81/100
10 de octubre de 2025
El Dromedario Records
El gran Carlos Escobedo, líder de Sôber edita disco en solitario para dar rienda suelta a esas ideas que se salen un poco de los sonidos naturales de su banda madre y por el disfrute de poder adaptar versiones de sus héroes a su estilo. La obra lleva por nombre Solitud y es justo la sensación de bienestar de uno mismo en la sensación de soledad. Producido por Alberto Seara y el propio artista, destaca por muchos medios tiempos y baladas, unos grandes arreglos por parte de Javier Blanco y el violín y la viola de Charly López que contribuyen a esos acabados épicos y a darle mucha elegancia a un disco que engancha desde la primera escucha.
Ya desde la inicial “Sábanas vacías” ya notas que el disco es especial, que hay una voluntad de alejarse del camino previsible. La voz y las letras es lo que más brilla en un medio tiempo muy melódico y con un cuarteto de cuerda que arropa el estribillo. Destaca también el riff de guitarra en una de las canciones más guitarreras. Lleva el sello de Escobedo y es de las más cercanas a Sôber. Y tras ese inicio más guitarrero, nos enfrentamos a la bellísima “Inmerso”, con un videoclip precioso y una letra más preciosa todavía. Drama marinero con faros, brújulas y un verso y estribillo de los que enamoran desde la primera escucha. Preciosa…
“Thamar y Amnon” es más íntima. Con aires más oscuros y voces distorsionadas y un punto de escalas orientales. Hay las conexiones con Sôber e incluso con Alter Bridge dejando el protagonismo para voz y letras. Va acompañada por un videoclip realmente original. El baladón del disco es “Agua para tu sed” con ese gran dueto de Carlos con Ruth Lorenzo. Aquí las orquestaciones elevan la canción, hay una gran letra y me gustan especialmente los arreglos que visten la canción y los imaginativos ritmos de José Bruno a las baquetas, muy detallista, pero sin ser excesivo. Y sí… Ruth está estelar de principio a fin.
“Solitud” da título al disco y es un tema más rockero y próximo a lo que es su banda madre. Afinaciones graves, oscuridad y pátina negra en los versos con un estribillo repleto de fuerza y 100% Escobedo. Hay programación, y los violines quedan aparcados. El minimalismo toma “Apocado” en otra oscura balada, y la verdad es que Carlos se reivindica como el gran cantante que es. Arpegios y caricias entre tinieblas, con mucho sentimiento. Y “La luna me sabe a poco” es la versión de Marea, muy entonada y bonita, cargada con todo el peso orquestal y por un piano que conduce el tema.
“Aire, fuego, tierra y mar” es un alegato verde a favor del planeta y va cargado de todos los elementos que puedes esperar de Sôber. Carga de programación en un tema muy ampuloso y solemne que baja en los versos a piano y violín. Después pasamos a un baladón titulado “Lucha de gigantes”, con juegos de ecos y con el piano de Carlos Clerencia como pieza clave. Brevedad y pausa para ver que Escobedo es un cantante y compositor especial. “Insensible” queda en brazos de la experimentación con el presente bajo de Escobedo y mucha noche en la tonada.
La ENORME sorpresa, que me ha llegado al corazón, ha sido la adaptación a balada del “Dolores se llamaba Lola” de Los Suaves. Nunca la hubiera imaginado en clave baladesca y… tiene su punto. Siempre es buen momento para reivindicar a los de Ourense, así que es absolutamente disfrutable. Terminan con la extensa “Y sin embargo” del maestro Joaquín Sabina. Pedazo de letra que luce con la adaptación de un Escobedo que se nota que disfruta cantando canciones ajenas y de dotarlas de la solemnidad que da la cuerda frotada y el piano. De verdad es que las versiones están muy bien escogidas.
Carlos Escobedo firma su disco en solitario con el mismo mimo que haría con un disco de Sôber, y eso le aúpa a un nivel más que destacable. Hay composiciones que quedarían fuera de su banda madre, pero hay otras que podrían entrar sin problemas, pero la sensación general es la que tiene que tener un disco en solitario. Muchos medios, grandes canciones y singles espectaculares con videoclips que no reparan en gastos. Cuando en el mañana tengamos que referirnos a Escobedo, creo que deberemos pararnos en este disco, pues hay aquí canciones maravillosas.


Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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