Bueno, siempre compré mis discos con mi propio dinero… No era dinero que yo hubiera ganado trabajando, era dinero que me daban, como de mi abuela o algo así. Lo primero que compré ni siquiera era música. Antes de descubrir a Elvis, la música no me importaba mucho. Eran discos de cuentos de hadas… Había uno alemán llamado «Das kleine Gespenst», que iba de un fantasma. Un fantasma muy amigable, que vivía en un castillo. Era como un payaso, siempre hacía tonterías… Era muy tierno…
¡Ya eras espiritual desde entonces!
(Ríe) Tal vez… Pero eso era lo que me gustaba. Compraba esos discos. Y luego, cuando conocí a Elvis, ahí sí me entusiasmé. Mi primer disco lo conseguí de mi hermana. Ella tenía uno titulado Elvis Forever, un doble LP con una recopilación de canciones. Y yo siempre lo robaba de su habitación para escucharlo. Así que me lo dio. Ese fue mi primer disco de música. Pero el primero que compré yo mismo…creo que fue… No sé cómo se llama en inglés… Era la banda sonora de una película western italiana de los 70. Algo como La muerte tenía un precio o algo así… Con esa música tan característica, de armónica… Creo que ese fue el primer disco que compré. Me encantaba esa canción.

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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