La primera vez que lloré en un concierto… eso es difícil, tengo que profundizar mucho en mis recuerdos, pero creo que debió ser, tal vez, en algún show de los años 80, porque esa es mi década favorita de todos los tiempos. Creo que cuando los vi por primera vez Saint Vitus en vivo y tocaron tal vez “Mystic Lady” o algunas de las canciones más doom, podría ser que se me escapara alguna lágrima. Pero generalmente no lloro cuando escucho metal, porque simplemente lo disfruto.
Por ejemplo, cuando estuve en un concierto de la banda Warning, una banda británica, no sé si la conoces, pero sacaron un disco llamado Watching from a Distance, y en Alemania fue un gran éxito. Es música muy depresiva, muy lenta, muy emocional, pero cuando escuché ese concierto, estaba en medio de la multitud, y todos alrededor de mí estaban llorando porque la música era tan oscura e intensa, mientras que yo me reía porque me encantaba. Un amigo vino a mí y me dijo: «¿Qué te pasa? Eres el único que no está llorando«. Y le dije: «Sí, pero es que la música triste me hace feliz. No puedo cambiarlo«.

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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