra” o “Te dije que no” evocan el espíritu del rock urbano español de los 90 —con ecos de Marea o Los Suaves—, pero con una sensibilidad contemporánea. En cambio, “Si no fuera por ti” y “No me da la gana” bajan las revoluciones y abren espacio a la introspección: amores rotos, amistades que duelen, promesas incumplidas. Una dedicatoria especial a todo lo vivido, a la gente y a todo eso que dejaron atrás, con «El irlandés»

 

La sorpresa llega con “Butaneros”, un guiño desenfadado a la vida cotidiana, al humor de barrio y al espíritu de resistencia que define al grupo. Uno de esos temas donde todo cabe y nada sobra.

 

 

Un regreso que huele a hogar

 

Pero si algo atraviesa este álbum es el deseo de volver. Tras años tocando fuera, Baliza ha decidido mirar a España con la misma ternura con la que antes miró a Irlanda. En cada verso hay una promesa implícita: volver a tocar en casa, reencontrarse con su público, reconectar con sus raíces.

 

“Hasta que la calle nos separe” suena a regreso, pero también a madurez. No hay pretensión ni artificio: solo canciones honestas, contadas desde la experiencia y la emoción. Es un disco que sabe a cerveza templada, a lluvia sobre adoquines y a guitarras que aún creen en la redención del rock.

 

Baliza no ha perdido la brújula. Simplemente ha aprendido que a veces hay que alejarse de casa para entender por qué siempre se quiere volver.

 

 


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