Como ya habéis visto, en esta sección cabe todo. Bueno todo todo igual no, pero nos atrevemos con temáticas rockeras, thrillers, narrativa contemporánea e incluso con novela romántica. Y este es el caso de esta última, pero espera antes de irte y dejar de leerme, porque esta «serie» que vengo a presentarte hoy no es una novela romántica al uso, tiene muchas cosas que la hace especial.
Entre cámaras y emociones: la serie Reality de Myriam M. Lejardi
En los últimos años, Myriam M. Lejardi se ha consolidado como una de las voces más frescas y valientes de la literatura juvenil en español. Con su serie Reality, la autora madrileña se adentra en el mundo de los programas televisivos más extremos para mostrar lo que hay detrás de las luces: la necesidad de reconocimiento, las heridas emocionales y las contradicciones de una sociedad que convierte la intimidad en espectáculo. No confíes en Asher Hall y Misha Zhukov debe morir no son solo novelas ambientadas en realities; son espejos de nuestro tiempo, cargados de emoción y crítica.
No confíes en Asher Hall: el brillo y la condena de la fama
En No confíes en Asher Hall (2024), Myriam M. Lejardi construye una trama que, bajo la apariencia de un simple reality televisivo, se convierte en una radiografía de nuestra necesidad contemporánea de ser vistos. El programa ficticio Trickster (inspirado en el conocido Gran Hermano) se convierte en un microcosmos de la sociedad actual: un espacio donde cada gesto se mide en función de su repercusión, donde las alianzas se negocian con la misma frialdad que en un plató y donde, sobre todo, los sentimientos se exponen al escrutinio público como mercancía.
La relación entre Remi Evans y Asher Hall late como el verdadero corazón del relato, pero lo que emociona de fondo es la tensión entre autenticidad y espectáculo. ¿Hasta qué punto son sinceros los gestos de cariño en un entorno donde todo está grabado? ¿Qué sucede cuando la intimidad se convierte en contenido? Lejardi no ofrece respuestas cerradas, pero sí una invitación a reflexionar: en un mundo obsesionado con la validación externa, la fama puede ser tanto un espejo deformante como una condena.
La novela acierta en mostrar cómo esa exposición constante alimenta la necesidad humana de reconocimiento. El público vota, comenta, juzga. Los concursantes saben que, más allá del premio económico, lo que está en juego es su permanencia en la memoria colectiva, en esa fama fugaz que puede elevarlos o hundirlos. El resultado es un relato de ritmo ágil, pero también un espejo inquietante: ¿hasta dónde llegaríamos nosotros mismos por ser recordados?
Misha Zhukov debe morir: supervivencia frente a las sombras
Un año después, Lejardi regresa con Misha Zhukov debe morir (2025), y lo hace desde un registro más oscuro, casi desgarrador. Aquí el reality cambia de escenario: la isla desierta sustituye la casa enclaustrada, y el reto físico se suma al emocional. Ocho celebridades luchan por dos millones de dólares, pero lo que de verdad está en juego es la resistencia frente a uno mismo. Esta vez Miriam se inspira en un Supervivientes llevado al extremo.
El personaje de Misha emerge como símbolo de un dolor silencioso: la depresión. Su evolución es la de alguien que carga con un peso invisible mientras el mundo espera de él espectáculo, rendimiento, espectáculo otra vez. Y es ahí donde la novela golpea más fuerte: porque, bajo la máscara del show televisivo, coloca en primer plano una de las heridas más invisibles de nuestra sociedad.
El contraste es brutal. Mientras el público ficticio opina, etiqueta y reduce a los concursantes a personajes, el lector presencia desde dentro los mecanismos de la tristeza, el desgaste de alguien que sonríe hacia afuera mientras se rompe por dentro. Lejardi no dulcifica la depresión ni la utiliza como simple recurso narrativo: la convierte en el eje para hablar de vulnerabilidad, de empatía y de la crueldad de un sistema que convierte la fragilidad humana en espectáculo.
Misha Zhukov debe morir es, por tanto, más que una historia de supervivencia. Es un alegato sobre la necesidad de escuchar, de mirar más allá de lo que las cámaras muestran. Porque si Asher Hall nos hablaba del deseo de ser vistos, Misha nos recuerda que muchas veces lo que no se ve es lo que más importa.
Dos miradas sobre el mismo fenómeno
Leídas en conjunto, ambas novelas componen un díptico fascinante sobre los reality shows y, en general, sobre el modo en que la sociedad contemporánea consume vidas ajenas. No confíes en Asher Hall es la versión luminosa, casi adictiva: romance, intriga y fama como promesa de eternidad. Misha Zhukov debe morir es la cara oscura, la que revela las grietas que deja la exposición continua y la presión del espectáculo.<
Lejardi demuestra que los realities no son solo entretenimiento: son metáforas de un presente donde todo parece grabarse, evaluarse y compartirse. Nos obliga a preguntarnos qué buscamos cuando miramos la vida de otros: ¿complicidad? ¿morbo? ¿o simplemente la certeza de que no estamos solos en nuestras contradicciones?
Si buscas literatura que no se limite a entretener, sino que también invite a pensar y a sentir, la serie Reality es una apuesta segura. No confíes en Asher Hall es ideal para quienes disfrutan del romance con tensión y de las tramas que cuestionan el precio de la fama. Misha Zhukov debe morir, en cambio, exige un lector dispuesto a mirar de frente la vulnerabilidad, la depresión y la crudeza del espectáculo.
Juntas, estas novelas nos recuerdan que los focos de la fama iluminan tanto como queman, y que a veces, detrás de la sonrisa en pantalla, se esconde un grito que merece ser escuchado.

Mi nombre es Irene, y todo el mundo me conoce por mi apellido Kilmister adquirido por el que ha sido y será mi mayor ídolo en esta vida. Lo cierto es que yo empecé en esto de la fotografía sin pensarlo mucho. Era la típica amiga de la cámara, pero de que me quise dar cuenta me propusieron entrar a colaborar en un medio profesional en 2017 y desde ahí he pasado de ser esa amiga de la cámara a evolucionar y coinvertirme en lo que conocéis ahora.
Apasionada de la música en todos sus géneros y amante de la lectura y los conciertos, aunque mi verdadera profesión no tenga nada que ver con todo esto.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.